Monday, June 30, 2014

¿CUÁLES SON TUS VALORES? 1 Corintios 4:8-21







¿CUÁLES SON TUS VALORES?    

1 Corintios 4:8-21

¿Cómo es tu sistema de valores? ¿Qué es importante, verdaderamente importante, para ti? Podemos tener las ideas correctas en cuanto a lo que es verdaderamente importante, pero eso no significa necesariamente que sean nuestra verdadera manera de pensar.  La manera en que pensamos en verdad parecerá en la manera en que actuamos y hablamos.  Nuestros deseos interiores parecen en lo que intentamos conseguir cuando tenemos la oportunidad de conseguir lo que queremos.  Cada cristiano debería entender cuál es su sistema de valores en comparación al sistema de valores del mundo, notando las diferencias que Pablo hace destacar en 1 Corintios 4:8-21

I.              El sistema de valores del cristiano requiere la humildad en vez del éxito y la riqueza (v.8,11)
1.   Los creyentes de Corinto, o al menos aquellos a quienes Pablo se dirige, estaban económicamente bastante cómodos.  Tenían sus grandes casas, y al menos una de esas casas servía seguramente como lugar de reuniones para los cristianos.
2.          Miraban a Pablo y a algunos de los demás apóstoles con cierto sentido de superioridad.  Estaban orgullosos de su riqueza.
3.          Hoy en día, muchos piensan en el valor de una persona conforma a lo que “vale” económicamente; conforme a las comodidades que disfruta.
4.          Aun como cristianos podemos caer en la trampa de pensar que nos hemos perdido algo importante porque nos faltan posesiones materiales que otros disfrutan.
5.          Hasta existe una mentalidad que se llama “el evangelio de la prosperidad”, que pretende que si estás fiel a Dios, él te hará prosperar económicamente y con buena salud. Pero esa enseñanza no está en la Biblia.  Los apóstoles no prosperaban económicamente.  Jesús no tenía ni par a poner la cabeza.
6.          Es que hemos adoptado el sistema de valores del mundo

II.           El sistema de valores del cristiano requiere la aflicción en lugar de la comodidad (v.9,11)
1.          ¿Te gusta estar cómodo?  ¿Está mal estar cómodo?  Si tienes un dolor de cabeza, ¿está mal tomar una aspirina?  O, ¿sería mejor afligirnos a nosotros mismos con latigazos, de vez en cuando, simplemente para poder padecer? ¡Claro que no!
2.          El problema está en nuestras prioridades:  A veces pensamos que la cosa más importante es evitar de sufrir o de estar incómodo.  Eso viene primero en nuestra lista de prioridades
3.          Todos queremos evitar la aflicción.  Mientras no deberíamos querer padecer sin causa, ¿estamos dispuestos a aceptar la aflicción?  ¿Deberíamos dejar que sólo ciertas personas padezcan?
4.          Muchos cristianos padecen aflicción hoy en día  a manos de sus gobiernos o de sus vecinos y familias simplemente por ser cristianos.
5.          Tú y yo debemos estar dispuestos, conscientemente, a aceptar cualquier aflicción que resulta de vivir la vida cristiana y de ser un buen testigo de Cristo.

III.        El sistema de valores del cristiano lo conduce a servir en vez de ser servido; a trabajar en vez de dirigir. (v.12)
1.          El ejemplo de Jesús en Juan 13;
2.          La enseñanza de Jesús en Marcos 10:42-45
3.          En el sistema de valores del mundo, eres más una persona si los demás te sirven, que si tú sirves a los demás.
4.          La manera en que el mundo ve la diferencia entre “clase media” y “clase baja”.
5.          Pero en el sistema de valores del Señor, más sirves a otros, más valor demuestras como persona.


IV.         El sistema de valores del cristiano le conduce a aceptar ser calumniado en vez de buscar una buena reputación (vv. 9, 10, 13)
1.          El valor y la importancia de una buena reputación
2.          Queremos tener una buena reputación para la gloria de Cristo.  Por esta razón las apariencias a veces son muy importantes.
3.          ¿Cuál es el precio de nuestra buena reputación?  No podemos ser personas que agraden a los hombres (Gá. 1:10).
4.          A veces, si eres fiel al Señor serás malentendido, y menospreciado.
5.          Como cristianos, debemos estar dispuestos a ofrecer nuestras reputaciones al Señor, para que él pueda hacer lo que quiere con ellas.  Eso también afectará nuestro testimonio, ¡si no nos estemos preocupando siempre de “lo que pensará la gente"!


