Wednesday, September 2, 2020

El FRUTO

DEL ESPÍRITU


 


Gálatas 5:16-26

Vivir por el Espíritu

 

"El Espíritu Santo".  ¿Qué te dicen estas palabras?  ¿Te hacen pensar en argumentos teológicos? ¿Te hacen pensar en los argumentos sobre la Trinidad, o sobre los argumentos técnicos sobre el bautismo del Espíritu Santo, o su Plenitud?  ¿O quizá te hace pensar en las listas de dones que vemos en el Nuevo Testamento?

Espero que no sea ninguna de estas cosas. Al menos no en primer lugar. El Espíritu Santo es una Persona que quiere llenarnos, quiere poseer nuestras vidas tan completamente, que cuando la gente nos vea a nosotros vea al Señor Jesucristo.

Cuando oímos la palabra "Espíritu Santo" deberíamos pensar en aquellas ocasiones en que los creyentes fueron llenos del Espíritu en Hechos, y debemos tener una sed para algo parecido.

Leamos unos pasajes: Hechos 1:8;  Hechos 2:1-4; Hechos 4:23-31; Efesios 5:18. 

Tú, ¿tienes el Espíritu Santo en tu vida?  Pues, ¿cómo lo sabes?  Quizá me dices: "porque la Biblia me lo dice".  Pues, es una buena razón en sí.  Pero si la única manera en que sabes que tienes el Espíritu Santo en tu vida es porque la Biblia te lo dice, es que algo te falta.  Los primeros cristianos, ¿tenían el Espíritu Santo?  ¿Lo sabían?  ¿Lo sabían antes de que Pablo escribiera 1 Corintios 12:13?  Pues, ¿cómo lo sabían?   ¡Porque el Espíritu Santo había llenado sus vidas al punto de impactarlos!  Les había cambiado, transformado, y dado poder para vivir y para servir.

Ahora bien, puede ser que alguien diga: "Pues es verdad, tendremos que hacer más esfuerzos para cambiar, transformarnos, servir al Señor con poder…".  Pues, digo que ¡NO! Hacer esfuerzos es lo que se puede hacer en cualquier religión.  Lo que tenemos que hacer es buscar el rostro de Dios y creer en su promesa, y creer que el Espíritu Santo nos llenará para transformarnos y capacitarnos.  Hacer esfuerzos para transformarnos es como pedir al diablo que se convierta. Hacer esfuerzos para transformarnos es intentar levantarnos al aire a nosotros mismos, estirando sobre nuestros cordones.   ¿No estás harto de hacer esfuerzos para transformarte?  ¿No estás harto de hacer esfuerzos para ser más espiritual?  ¿Por qué, pues, no dejar que Dios mismo te llene?

Hay varios sinónimos en el Nuevo Testamento para la plenitud del Espíritu Santo: andar en el Espíritu; la comunión con Dios; andar en la luz; andar por la fe.  Es todo lo mismo.  Si no estás haciendo una de estas cosas, es que no estás haciendo ninguna de ellas.  Y las consecuencias son tristes.  Es por eso que, como creyentes, es imprescindible que andemos en la plenitud del Espíritu; que andemos en comunión íntima con Dios.  Es imprescindible, como vemos en nuestro texto de Gálatas 5: 16.26, para:

I.                   Evitar de hacer los deseos de la carne

1)             Tu carne te gana siempre, porque es tú mismo

2)             ¿Cómo puedes luchar contra ti mismo? ¡Es imposible!

3)             Por esto no ganas haciendo cada vez más esfuerzos contra el pecado.  Cada vez que eliminarás un pecado, lo remplazarás con uno peor.

4)             Si hay otra persona en ti que domina, con otros deseos, entonces será distinto

5)             Necesitas buscar la presencia de Dios en tu vida, y asegurarte que andas en la plenitud del Espíritu Santo, porque si no, andarás en la plenitud de la carne; harás lo que quiere el principio de pecado en tu antiguo ser.

II.                 Ser guiados por el Espíritu

1)             Eso es, en la cuestión del bien y del mal - ¡lo que parece ser tan complicado para tantos creyentes!

2)             No necesitarás una lista de normas

3)             El Espíritu será en ti la expresión del deseo de Dios. ¡Ya lo sabrás! Por eso es el contrario del legalismo cristiano.

