Tuesday, December 31, 2013


MATEO 7:7-11

"PEDID, Y SE OS DARÁ"


Uno de los versículos más citados en la Biblia es Mateo 7:7. Muy a menudo aquel que lo cita se siente algo avergonzado dentro de si mismo, porque se da cuenta que no está viviendo este texto.

¿Estás pidiendo cosas a Dios? ¿Estás buscando? ¿Estás llamando con toda insistencia?
Y, por otro lado, cuando pides a Dios,  ¿recibes algo? ¿Estás hallando lo que buscas? ¿Las puertas te están abriendo? Si este texto es para todo cristiano, ¿¡no describe una aventura tremenda!?
¡Y es para todo cristiano!  La vida cristiana, tal como Dios lo propone, ¡es la cosa más emocionante que hay! Pues, ¿Qué es el significado de este pasaje?, y  ¿cómo lo puedes aprovechar?
Este texto implica primeramente un verdadero sentido de necesidad.  Luego, una búsqueda en el buen lugar,  y finalmente una respuesta estupen­da.  Lo que Jesús está planteando es la pregunta:

                                                            ¿Es Dios tu Padre, o no?

 Si Dios es tu Padre, ¿por qué no sacar provecho de esto?

I.       UN SENTIDO DE NECESIDAD
1.      "Pedid... buscad... llamad"
2.      Sentido continuo del verbo: "Estad pidiendo, buscando, llamando" o "Seguid pidiendo, bus­cando, llamando."
3.      El tiempo de los verbos implica cierta insisten­cia. No es "Pe­did... ¡y ya está!"
4.      Si mi hijo pide un microscopio para Navidad, no es el mismo como si me pide un trozo de pan hoy.  El uno es un deseo que puedo dar o no dar.  El se­gundo es una necesidad que proviene de su ham­bre, de su sentido de necesidad.  NO LO PUEDO PASAR POR ALTO.
5.      ¿Cómo nos acercamos a Dios?
a.       “Señor, salva estas almas; dame la victoria sobre este pecado;” etc.  sin estar demasiado preocupado por el resultado.
b.      Quizá tendríamos que pedir a Dios que nos dé un verda­dero sentido de nuestra necesidad.  Creo que es en este aspecto que se aplican los ayunos y las veladas en oración.
6.      En cap. 6, v.33, vemos lo que debe ser el objeto de nuestro afán.  Deberías preocuparte, estar sediento, por tu condición espiri­tual, tu proximidad a Dios, tu relación con El. "Bienaventurados los pobres (necesita­dos) en Espíritu."  Mt. 5:3  Un sentido de necesidad.
a.       "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia."  Una dirección a la necesidad.
b.      Aquellos, sí que siguen pidiendo, buscando, y llamando, y no descansan hasta que se les da, hasta que hallan, hasta que se les abre.
7.      Así, el primer paso para obtener algo de Dios es humi­llarte delante de Él, y reconocer tu inmensa necesidad.  Especialmente tu necesidad de Él.  Tu necesidad espiri­tual, por ejemplo, de quitar la viga (v.3,5) de tu ojo.

II.    UNA BÚSQUEDA EN EL BUEN LUGAR
1.      Pidiendo, buscando, llamando, implica que has aprendido dónde buscar.
2.      Naamán, el general Sirio leproso, no pudo conse­guir  nada del rey, ni que el profeta saliera a su encuentro, pero por fin reconoció que Dios mismo le había sanado en las aguas sucias del Jordán. (2 Reyes 5)
3.      Si buscas fuerzas contra la tentación en ti mismo no las hallas, pero si buscas en CRISTO QUE ESTA EN TI encuentras poder incom­parable. Ef.3:20
4.      Pablo dirige nuestros ojos arriba, mientras el "yo"  los dirige hacia abajo. Colosenses 3:1-4
5.   ¿Dónde estás buscando las soluciones? ¿Dentro de ti mismo? ¿En algún otro creyente? ¿en el mundo?¿ en tus esfuerzos?  ¡TODO ES INÚTIL!
6.      SÓLO EN CRISTO PUEDAS ENCONTRAR LA RESPUESTA.

III. UNA BÚSQUEDA CON FE
1.      "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibi­réis." Mt. 21:22
2.      Fe en el Padre (v.9-11)  ¿Es Dios tu Padre?
3.      El te contesta como un Padre.  (Yo no daría hojas de afeitar a un niño pequeño aunque me lo pidiera, pero trataría de escucharle y satisfacer el deseo fundamen­tal que está detrás de su petición.)
4.      Nuestro Padre se alegra cuando sentimos profundamente nuestra necesidad espiritual, y que buscamos la res­puesta en Él.
5.      La gran condición de LA FE.  He. 11:6
6.      Una vez en mi lectura Bíblica personal,   había llegado a Mateo 21, y sentí, a la lectura del v. 22, que Dios quería hablarme sobre aquello. Dije: "Pero,  ¿qué tengo que pedir?" y la voz en mi   corazón me decía: " ¿qué es lo que quieres?"  y dije: "ALMAS!"   "Pues, ¡pídelo!"  Y esta vez, decidí pedir con FE que Dios salvara un alma nueva aquel domingo en el culto de evangeli­zación.  Aquel domingo una joven puso su fe en el Señor.


Dios está llamando a personas que pidan, que llamen,  y que busquen,  con FE.  ¿No quieres ser uno de aquellos?  ¿Por qué no apuntarte ahora en el ejército de pedidores, de llamadores, de buscadores: buscadores de Dios?

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