Como creyente en Cristo, pues, necesitas tomar una decisión muy seria en lo que concierne tu sistema de valores. ¿Aceptarás el sistema de valores del mundo? En la realidad no tienes que aceptarlo, porque ya has crecido con ello, y lo aceptaste ya inconscientemente.  ¿Pero seguirás aceptando el sistema de valores del mundo? ¿O afirmarás más bien tu nuevo sistema de valores, el que recibiste de Jesucristo cuando lo recibiste a él como tu Señor y Salvador?  Te costará, pero sólo costará lo que ya has decidido que no vale la pena.  Es como cuando alguien me ofrece un coche que funciona en cambio pro uno que tiene un motor muerto.  Cuesta, pero ya que no pongo ningún valor en el coche que no funciona, y estoy contento de deshacerme de ello, entonces puedo considerar que ¡el nuevo coche no me cuesta nada!  En la misma manera, pues, el vivir conforme al sistema de valores de Cristo, te costará, pero en la realidad no te costará nada.  Sólo que tienes que acordarte de mirar a las cosas tales como son en realidad.






Saturday, June 28, 2014


EL JUICIO CRISTIANO

1 Corintios 4:1-7


¿Quién es tu predicador preferido?  ¿Qué opinas sobre tal pastor?  ¿Cuál de los que trabajan en la iglesia te parece ser el mejor cristiano  ¿Cuáles creyentes en la iglesia son los más sinceros?  ¿A cuáles quieres seguir?  Eso era la clase de pregunta que habrías podido oír en Corinto.  Cada cual analizaba a los varios obreros cristianos, y hasta los varios cristianos, según unas normas que ni siquiera eran bíblicas.  Nosotros también a veces podemos permitirnos el lujo de comparar a las personas los unos con los otros.  Podemos llegar a ser atletas de butaca que miran al partido de fútbol a la tele, y analizan lo que cada jugador ha hecho mal.  ¿Has hecho eso alguna vez?  A menudo los creyentes que menos hacen por el Señor son los que más tienen la tentación de caer en la trampa de juzgar a los demás.  Y hay algunos que desarrollan toda una habilidad en eso.  Al menos parece haber sido el caso en Corinto.

I.       SON LOS SERVIDORES DE DIOS Y NO LOS NUESTROS. v.1,3,4
1.      Pablo y sus compañeros preferían ser evaluados por Dios mismo.
2.      Cuando juzgamos a otros, recordemos que no son nuestros para juzgar, pertenecen a Dios. Puede ser que lleguemos a ser como pequeños niños que son "chivatos".
3.      En Romanos 14:4 Pablo pregunta, "¿Tú, quién eres, que juzgas al criado ajeno?” Aquí, sin embargo, habla del hecho de juzgar las elecciones que otros hacen en cuanto a cuestiones secundarias, que ni siquiera se mencionan en la Biblia.
4.      Por otro lado no hemos de pensar así cuando nos juzgamos a nosotros mismos: No es nuestra propia evaluación de nosotros mismos que cuenta; es la evaluación que hace Dios que cuenta.  Somos mayordomos suyos.

II.    LAS NORMAS DE DIOS PARA EL SERVICIO SON MUY CLARAS v.2    
1.      Lo que Dios exige es la fidelidad.
2.      Eso es lo que hace útil a cualquier persona o cosa: poder contar con ello.  Un coche es útil si puedes contar con ello.  Si no puedes contar con ello, no lo quieres.  Estás dispuesto a tomar a un trabajador porque es alguien con quien puedes contar.  Eso será tu prioridad.
3.      Lo que Dios quiere más que todo es poder contar contigo.  Te juzgará, y te está juzgando, conforme a eso: ni por tus talentos, ni por tu apariencia, ni tampoco por tus oportunidades.
4.      ¿Puede él contar contigo por ser un testimonio cristiano consistente ¿Puede contar contigo para servirle constantemente, o sólo cuando te va bien?
5.      Si quieres un trabajo en la iglesia, tienes que haber demostrado que siempre se puede contar contigo.  Si no, serás peor que inútil: llenarás un lugar que alguien más fiel podría hacer.  ¿Queréis tener ancianos que nunca sabréis si vendrán sin haber preparado sus sermones o estudios cuando les toca?  ¿Queréis a un maestro de escuela dominical que nunca sabéis si llegará a la iglesia el domingo por la mañana para enseñar su clase? ¿Quisierais un tesorero de la iglesia que nunca sabrías si podía pasar el año entero sin ocuparse de los libros de contabilidad de la iglesia? (No quisierais tenerme a mí como tesorero). ¿Queréis a alguien para presidir los cultos que a lo mejor esté allí, pero posiblemente no esté al culto?