4)             Tu consciencia será santificada; transformada; apartada para Dios.  Ella te guiará y te hablará en el camino del amor.

5)             Además te guiará en tantas otras decisiones - de trabajo, compañerismo, servicio, etc.

III.               Producir el fruto del Espíritu

1)             Esos elementos de los vv. 22-23 no se desarrollan sólo con la práctica.  Porque no funcionará.

2)             Ni con el esfuerzo, ya que el que se esfuerza, se está esforzando contra sí mismo: siempre habrá un contrapeso.

3)             Ser<n la consecuencia natural de andar en comunión con Dios "por el Espíritu"

4)             ¿Esfuerzo? ¡Sí!  Pero esforzarse para andar con Dios en vez de para producir fruto.

IV.              Capacitarte para servir al Señor.

1)             Puedes tener todas las capacidades naturales al mundo. Da gracias a Dios por ellas, pero no son suficientes

2)             Jesús dijo: "Sin mí, nada podéis hacer" (Juan 15:4,5)

3)             Tenemos que aprender a depender totalmente del Señor para capacitarnos para el servicio, y, además, contar con su fuerza.

4)             Fue lo que hicieron los discípulos en Hechos 4:23-31.

5)             Tenemos que examinarnos a ver si estamos contando con nuestras fuerzas y capacidades, o talentos, o si estamos contando verdaderamente, por la fe, en el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas.

           

            ¿Qué es el mejor consejo, pues, para poder andar produciendo el fruto del Espíritu?   ¿Qué es lo que necesita cada cristiano?  ¡Necesita ser lleno del Espíritu!  No ha de descansar hasta saber que está lleno del Espíritu.  Es el lugar para empezar; es el lugar para seguir; es el lugar para terminar.  Si no estás andando en la plenitud del Espíritu, entonces todo esfuerzo está vano, todo esfuerzo para mejorar tu vida cristiana está condenado al fracaso.

            Pero, ¡hay una buena noticia!  El Espíritu Santo ha entrado en cada uno de nosotros; nos ha dado dones; y él está allí para producir su fruto en nosotros.  Por la fe, puedes reclamar esa plenitud.  ¿De qué dependía la plenitud del Espíritu en los primeros creyentes?  ¿Sus esfuerzos?  ¿Su fidelidad?  No. En el hecho, según Pedro, de que Jesucristo había ascendido al Cielo y que estaba glorificado al lado del Padre.  En la medida en que Jesús está al cielo hoy, pues en esta medida tú puedes tener el Espíritu Santo en toda su plenitud. Por tanto, reclámalo.


 

Predicado en AlcaZiz en septiembre 93                                                                    EL AMOR:

PRIMER ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU

                                        "Mas el fruto del Espíritu es amor..."  (Gá. 5:22)

“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos...” (1 P. 1:22)

            Las personas tienen necesidad de ser amados, y de saberse amados.  Están sedientos de esto.  Aun el cristiano tiene esta necesidad, ¡como lo sabes muy bien por experiencia propia!  Tu hermano, que encuentras pesado, o que te cae mal, o a quien envidias, o que consideras que tiene aires de "superioridad", tiene tanta sed de ser amado como tú mismo.  No es la única razón porque importa el amor fraternal.  Es que tu amor hacia Dios se demostrará por tu amor hacia los hermanos.  ¡Tu amor para el Señor no es más grande que tu amor para los creyentes! (1 Jn. 4:12).

            Jesús subrayó que aun el mundo inconverso reconocerá este principio.  Seremos conocidos como discípulos de Jesús, no porque hagamos mucha evangelización, o porque evitamos de entrar en ciertos lugares poco recomendables, sino más bien por el hecho de que nos amemos los unos a los otros  (Juan 13:35).

            ¿Qué clase de amor deberíamos tener los unos hacia los otros?  Según 1 P. 1:22, este amor ha de ser sobrenatural, sincero, y ardiente.

I.                  El creyente ha de amar de un amor sobrenatural, divino.

"habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad mediante el Espíritu"

1)             Es el fruto del Espíritu.  ¡Por tanto la conversión es imprescindible! - (la transformación de mi corazón después de mi conversión).

2)             Es el poder divino del Espíritu que producirá un amor hacia aquellos que menos merecen ser amados (¡puesto que lo necesitan más!) Este amor viene de una comunión íntima con Dios y no por un esfuerzo personal.  Más nos acercamos a Dios, más nos acercamos a nuestro hermano.  (Véase el triángulo).

