Tuesday, December 24, 2013

Les deseo una feliz Navidad. Si necesitan un sermón para Navidad, puede encontrarlo en esta serie, en Mateo 1 y Mateo 2

MATEO 6:1-21

DOS CLASES DE VIDA CRISTIANA


¿Has tenido la experiencia alguna vez de conocer a una persona que parecía tener una vida cristiana casi perfecta? Una persona generosa, que nunca faltaba a los cultos, que oraba mucho, que ayunaba, y que hacía toda clase de buenas cosas para la iglesia?  ¿Y has conocido a alguna persona así, y sentido que algo no funcionaba bien?  Quiero decir ¿que te hacía sentir muy incómodo?  Ahora, cuidado, la razón puede ser que tú eres tan ajeno a todo lo que se pueda llamar justicia, que una vida así te resulte insopor­table.  Pero puede también haber otra razón.  Puede ser que aquella persona, o tú mismo, esté viviendo una justicia, o una vida cristiana, muy superficial, sin vida adentro.  Aunque sea bonito, pudre.  Jesús habla de esto en su Sermón en el Monte.  No lo vamos a examinar para ver si la justicia de otras personas sea superficial, sino que tú y yo exa­minaremos nuestros motivos.

I.       HAY DOS CLASES DE GENEROSIDAD
1.      Una Generosidad Auténtica
a.       La generosidad de quien quiere ayudar.
b.      Una generosidad que no quiere ser vista, por dos razones:
i.        Considera que su generosidad es normal y no quiere ser pintado mejor que es en realidad
ii.      No quiere que el beneficiario se sienta aver­gonzado.
c.       Una generosidad que quiere dar, y no recibir.  No quiere intentar conse­guir algún re­compensa en forma de aplauso.
2.      Una Generosidad Falsa
a.       (La generosidad de quien quiere ayudarse!
b.      Una generosidad que sólo vale la pena si alguien la ve.
i.        Considera que su generosidad es tan excepcio­nal: debería recibir el beneficio de la buena opinión de la gente.
ii.      Quiere que el recipiente de su ge­nerosidad se acuerda siem­pre de él, y que se sienta en deuda perpetua.
iii.    Piensa quizá que la publicidad dará ¡"un buen ejemplo"!
c.       Una generosidad que es más centrado en lo que se piensa de sí, o en la gratitud de las personas que en la necesidad que debería haber incitado la misma generosidad.
3.      ¿Cómo es tu generosidad?
a.       Acuérdate que los dos tipos de generosidad al menos dan algo.  Quizá no tengas el problema, porque nunca ayudas a nadie.
b.      Pero si haces algún acto generoso para otro, con­sidera tus motivos:  Lo estás haciendo para el otro, para el Señor, o para ti mismo?  Tu sinceri­dad, o falta de sinceridad, en eso no debería impedir tu acto de generosi­dad, sólo corregir el motivo.

II.    HAY DOS CLASES DE ORACIÓN
1.      La Oración Para El Auditorio
a.       En la calle para ser visto
b.      En el lugar de culto, pero muy largo para ser oído y admi­rado  (véase también Mateo 23:14)
i.        Es interesante que al menos dos veces Jesús critica las oraciones largas.
ii.      Nunca en la Biblia encontramos una oración que dura más de uno o dos minutos.  En nues­tros cultos de oración hay dema­siadas ora­ciones que duran más de cinco, o hasta diez minu­tos, y los pobres que dicen "Amén" al final se sienten hipócritas porque no lo escu­charon muy bien.
iii.    Generalmente alguien que hace largas ora­ciones solo en casa consigue hacerlos muy breve en la reunión de oración, y alguien que casi no ora a solas  hace las más largas ora­ciones en la iglesia.
iv.    La oración no es una manera de enseñar a los demás; tampoco es una forma de evangeliza­ción; tampoco es una manera de tener la úl­tima palabra en una dis­cusión; es hablar con Dios.  Y si se hace en público, es para re­presentar al pueblo, y no para representarte a ti mismo.  Así, (ora con cuidado!
2.      La Oración Para Dios
a.       Sólo en tu habitación.
b.      Es una parte de tu vida íntima.
c.       No irás hablando a las personas sobre tus ora­ciones, y las horas (si es el caso) que pasas orando.
d.      Necesitas este tiempo con el Señor, pero necesitas que sea con el Señor.
e.       Si verdaderamente tienes una vida rica en oración, no que­rrás ir hablando de aquello, no más que una pareja irá publicando detalles de su vida íntima.

III. HAY DOS CLASES DE ABNEGACIÓN
1.      El ejemplo del ayuno.
a.       Es una forma de abnegación.
b.      Puede ser una buena manera de ayudarte a poner tus priori­dades espiritua­les en orden.
c.       (No debe ser una huelga de hambre para obligar a Dios a hacer lo que quieras!
2.      El Ayuno Falso
a.       (Quieres que todos sepan cuanto de cuesta!
b.      Quieres la simpatía de la gente.
c.       Quieres que la gente te crea mejor cristiano por aquello.
d.      Quieres una recompensa terrenal.
e.       Tus ojos no están puestos en cosas celes­tiales, en el reino de los cielos.
3.      El Ayuno Sencillo
a.       Esto, o cualquier otra forma de abnegación, se hace en secreto.
b.      Jesús da cosas prácticas para ayudar a hacerlo en secreto.  (¡No podrás decir: "No pude impedir que se den cuenta"!)
c.       Por esto es difícil dar mucha enseñanza sobre el ayuno. Es algo que no se habla, se hace.

La vida cristiana que tú practicas tiene que ser una vida secreta.  Esta clase de vida cristiana, paradó­jicamente, brillará en el mundo y atraerá a personas al Señor, mientras una vida cristiana que es ostentosa hará que la gente se aleje de ti y del cristianismo que pretendes practi­car.  Examine no sólo tus móviles, porque aquello puede ser difícil, pero al menos lo que estás consiguiendo con tu vida cristiana.  Lo haces con el propósito de glo­rificar a Dios, con un tesoro celestial en la mente, o lo haces para un tesoro de gloria o crédito terrenal?

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