III. HAY MUCHAS COSAS QUE NO PODEMOS JUZGAR PORQUE NO TENEMOS TODA LA INFORMACIÓN v.5
1.      Pensamos que sabemos tanto sobre las personas, pero podemos equivocarnos
2.      Alguna información desconocida podría condenar a personas a quienes admiras; otras informaciones exculparía a quienes quieres condenar No tenemos necesariamente toda la información necesaria para saber juzgar.
3.      No podemos juzgar basado en lo que hemos oído decir
4.      No podemos juzgar basado en nuestras propias observaciones.
5.      Por otro lado, tenemos que basar nuestras acciones en ciertos juicios que hacemos.  Pero nuestros juicios tienen que ser tentativos, sabiendo que será Dios quien juzga por último.


IV.  ESOS JUICIOS IMPLICAN EL ORGULLO  v.6
1.      Tenemos la tendencia a compararnos a nosotros mismos con las personas a quienes juzgamos
2.      Nos podemos por encima de la persona En realidad, eso es lo que más divierte en rebajar a los demás: ¡hace que parezcamos mejores a nuestros propios ojos!
3.      el orgullo de pensar que sabemos lo suficiente para juzgar y comparar
4.      El orgullo de comparar a las personas con nosotros (como si pudiéramos ser nosotros la norma)
5.      Aun cuando comparemos a las personas unos con otros demostramos orgullo.  Estamos orgullosos de las personas. Fue lo que preocupaba a Pablo en el hecho que comparaban a Pablo con Apolo, con Pedro…. Ponían a las personas en un pedestal

V.     LO QUE TENEMOS VIENE DE DIOS Y NO DE NOSOTROS MISMOS v.7
1.      Eso debería impedirnos de estar demasiado satisfechos de nosotros mismos
2.      Ni nuestra salvación ni nada más ha sido un logro nuestro
3.      Por esa razón a Pablo no le importaba que la gente le criticara a él
4.      Por esa razón no deberíamos hincharnos a nosotros mismos ni estar demasiados prontos para meternos por encima de otros en nuestra propia estimación.

Así, debemos tener cuidado y dejar los juicios para Dios.  Como dijo Jesús, "No juzguéis, para que no seáis juzgados".  Juzgar el comportamiento, sí.  Juzgar la diferencia entre la verdad y el error, sí.   Juzgar los motivos, o el valor de las personas, no.  Lo que Pablo quería de los cristianos en Corinto era que dejaran su manera de seguir a un predicador u otro en clanes.  Era una iglesia dividida en clanes por culpa de los juicios de la gente. Hemos de recordar de tener los ojos fijos sólo en el Señor Jesucristo. Si hacemos eso, seremos unos en él.

Friday, June 27, 2014


LA IGLESIA DE DIOS: LA OBRA DE DIOS
1 Corintios 3:4-17

  
Alguien se construía una casa, con mucho esfuerzo, mucho cuidado, mucha creatividad.  Desde años, desde casi toda su vida, se había imaginado cómo quisiera tener su casa, y ahora la estaba construyendo conforme a su sueño.  Tenía los compartimentos divididos conforme a su propio plan, las paredes se harían de cierta manera, tendría los trasteros en cierto lugar, armarios empotrados arreglados de cierta manera, y la cocina sería ideal por sus deseos.  Claro, no lo hacía solo.  Tenía ayudantes, pero ellos tuvieron que trabajar exactamente conforme a sus prescripciones.  Él había hecho los planes; él dirigía toda la obra, en todos sus detalles.  Pero una mañana llegó al lugar de las obras y vio que sus ayudantes habían estado trabajando sin él.  Algunos habían decidido cambiar la ubicación de una pared.  Otro había eliminado un armario empotrado en la habitación de matrimonios, para hacer más espacio para otra cosa.  Otro había hecho cambios en la manera que la cocina se haría.  Habían desecho una parte del trabajo, para cambiarlo, y habían empezado a construir a su manera.  El hombre estaba bastante irritado, como lo podéis creer.  Estaban cambiando la manera en que se construiría su casa, cuando él había hecho sus planes según sus deseos.  El día siguiente, vino a la casa y vio cómo algunos vecinos habían derrumbado una parte de las obras, empezando a destruir la casa que estaba casi construido.  Esta vez estaba furioso.  Y supongo que lo podéis entender, ¿no?   Me imagino que el hombre tenía ganas de matar a alguien.  ¡Y todo por una casa!  ¡Por un poco de madera y hormigón y ladrillos!  Pero estoy seguro que tú habrías tenido el mismo sentimiento.

Un granjero había preparado un campo, con mucho cuidado.  Lo hizo sembrar, y vigiló su campo. Algunos niños tontos vinieron con mecheros, y lo pusieron fuego.  ¿Cómo se sentiría el granero?  Furioso, me imagino.