3)             Si estás luchando con esta cuestión de amor en tu vida, porque sabes que hay ciertas personas a quien no quieres, en vez de concentrar en tu amor hacia ellos, procura pasar más tiempo con el Señor, para poder pensar más como él.  Luego, ora por esas personas.  Dios producirá un milagro en ti.

4)             Por esto, el secreto, la fuente, del amor, es la comunión con Dios: es decir, "andar por el Espíritu" (Gá. 5:16).

 

II.                El creyente debe tener un amor sincero.

1)             “para el amor fraternal no fingido”

2)             "Sincero" viene de "sin cera" (solían esconder fallas en obras con cera).

3)             No se trata de una mera profesión piadosa ("le amo en el Señor").

4)             Se trata de un amor que actúa.  (Un pastor de 72 años vivía frente a un ateo endurecido; un día el ateo estaba arreglando su techo cuando vio al pastor en el techo a su lado, con un martillo.  Aquel pastor ganó al ateo al Señor.)

5)             Tal amor sincero no se pone celoso o inquieto por el éxito de un hermano (el éxito en el mundo, o que destaca más en la iglesia).

6)             Examina el amor que tienes hacia cada uno de tus hermanos y hermanas en Cristo. ¿Es verdaderamente "sin cera"?  ¿sin móviles escondidos?  “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos” (Sal. 139:23).

 

III.             El creyente debe tener un amor ardiente, entrañable.

1)             "Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (de todo corazón). (Léase también Ef. 4:30-32)

2)             La tibieza es algo que repugna a Dios (Ap. 3:16).

3)             ¿Por qué muchos creyentes en países pobres como Méjico pueden pasar de 3-4 horas en cultos?  Respuesta: ¡es su único placer, único gozo, de la semana!

4)             Es el amor que se pone a sí mismo en el último lugar, según el orden de conjugar en hebreo: "Él...", "Tú...", "Yo...".

5)             Si Dios nos ha amado (1 Jn. 4:9-12) (Aquí hay una exposición del evangelio)

6)             No se trata de un amor "legalista" ("amo a este hermano porque estoy obligado, porque es la cosa cristiana que hay que hacer") sino de desarrollar una verdadera relación de amor.

7)             Por esto, el hecho de vernos el domingo por la mañana no es necesariamente suficiente. Habría que desarrollar otras vías de comunicación.

8)             En el pasado hemos hablado de perdón.  Como Cristo nos perdonó. (Ef. 4:30) Es verdad que hay que vigilar para que no haya cosas que permanezcan entre hermanos en la fe.  Pero hay que hacer también el esfuerzo de desarrollar la amistad entre nosotros. Pero este esfuerzo será un resultado del amor que tenemos, y no un medio de conseguirlo.

 

            ¿De qué manera amas a tus hermanos y hermanas en la iglesia?  ¿Tienes cuentas pendientes?  ¿Hay personas a quien deberías pedir perdón?  ¿Hay alguien hacia quien podrías demostrar amor de una manera especial?  Se trata de algo que empieza con una decisión de tu parte.  Un compromiso que tienes hacia tu hermano, sea quien sea: un compromiso gobernado por tu compromiso hacia Jesucristo.

 

            La Santa Cena es un momento en que nos examinamos a nosotros mismos.  Sería un momento estupendo de tomar la decisión interior de amar; de amar de una manera incondicional, como Dios nos amó en Cristo.  La Santa Cena es un acto hacia el Señor,  en memoria, y un acto entre hermanos: un solo pan; una sola copa... Es un buen momento de tomar la decisión de amarnos los unos a los otros entre hermanos.  Parte de nuestro autoexamen ha de ser: a saber si estoy demostrando verdadera amistad hacia mis hermanos en la fe;  o si permito que cualquier cosa se interponga entre ellos y yo.  Mi decisión puede ser de buscar maneras en que pueda mejorar mi relación con mis hermanos.


 

EL GOZO:

SEGUNDO ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU

                                             “Mas el fruto del Espíritu es... gozo ...”

Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor” (Fil. 3:1)

Regocijaos en el Señor siempre.  Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Fil. 4:4).