Y qué si Dios hubiera decidido sembrar un campo.  Puso obreros en el campo, y algunas personas decidieron que el campo pertenecía a aquellos obreros.  Cada uno escogió su propio obrero como siendo dueño del campo, dándole todo el crédito por el campo, y atribuyendo a aquel obrero lo que se producía en ello.  Eso es lo que sucedió en Corinto.

Y si Dios hubiera decidido construir un edificio.  Puso el fundamento con su propio Hijo. Hizo los planes. Entonces puso obreros en el edificio, dándoles los mejores materiales. Algunos, sin embargo, substituyeron estos materiales con productos más baratos que podrían destruirse fácilmente.  Algunos obreros construyeron en su propia manera, y no conforme a los planes.  ¿Cómo reaccionaría Dios?  Eso es lo que sucedió en Corinto.

Y si Dios construyera un templo santo, perfecto, sin fallo ninguno, para su gloria: este templo sería no solamente la señal, sino la realidad de su presencia en la tierra.  Entonces algunas personas empezarían a destruir aquel templo. ¿Cómo reaccionaría Dios?  Porque eso es lo que sucedió en Corinto.


I.             La iglesia local es el campo de Dios, y, por tanto, hemos de tener mucho cuidado cómo trabajamos en ella.
1.          Pablo se sintió frustrado o preocupado porque los creyentes de Corinto se vinculaban a varios predicadores, comparándolos entre ellos.  Pablo se había referido a esto ya.
2.          Estaba aun más frustrado porque esto causaba divisiones en la iglesia local.
3.          Pablo estaba preocupado porque los creyentes de Corinto daban la gloria a hombres, predicadores, cuando esa gloria pertenece a Dios. 
4.          Eso de identificarse a un obrero cristiano en particular es señal de carnalidad. v.4-5
5.          Cada obrero hace su parte, pero es Dios que lo lleva todo a cabo en tu vida. v.6-9
6.          Por tanto, tenemos que tener mucho cuidado en no dar el crédito a los hombres por lo que Dios haya elegido cumplir a través de aquel hombre.  Eso sería una forma de idolatría y una vez empezamos a establecer ídolos de tierra, nos dividiremos unos de otros conforme a nuestros ídolos, y estaremos destruyendo la iglesia de Dios a la vez que le quitamos la gloria que le pertenece.

II.          La iglesia local es el edificio de Dios, y, por tanto, hemos de tener cuidado en cuanto a la manera en que construimos sobre el fundamento.
1.          Pablo estaba preocupado de que mientras todos tienen el mismo fundamento, Jesucristo, algunos construirían sobre el fundamento con los materiales equivocados.
2.          El único fundamento que vale algo es Jesucristo v.11
3.          Lo que construyes sobre ese fundamento determinará si lo que hayas construido permanecerá o si tendrás las manos vacías al final. v.12-15
4.          Has de estar seguro de que estás contribuyendo, con tu vida, a la iglesia:  pero asegúrate de que lo que contribuyes a la iglesia sea conforme a la voluntad de Dios y no simplemente conforme a tus propias ideas.  Porque eso desaparecerá, y no importa cuánto esfuerzo hayas puesto en ello, no tendrás nada para mostrar al final.

III.      La Iglesia local es el templo de Dios, y hemos de tener cuidado de que no la destruyamos.
1.          Pablo estaba preocupado de que algunos intentarían destruir la iglesia local, la obra de Dios mismo, el templo de Dios.
2.          Los corintios, o al menos muchos de ellos, con su conflicto y su carnalidad y su énfasis en predicadores humanos, estaban destruyendo  el templo de Dios.
3.          Dios destruiría aquellas personas si no se arrepintieran.
4.          Hay muchas maneras en que puedes destruir la iglesia local, el templo de Dios: por el mal uso de tu lengua, dividiendo a los creyentes los unos de los otros; puedes ser por tu vida descuidado, dejando un mal testimonio en la ciudad, o desanimando así a otros creyentes.
5.          Como iglesia local, sois el templo de Dios: si intentas destruir el templo de Dios, la iglesia local, Dios te destruirá a ti v.16-17.



Pablo quería que los creyentes de Corinto entendieran qué eran como iglesia: el campo de Dios, el edificio de Dios, el templo de Dios.  Es importante que podamos entender las implicaciones de esto.  Puesto que nosotros como iglesia, somos el campo de Dios, no debemos poner el énfasis en los obreros del campo, sino en el Dueño del campo.  Siendo, como iglesia, el edificio de Dios, hemos de tener cuidado en cuanto a la manera que construimos sobre el fundamento de Dios. Ya que como iglesia, somos el templo de Dios, hemos de cuidarnos de hacer cualquier cosa que pudiera destruir o dañar el templo.

Thursday, June 26, 2014

Crecer en Cristo 1 Corintios 3:1-3


Crecer en Cristo

1 Corintios 3:1-3

            ¿Te aburres?  ¿Sientes que tu vida se ha estancado, sin movimiento, sin crecimiento, nada nuevo?  El apóstol Pablo estaba preocupado por la posibilidad de que eso ocurriera entre los creyentes de Corinto.  No podía hacer nada al respecto aparte de mostrarles cómo podrían conseguir otra clase de vida cristiana.  Por tanto, les advirtió de lo que ocurriría en sus vidas cuando no crecían espiritualmente.
            Nosotros también, como creyentes al final del siglo veinte, podemos estar en peligro de no crecer, de vivir una vida cristiana aburrida, estancada, sin la clase de aventura que el Señor había intencionado para nosotros.  En 1 Corintios capítulo 3, vv. 1-3, leemos sobre lo que puede ocurrirnos si no crecemos como cristianos: si permanecemos como bebés espiritualmente.  Porque puede suceder.  En la misma manera en que alguien puede nacer con una lesión cerebral, y permanecer como un bebé veinte años más tarde, creciendo físicamente pero no mentalmente, en esa misma manera, una persona puede nacer espiritualmente, pero sin crecer espiritualmente, y, por tanto, veinte años más tarde puede ser maduro en el sentido físico y mental, pero en el sentido espiritual permanece en el mismo estado en que se encontraba cuando acudió a Cristo hace tanto tiempo.  ¿Se estaría ocurriendo eso a ti, en tu vida?
            En 1 Corintios 3:1-3, pues, Pablo nos muestra lo que nos sucede cuando no crecemos espiritualmente.
De manera que yo, hermanos, no puedo hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
Os di a beber leche, y no vianda, porque aún no erais capaces, ni sois capaces, todavía,
Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

I.       Un cristiano que no crece espiritualmente no podrá recibir una enseñanza espiritual v.2 (véase también 1 Pedro 2:1-3)
1.      No puede comprender la enseñanza más espiritual.
2.      Rechazará cualquier reto que le llevaría más allá.
3.      Confundirá más enseñanza como siendo “un nuevo evangelio” y la rechazará por ello.
4.      Tomará la actitud: “Eso fue lo suficiente para ser salvo; es suficiente para vivir. No necesito más.
5.      No recibirá más enseñanza espiritual porque le da miedo:
a.       Miedo a lo desconocido
b.      Miedo a más responsabilidad
c.       Miedo a más compromiso
6.      Se negará a recibir más enseñanza espiritual y parecerá como una persona que no está salva.
7.      ¿Cómo reaccionas a la enseñanza espiritual?  ¿Estás entusiasmado para crecer y tomar nuevas responsabilidades y compromisos ante Dios, poniendo la Palabra de Dios en práctica en tu vida?

II.    Un cristiano que no crece no podrá beneficiar de la enseñanza espiritual v.1
1.      Los que enseñan les reconocerá y se abstendrán de darles algo demasiado adelantado.
2.      Necesitan volver a aprender el abecedario una y otra vez: ya no queda tiempo para que aprendan otras cosas.
3.      ¡Qué aburrido para un alumno tener que seguir repitiendo los primeros cursos!  ¡No hay que sorprenderse de que quiera abandonar!
4.      Y tú, ¿encuentras que tu vida espiritual es aburrida? La iglesia, ¿te aburre?  Para ser sincero: Dios, ¿te aburre?  Puede ser porque no estés creciendo y que necesites volver a repetir las mismas lecciones una y otra vez.  El crecimiento sólo vendrá cuando pongas esas lecciones en la práctica.  Entonces Dios te dejará avanzar a cosas más adelantadas.

III. Un cristiano que no crece actuará como una persona que no es cristiana (carnal) v.3
1.      Demostrará los mismos atributos que demostró cuando no estaba salvo.
2.      Tendrá envidia de aquellos que tienen lo que él no tiene - como un bebé que quiere el chupete rojo y verde de otro bebé.
3.      Siempre estará en contención con una persona u otra: porque no ha aprendido a mirar hacia el Señor, mirará hacia sus propios intereses queriendo defenderlos.  Será una persona contenciosa.
4.      Siempre estará involucrado en divisiones o peleas. Sea que intentará empezar divisiones entre las personas, sea que estará implicado en ellas en alguna manera.  Muy a menudo las divisiones vienen de cristianos que no han crecido.
5.      Esos síntomas son lo que caracterizaron a los creyentes de Corinto.  Tuvieron envidia el uno del otro por sus posesiones materiales; se llevaron el uno al otro a los tribunales por cuestiones materiales; tuvieron envidia unos de otros por sus posiciones y dones en la iglesia; se dividieron en grupitos en la iglesia; se dividieron sobre el asunto de cómo utilizar los dones espirituales.  ¿Qué es lo que te caracteriza a ti? ¿Qué tal tu vida en tu iglesia local?
6.      No miras hacia otras personas con esta pregunta; mírate a ti mismo - eso es, si quieres crecer.  Si quieres ser un bebé y seguir viviendo en contención y división y envidia, entonces mira hacia la responsabilidad de otras personas.