Hay una diferencia entre gozo y felicidad: la felicidad puede depender de las circunstancias, pero el gozo es un estado de ser.

Gozo en medio de grandes pruebas: Pablo y Silas (Hch. 16)

El gozo ve las cosas de una manera distinta: Pedro y Juan en Hch. 5:41  (gozosos de haber sido tenidos por digno de padecer afrenta por causa del Nombre).

Gozo en el servicio  (Sal. 100:1)  Es nuestra experiencia en la vida hoy.  Cuando sirves tienes más gozo.

I.                  El gozo es el resultado natural de una vida espiritual

1)             Es lo que significa la palabra "fruto" aquí

2)             Por tanto la importancia de una vida espiritual cerca del Señor

3)             ¿Qué pasó al momento de tu conversión?  ¿Hubo gozo?  Seguramente.

4)             El pecado en tu vida quita tu gozo y piensas: "¡Qué aburrido es ser cristiano!" o: "¡Qué aburrida es la iglesia!" y empiezas a criticarlo todo en vez de disfrutar de lo que el Señor ha hecho.  (Sal. 51:8,12)

 

II.               El gozo es la evidencia de una vida espiritual

1)             Es un testimonio: somos la "luz" del mundo.  Fue el propósito de Jesús según Jn. 17 (v. 3).

2)             Somos puestos en el mundo para demostrar el poder de Cristo y la gracia de Dios.

3)             La gente quiere saber si la vida cristiana produce un cambio en nosotros.

4)             ex: mi experiencia el 25 de junio en Qc, que me mostró que Dios tenía algo para mí: que creó una nueva sed dentro de mí.  Nuestro gozo creerá una sed en la gente.

5)             Sé seguro de compartir tu gozo y no esconderlo, ocultando así el testimonio de Jesucristo.

 

III.             El gozo es una fuerza que contribuye a nuestra propia vida espiritual  (Neh. 8:10b)

1)             Nehemías sabía que un pueblo deprimido no conseguiría nada.

2)             El gozo en el servicio = ¡fuerza para servir!

3)             Debemos contribuir al gozo los unos de los otros: ¡no a su tristeza!  Esto es lo que significa la palabra "edificar". Es “construir”. Por eso es importante saber que ·exhortar” significa “animar”.

4)             A veces unos comentarios negativos que depriman pueden contribuir a una tristeza general en la iglesia.  ¡Ojo!  ¡Es pecado!

 

¿Qué gozo hay en tu vida?  ¿En qué fundas tu gozo?  ¿En las circunstancias? ¿o en el hecho incambiable que el Señor reina en tu corazón?

 

 


 

LA PAZ:

TERCER ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU

                                           "El fruto del Espíritu es paz..."  (Gá. 5:22)

                                                                  Filipenses 4

Creo que si salimos en la calle hoy y preguntamos a la gente lo que más necesita este mundo, la mayoría diría: "Paz".  Parecería que siempre estuviéramos en la época del caballo bermejo de Apocalipsis 6:4, a quien fue dado poder de quitar la paz, y que se matasen los unos a los otros.  Las guerras civiles e internacio­nales están arrollando los países, sembrando terror, hambre, pobreza, y enfermedad por muchas partes del mundo.

Al principio de os años ’90, oímos a miles de niños en las Plazas en España, gritando: "¡La paz está ganando!", y justo en aquel momento, pareció como el cumplimiento de 1 Ts. 5:3  "cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina" porque unas cuantas guerras brotaron repentinamente y a la misma vez.  Es para causar cierto cinismo en la mente de los niños.

Quisiéramos paz interior, paz en nuestras familias, paz entre vecinos, paz en la iglesia... pero creo que la paz que más importa es la paz con Dios, porque a partir de aquella paz, se puede construir la paz "horizontal" es decir la paz interior y la paz entre semejantes.

Pablo, en su carta a los Filipenses, tuvo que tratar un problema de conflicto entre dos mujeres que destacaban en la iglesia.  Pero de allí, se puso a escribir sobre la paz interior del corazón, que no está por completo desvinculado de la primera: los psicólogos que aconsejan a personas que tienen dificultades con su entorno: personas violentas, y antisociales, les enseña cómo conseguir una cierta paz interior, y como resultado, estas personas pueden tener una paz con los demás.  En la Biblia, y particular­mente en Filipenses 4, aprendemos cómo Dios nos da esta paz.