            ¿Qué tal es tu crecimiento espiritual? ¿Sientas que estás demasiado lento, o paralizado en crecimiento cristiano?  Recuerda que sólo el Señor puede hacer que crezcas y él lo hace a medida que obedezcas lo que él te enseña.  Pasa un tiempo diario en la lectura bíblica; pasa un tiempo en oración a cada día; esfuérzate para poner en la práctica lo que lees cada día, permitiendo al Señor que te estire los músculos espirituales.  Crecerás.  Tendrás dolores de crecimiento, pero crecerás y valdrá la pena. La vida cristiana no será tan aburrida; experimentarás la aventura de aprender nuevos principios espirituales; tu vida en la iglesia será mucho más positiva.






Wednesday, June 25, 2014


EL ESPÍRITU SANTO, LA CONVERSIÓN, LA EVANGELIZACIÓN

1 Corintios 2


¿Te has preguntado alguna vez por qué algunas personas acaban poniendo su fe en el Señor, y otras no?  Algunas personas, parece, nunca llegan a entender el principio de la gracia.  ¿No parece extraño, también, que en algunos casos un niño o una persona que sea retrasado mentalmente, llega a entender los elementos esenciales del Evangelio perfectamente, mientras otra persona que haya alcanzado el doctorado en sus estudios nunca llega a entenderlo? Y luego, solo para confundirnos, alguno de esos eruditos tan brillante da la vuelta y acepta las sencillas verdades del Evangelio por fe.  ¡No parece haber ninguna norma en eso! Y luego, una persona tiene la habilidad de presentar el Evangelio claramente y sencillamente, mientras otro intenta presentarlo y todo parece una confusión.  Y luego la segunda persona atrae a varias personas a Cristo, y la primera no tiene ningún impacto.  ¿Por qué es así?
Lo que hace la diferencia, según Pablo en 1 Corintios 2, no es la habilidad de la persona que presenta el Evangelio, ni tampoco la inteligencia de la persona que lo recibe.  Lo que hace la diferencia es el Espíritu Santo. Cada persona necesita la intervención del Espíritu Santo para conocer a Dios, como vemos en  los pasos que deben hacerse según este capítulo.

I.       El Espíritu Santo tiene que inspirar el mensaje que trae a una persona a Dios. v.1-2
1.      No vendrá a Dios por medio de un mensaje de origen humano de filosofía o de sentido común.
2.      No vendrá a Dios mediante una interpretación humana de las Escrituras o del Evangelio.
3.      Sólo vendrá a Dios por medio del mensaje del Evangelio; por la comunicación de la verdad que le liberará  (John 8:32)
4.      Si queremos influir a las personas hacia el Señor, necesitamos:
a.       Conocer el Evangelio
b.      Conocer las Escrituras
c.       Presentar las verdades bíblicas sin medio términos


II.    El Espíritu Santo tiene que dar poder al mensaje y al mensajero para hacer que sea convincente v.3-5
1.      Pablo fue utilizado en su debilidad, su temor, y su temblor.  (En el libro de Hechos, aprendemos que Dios tuvo que intervenir en su vida en una manera especial cuando estuvo en Corinto, ¡para que no tuviera temor!)  A menudo es cuando nos sentimos débil, inadecuado, y hasta derrotado, que el Espíritu Santo obra en las maneras más poderosas en nuestras vidas.
2.      Nuestro mensaje presentado con un denuedo humano no hará la diferencia
3.      El lenguaje persuasivo no hará la diferencia
4.      La aparente sabiduría en la manera en que presentamos el Evangelio no hará la diferencia
5.      Lo que atrae a la gente a Dios es el Espíritu de Dios
6.      Es, pues, importante que:
a.       Conozcamos al Espíritu de Dios
b.      Estemos en comunión con el Espíritu de Dios
c.       Estemos llenos del Espíritu de Dios
d.      Dependamos del Espíritu de Dios


III. El Espíritu Santo debe revelar la verdad a la persona para que sea claro  v.10-16
1.    No hemos de sorprendernos de que las personas no suelen aceptar las verdades del Evangelio:   v.14 “El hombre no percibe…”  (El texto no dice “no puede percibir”: es porque no quiere).  Véase Jn 5:40
2.      No hemos de pensar que gente más religiosa o más inteligente podrá necesariamente entender mejor
3.      Dios mismo tiene que atraer a las personas hacia Su Hijo según Juan 6:37 "Todo lo que el Padre me da vendrá a mí."
4.    La importancia de la oración en el evangelismo:  Alguien ha dicho, "Dudo que nadie haya jamás venido a Cristo sin que alguien haya orado por aquella persona"
a.    Oré durante años por un amigo a quien no pude ver, y nunca había podido hablarle del evangelio. Un día, visitando una iglesia, oí pronunciar su nombre en una reunión de oración. Indagué, y aprendí que era mi amigo, que había puesto su confianza en el Señor hacía unos meses.
b.      Alguien puede decir que la oración es humana y contradice el principio de la elección divina y la gracia irresistible.  No más que el hecho de evangelizar
c.       1 Timoteo 2:1 "por todos los hombres"

Vemos, pues, que el Espíritu Santo debe haber inspirado el mensaje, el Espíritu Santo debe dar poder al mensajero, y el Espíritu Santo tiene que atraer al que recibe el mensaje, si una persona se va a entregar a Dios por medio del Evangelio.
¿Qué lugar tiene el Espíritu Santo en tu vida?  ¿Dependes de él?  ¿Tiene él un acceso libre a todos los aspectos de tu vida?  Si quieres tener un impacto alrededor de ti por Dios, no mires a tu edad, ni a tu instrucción, ni tu poder de atracción.  Porque no depende de eso.  Depende de tu relación con Dios por medio del Espíritu Santo.  Depende de cómo el Espíritu Santo quiere obrar por medio de tu vida.  Tienes que asegurarte que tu vida esté totalmente entregado a Dios para que Dios el Espíritu Santo pueda hacer su voluntad en tu vida.  Necesitas depender de él en una relación continua con él y orar por aquellos a quienes quisieras ayudar con tu testimonio.  Como Dios dice en  Isaías 42:8 y 48:11, él no compartirá su gloria con nadie.

Yo el Señor; este es mi nombre;
Y a otro no daré mi gloria,
Ni mi alabanza a esculturas.

Por mí, por amor de mí mismo lo haré,
Para que no sea amancillado mi nombre,
Y mi honra no la daré a otro.



Tuesday, June 24, 2014


¡LOCURA!

1 Corintios 1:18-31

¿Cómo nos vemos a nosotros mismos?  ¿Cómo te ves como cristiano?  ¿Te sientes algo superior a otros porque tuviste el buen sentido común de creer en el Evangelio?    ¿Te sientes inferior porque perteneces a una creencia minoritaria?  ¿Te sientes inferior o superior conforme a la cantidad de instrucción que tienes?  Cuando leemos este pasaje al final de 1 Corintios 1, podemos sacar unas cuantas conclusiones en cuanto a nuestra actitud como cristianos:

I.       NO DEBEMOS SENTIRNOS SUPERIOR POR NUESTRA CULTURA CRISTIANA
1.      v.27-29  Lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió.
2.      Podríamos ser tentados de pensar que nuestra cultura cristiana, Protestante, o evangélica, es superior a otras.  En cualquier caso, no somos superiores por ello. Si por la gracia de Dios tenemos la salvación en Cristo, no tenemos ningún derecho de pensar que se debe a una cultura superior.  Claro, el Evangelio debe tener alguna influencia en nuestra cultura.

II.    NO DEBEMOS PENSAR QUE CONOCEMOS AL SEÑOR POR SER MÁS INTELIGENTE QUE OTROS
1.      v. 21  … el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
2.      No debemos jactarnos de nuestra sabiduría.
3.      Sin embargo, sí que deberíamos jactarnos del Señor.

III. NO DEBEMOS PENSAR QUE HEMOS TENIDO QUE TIRAR NUESTRO CEREBRO AL CONTENEDOR CUANDO HEMOS EMPEZADO A CREER
1.      v.19  Pues está escrito: "Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos  Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?”
2.      El Evangelio parece sencillo comparado con la supuesta instrucción moderna, pero la confunde a cada vez
3.      No hemos de sentirnos intelectualmente inferior: El hecho de creer el Evangelio no significa botar nuestro cerebro.  Es que muchos intelectuales de este mundo han sido cegados por sus prejuicios.  Varios grandes promotores de la teoría de evolución, por ejemplo, han confesado que sus teorías se basaban simplemente en la fe, en la misma manera que el evangelio.  Dijeron que insistían en sus teorías ¡sólo porque no podían aceptar la única alternativa razonable!  Pero esa misma teoría se presenta en nuestras escuelas como si consistiera en  hechos comprobados, y aquellos que las rechazan son considerados como siendo anticientífico.