Texto:         Filipenses 4

La paz interior que el creyente debe tener...

I.                   Produce la paz con los hermanos (v.2-3)

1)             La necesidad – Estamos llamados a trabajar juntos

2)             La dificultad (externa: los hermanos son difíciles)

i         Sus manías

ii        Sus infidelidades

iii      Sus injusticias

iv      Su egoísmo

3)             La dificultad (interna: nosotros somos difíciles)

4)             ¿Estás decidido vivir con esta paz? Pues, hay un camino para conseguirlo.

 

II.                 Está vinculado con la paz con Dios (v.9)

1)             y el Dios de paz estará con vosotros

2)             Cada persona se encuentra básicamente en guerra con Dios (el problema de Efesios 2:1-10)

i         Nacimos separados de Dios por nuestra naturaleza pecaminosa

ii        Nosotros no podemos cambiar esto

iii      Dios hizo lo necesario a la cruz para cambiar esto

iv      Sólo hace falta que tomes la decisión de confiar en la obra de Jesucristo por ti mismo. Tendrás una vida nueva, y la paz con Dios.

3)             A veces, como creyente nacido de nuevo, estamos en guerra con Dios (aunque el no está en guerra con nosotros), porque no le estamos obedeciendo: estamos luchando contra algo que él quiere para nosotros. (Stg 4:3-4)

4)             O a veces, creemos que Dios está en guerra con nosotros, por algo que hicimos en el pasado, que sea lejano o cercano. ¿Acaso no sabemos que Dios perdona, y que lo que quiere es que estemos en comunión con él?

 

III.               Es una paz que demuestra una relación con Dios (vv. 6-7)

1)             La falta de paz interior es por nuestra independencia.

2)             Dios quiere que le digamos todo.

3)             Aunque él sepa los detalles, necesitamos contárselo a él.

4)             Sin esta paz interior, no podemos guardar nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo. Pero con esta paz, él lo hará por nosotros. Será fácil.

5)             Si tienes algo que quita tu paz interior, sea una preocupación, o una lucha, cuéntalo en detalle al Señor como a tu Padre. Él te inundará con su paz.

 

IV.              Es una paz que demuestra una confianza en Dios. (v.10-20)

1)             La falta de paz interior implica que no sabes que alguien está cuidando de ti,

2)             Pablo pudo estar en paz aun cuando tenía abundancia: no se preocupaba por si lo iba a perder todo, etc.

3)             Pablo podía estar en paz al padecer necesidad: no se preocupaba, sabía que su Padre celestial cuidaba de él, que estaba en su perfecta voluntad.

4)             No necesitaba buscar nerviosamente por todos los lados para ver de dónde vendría su próxima comida. Tenía un Padre.

 

¿Tienes paz interior?  ¿Tienes paz con tus semejantes?  ¿con tus hermanos en Cristo?  ¿Estás siempre en guerra con alguien?  ¿Qué tal tu paz interior?  ¿Te sientes algo turbado, inquieto, preocupado, por todo?  No te quedes así. Busca la razón por esta falta de paz. Piensa que el Señor mismo quiere que tengas esta paz. Así él te ayudará.

Porque al fondo, si no tienes esta paz, necesitas examinar tu vida espiritual, tu relación con Dios, y buscar la verdadera plenitud del Espíritu.


 

La Paciencia

Cuarto Aspecto del Fruto del Espíritu

"El fruto del Espíritu es paciencia"  (Gá. 5:22)

                                                                    Salmo 37

La palabra "paciencia" en griego es "MAKROTHUMIA".

"Makro" = "largo"

"Thumia" = "ira".

La expresión está asociada a la misericordia, generalmente de Dios.  (Ro. 2:4; 1 P. 3:20).

El Nuevo Testamento habla también de nuestra paciencia:

2 Co. 6:4-6;  Ef. 4:1-2; Col. 3:12; 1 Ts. 5:14; 2 Ti. 3:10; 4:2.

La palabra es acompañada a menudo por otras palabras que en otras ocasiones son traducidas por "paciencia", o "perseverancia".  El acento del fruto del Espíritu, pues, parece ser en las rela­ciones humanas.  El Espíritu de Dios se preocupa por las rela­ciones.  Esta paciencia no tiene el mismo sentido, pues, que "perseverancia", que es otra palabra.  Se trata de la paciencia que no se irrita.  Sal. 37:1,7 nos da un punto de partida magnífico para estudiar esta paciencia.