IV.  PODEMOS ESTAR SEGUROS DE QUE EL EVANGELIO ES INFINITAMENTE SUPERIOR A CUALQUIER COSA QUE LA CIENCIA MODERNA HAYA PRODUCIDO
1.      v. 18  Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
2.      Cuando miramos los descubrimientos de la ciencia moderna, y los resultados del trabajo de los grandes filósofos, no encontramos nada  comparable a lo que ha sido llevado a cabo mediante la Palabra de Dios.  Ninguno de estos gran descubrimientos o desarrollos puede traer consuelo a un corazón destrozado, o traer paz a una mente turbada, o traer a un pecador al arrepentimiento, o humillar a un fariseo orgulloso en su propia justicia.  La Biblia puede hacer todas estas cosas.  La Biblia hasta puede cambiar la sociedad.  Francia e Inglaterra, al principio del siglo dieciocho, estaban en condiciones muy parecidas.  En Francia, surgieron grandes filósofos, como Rousseau, y Voltaire.  En Inglaterra se levantaron grandes predicadores del Evangelio, como Whitefield, o los Wesley.  Al final del siglo Francia estaba en un estado de guerra civil y de anarquía.  Inglaterra, no.  Francia experimentó una revolución violenta mientras Inglaterra experimentó un progreso pacífico hacia la democracia.  En Francia, la revolución fue acompañada por injusticias e intolerancia por parte de los que se habían sublevado contra estas mismas cosas.  En Inglaterra y en América, estas cosas existieron, pero ¡mucho menos en comparación!  ¿Era Inglaterra un mejor país que Francia?  ¿Era el pueblo anglosajón superior?  ¡Claro que no!  Pero la Palabra de Dios tuvo su efecto.
Daily Bread, 21 marzo, 1979:
Un día un incrédulo que se llamaba William Hone encontró a un niño que estaba leyendo la Biblia. Hone le dijo: ¿Por qué desperdicias tu tiempo con un libro tan inútil?  El niño contestó: “Es la única cosa que da consuelo a mi madre enferma."  El hombre fue conmovido por el sencillo comentario del niño, y decidió leer las Escrituras por sí mismo.  Mientras lo hizo, el Espíritu de Dios habló a su corazón.  Unos años más tarde escribió las líneas siguientes en una de las páginas de su Biblia (traducidas del inglés):
El corazón más orgulloso que nunca hubo   Ha sido subyugado dentro de mí;
La voluntad más indomable que nunca se levantó   Para escarnecer tu causa o ayudar a tus adversarios   Ha sido sofocado, Señor, por ti.
La vida de William Hone fue transformada por el poder de la Palabra de Dios. Conquistó su voluntad terca, penetró su duro corazón, lo hizo ver la locura de su incredulidad, e hizo que volviera a buscar a Dios en la fe.
Aquella misma Palabra sigue haciendo maravillas. Cuando está presentada con fidelidad y está recibida en toda sinceridad, convence al pecador, edifica al creyente, consuela al afligido, da dirección al que erra, ofrece esperanza a quien tambalea, y restaura al que cae en pecado.  Quien ignora  o descuida la Biblia, es, en efecto, necio.  Pero sabio es quien la lee, la estudia, la aprende de memoria, y la obedece.  Y el cristiano que la utiliza para testificar será eficaz.
Por tanto, por tu propio beneficio, y para el bien de otros, no la descuidas.  Recuerda, ¡hay poder en la Palabra! ¿Has tomado el tiempo para leerla hoy? El “Pan Diario” añade el pensamiento: “hay una diferencia entre los libros que los hombres hacen, y el libro que hace a los hombres."

V.     NO DEBE SORPRENDERNOS QUE LA GENTE RECHACE EL EVANGELIO. 
1.      "Pero el hombre natural no percibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente." (1 Corintios 2:14). 
2.      1:30-31 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor".
3.      La gente rechazará lo que les parece locura, y no podemos hacer que el Evangelio parezca más sabio sin cambiarlo, y entonces seríamos nosotros los locos.  Sólo pueden ver la sabiduría del Evangelio cuando hayan sido tocados por el Espíritu de Dios.
4.      Eso, sin embargo, no nos quita la responsabilidad de luchar por el Evangelio.  Porque el Espíritu de Dios obra en su soberanía por medio de nosotros cuando presentamos el Evangelio a las personas.  (Romanos 10:14-17).

¿Cómo, pues, te ves a ti mismo a la luz de este capítulo?  ¿Vas a hacer el ridículo, pasando por un tonto, si hablas demasiado de tu fe?  No hay problema en eso.  Puedes ser un “loco” como Pablo, ¿no? (2 Co. 11:16).  ¿Te sentirás intimidado por la acumulación de conocimiento que las personas tienen en el mundo?  No es necesario.  Hay más sabiduría y conocimiento en cinco minutos de presentación del Evangelio que en muchos siglos de estudios mundanos.  No es que despreciamos el conocimiento del mundo.  Pero hemos de reconocer la superioridad del Evangelio.