A veces faltamos paciencia porque nos parece que el mundo sin Dios nos está ganando.  Entonces estamos tentados a jugar el mismo juego que el mundo.  Un entrenador de baloncesto, que era cristia­no, dijo: «Siempre ha sido mi filosofía que la paciencia ganará al final.   La paciencia para seguir nuestro plan de juego.  Si creemos en ello, acabaremos a lo largo con la oposición.  Pero si abandonamos nuestro estilo de juego para seguir el suyo, entonces tendremos problemas.  Es el peligro de dejar que nuestras emociones dirijan el juego, en vez de nuestro razonamiento: así no funcionare­mos de una manera eficaz.  No siempre ganaremos a nuestro adversa­rio, pero ¡al menos no nos haremos perder a nosotros mismos!”  La impaciencia hace que juguemos en contra de nosotros mismos.  Y esto es lo que ocurre en el juego de la vida, especialmente la vida cristiana.  En el Salmo 37, Dios nos está diciendo:   "Haz lo que debes hacer, lo correcto, y confía en mí.  A pesar de lo mal que pareces estar perdiendo, haz simplemente mi voluntad y deja el final en mis manos.  Me las arreglaré para que al fin de cuentas seas el vencedor."

 

I.                  La paciencia es aquel fruto del Espíritu que no se irrita contra los hombres (1 Tes. 5:14).

1)             "Makro" = "largo";  "thumia" = incienso, perfume;  "thumikos" = "la ira fácil"; "thumos" = un deseo apasiona­do, la ira.

i         En primer lugar se puede ver el buen olor de nues­tras relaciones humanas que duran mucho tiempo;

ii       luego, se puede ver que no se apura para enfadarse.

2)             Ejemplo de la paciencia de Dios en Ro. 2:4; 9:22.

3)             Ejemplo de la paciencia de Pablo  2 Co. 6:4-6;  ¡es un ejemplo a seguir! (2 Ti. 3:10).


4)             La paciencia en la evangelización y la exhortación (2 Ti. 2:24-25).

5)             La paciencia en la vida de la iglesia local (en las relaciones entre los miembros) (Col. 3:12-13).


6)             La paciencia con tu prójimo te hace capaz de contestar a las contradicciones con mansedumbre (los varios aspectos del fruto del Espíritu están vinculados entre sí).

i         El hecho de soportar a los tercos será la prueba de que eres un hijo verdadero de Dios en quien Jesús reina.

ii       ¡La gente creerá más por esto que por todos tus argumentos aplastantes!

 

II.               Como lo dijimos ya, parece que el énfasis de este fruto es la relación humana.  El Espíritu de Dios se preocupa por nuestras relaciones... en la familia, en la iglesia, y en el mundoLa paciencia no se irrita contra las circunstancias  (Stg. 5:10-11)

1)             "Eso me hace perder la paciencia"  no es cierto.  Las tribulaciones, los problemas, dan, producen la paciencia (Stg. 1:3,4; Ro. 5:3).  Es el propósito de nuestras dificultades.

2)             Si conduces un carro, seguro que no te gusta estar en una autopista con carros en las vías de izquierda y derecha, y un enorme remolque delante de ti que va despacio, y otro detrás de ti.  Te sientes encerrado.  El tráfico para, luego mueve muy despacio... te gustaría poder ver encima de los enormes camiones, para ver qué pasa adelante.  ¡Pero no puedes!  Y a veces la vida es así.  No puedes ver las cosas como Dios las ve; no puedes ver el futuro, el mañana.  Y te sientes encerrado por las circunstancias de la vida: No hay salida.  Te sientes frustrado, y quizás desesperado.

3)             Esta paciencia depende de nuestra fe que sabe que Dios está en control, haciendo su voluntad perfecta.

4)             En la aflicción física, la paciencia llega a ser muy difícil a conseguir.  Estas circunstancias demuestran la verdadera espiritualidad.  Aun Job tropezó con eso, irritándose contra su situación (¿quién de nosotros habría hecho mejor?)  Parece ser que en el caso de Pablo (2 Co. 12:12), su paciencia era milagrosa.

5)             En medio de las pruebas, por tanto, hay que "pegarse" al Señor.  Por Su poder podemos dominarnos para mantener la calma en dificultades (Co. 1:11).

6)             Tu paciencia o falta de paciencia en estas pruebas es una medida de tu espiritualidad y comunión con Dios.  Hazte la pregunta siguiente: “¿Cómo hago yo en situaciones difíciles?”  Esto podría animarte a buscar una comunión más íntima con Dios.

 

III.             Esta paciencia no se irrita contra Dios en la esperanza (a veces larga) de recibir sus promesas o de su intervención en tu vida.  (Sal. 40:1  literalmente: "Esperando, esperé al Señor").

1)             Impaciencia a verle intervenir es una demostración de poca confianza en él.


2)             Ilus.:  El Dr. J.H. Jowett se encontraba delante de una situación difícil en que tenía que tomar una decisión, que parecía casi imposible de tomar, y no parecía recibir una solución de parte de Dios.  Explicó la situación a un amigo, y le preguntó:  ¿Qué harías tú en esta situación?"  La respuesta de su amigo fue: "No lo sé.  No estoy en aquella situación, y en realidad, tampoco lo estás tú.  ¿Para cuándo tienes que tomar una decisión?"  Jowett dijo: "Viernes".  "Entonces el viernes todo estará claro" contestó el amigo.  Y, en verdad, cuando vino el día decisivo, el Señor había puesto la decisión muy clara que tenía que tomar.

3)             Paciencia = esperar sin inquietud.  Puedes hacer que el timbre del despertador suene antes de la hora, con la mano, pero eso no haría adelantar la verdadera hora.  Puedes abrir una rosa antes de su tiempo, pero destruirás su belleza.  Puedes destruir o perder muchas bendiciones que Dios tiene en reserva para ti, por tener dema­siada prisa.

4)             A veces piensas que Dios actúa de una manera injusta contigo cuando no interviene inmediatamente en tu vida.

 

Sí, tenemos que aprender a creer en la soberanía de Dios.  Necesitamos aprender a creer que Dios se encarga de la situación y que interviene siempre al mejor momento.  Lo que Jesús dijo literalmente en Lucas 21:19 era "Dominad vuestras almas por la paciencia".  Es en una relación con el Señor que desarrollaremos esta paciencia.  Es un poder, un poder espiritual;  Gálatas 5:22 nos dice que es fruto del Espíritu.  Aprendamos a andar por el Espíritu y veremos como él produce esta paciencia en nosotros.  Si nos falta paciencia, no se trata de intentar ser más paciente para poder ser más espiritual. Se trata más bien de ser más espiritual para poder ser más paciente.


 

LA BONDAD Y LA BENIGNIDAD

Quinto y Sexto Aspecto del Frutodel Espíritu

“Mas el fruto del Espíritu es ... benignidad, bondad ...”

Estas dos expresiones son tan similares en significado que vamos a tratar las juntas, con una sola.  Se dice, en efecto, que la benignidad es la bondad puesta en práctica, mientras que la bondad es la característica que la produce. Es posible que eso sea cierto. Pero cuando las tratamos, es muy difícil separarlas. Se dice que una habla de la actitud del corazón, mientras la otra tiene que ver con acciones.  Por eso, trataremos las dos palabras como un solo tema.  Las dos tienen que ir juntos.

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable miseri­cordia, de benigni­dad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.  De manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col. 3:12‑13).

¿Sabíais que en 2 Crónicas 5:13-14 la bondad y la misericordia de Dios se identifican con su gloria?  También en Éxodo 33:18-19, y 22, cuando Dios prometió mostrar su gloria a Moisés, le dio una visión de su bondad y su misericordia.  En Efesios 1:6, leemos de la gloria de su gracia.  ¿Qué es la bondad?  ¿Conoces a alguien que se puede describir como siendo verdaderamente bueno?  Creo que una buena definición de la bondad sería el amor puesto en práctica.  Cuando Jesús quiso explicar lo que signifi­caba esto, le pareció mejor demostrarlo mediante un ejemplo, una historia.

Lucas 10:25-37

25  Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

26  Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley?  ¿Cómo lees?

27  Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

28  Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

29  Pero él, queriendo justificarse a si mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30  Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hi­riéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 

31  Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.

32  Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

33  Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a miseri­cordia;

34  y acercándose, vendó sus heridas, echán­doles aceite y vino; y poniéndole en su cabal­gadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

35  Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

36  ¿Quién, pues, de estos tres te parece que era el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37  El dijo: El que usó de misericordia con él.  Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú    lo mismo.

I.                  La bondad del samaritano estaba basada en la necesidad del otro.

1)             "viéndole, fue movido a misericordia" v.33

2)             La bondad de Dios

a)              hacia Israel basada en su necesidad. (Ex. 3ss)

b)              hacia nosotros basada en nuestra necesidad (Jn. 3:16)

3)             ¿Vemos nosotros las necesidades de las personas?  ¿Sabemos ver, oír, o escuchar?  Mt.5:7

4)             La bondad primero ve, luego siente, y por fin actúa.  La bondad tiene sentimientos, pero la bondad que consiste sólo en sentimientos no vale nada. (Stg. 2:15‑16).

5)             Esa bondad no necesita grandes necesidades para actuar.  Como dijimos la semana pasada, puede tratarse de pequeñeces.  Recuerdo cuando estaba viajando por medio de autostop, lo que era muy común en el Canadá cuando yo era adolescente. Volvía de un viaje largo, y estaba sin un duro.  Había esperado bastante tiempo, y finalmente alguien había parado para llevarme en mi última trama de viaje.  Eran dos, y cuando llegaron a un restaurante a mitad del camino (se trata de un viaje de unas cuantas horas) pararon para tomar algo para comer en el restaurante.  Naturalmente, bajé del coche, y empecé a pasear por la carretera mientras ellos entra­ban. Me preguntó el conductor si no entraba, y dije que no, daría un pequeño paseo mientras les esperaba. El conductor del coche entonces insistió en invitarme a entrar y tomar un trozo de tarta con un café.  Puedes estar seguro, que mientras comía esa deliciosa tarta, ¡sentía de todo corazón la bondad de aquel hombre!  Quien tiene necesidad sabe sentirse agradecido.

6)             Pero, ¿qué es la mayor necesidad de las personas?  ¿No es su estado espiritual?  Según la Palabra de Dios, son "sin Cristo, alejados de la ciudadanía (del cielo), ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza, y sin Dios en el mundo” (Ef. 2:12).  ¿No podemos sentir esta necesidad y actuar en ella?

7)             La bondad que siente el estado de las almas perdidas, pero que no evangeliza, está practicando hipocresía.

8)             Hay una diferencia entre ser bueno y ser buenazo.  La bondad no significa satisfacer todos los caprichos de quien sea.  Se basa en las necesidades.

II.                La bondad sin discriminación (un samaritano y un judío)

1)             La bondad de Dios para con justos e injustos (Mt. 5:45)

2)             El amor de Dios para los pecadores.  (¡No fue pasivo!  Hay quien piensa que hacia los "malos", hay que tener una bondad pasiva, pero no activa)

3)             A veces nuestra bondad o generosidad depende de que encon­tremos a alguien "simpático" por alguna razón (Stg. 2:1); nos "cae bien"; o que podemos ganar algo de ellos.

4)             Si nuestras obras vienen de un corazón lleno de bondad, no habrá cuestión de discriminación.  Y eso nos trae al último punto:

III.              La bondad basada en lo que está en el corazón

1)             La bondad de Dios está basada en su propia naturaleza.  Es parte de Dios ser bueno.

2)             Nuestra bondad ha de ser basada en el Señor, el Espíritu Santo, que está en nosotros.

3)             Eso viene de:

a)              una relación íntima con Dios

b)              una contemplación de su bondad (porque reflejamos lo que vemos mucho)

4)             descripción de la bondad de Dios en el Evangelio

5)             poner nuestra bondad en acción a cada vez que tenemos la inspiración (así tendremos la inspiración más a menudo)

Así vemos la bondad que Jesús que describe como siendo algo que responde a una necesidad - es misericordioso; la bondad es sin discriminación - se extiende a quien sea; y la bondad depende de lo que tienes en el corazón - por tanto, necesitas al Espíritu de Dios para que produzca una bondad natural, libre, que sea verdaderamente una parte de ti mismo.  Pero también necesitas practicarlo.  Un reto: ¿por qué no pensar en alguna necesidad ajena, y ver si puedes ayudar en alguna manera?  Supongo que si practicas en pequeñas cosas, el Señor acabará dándote mayores oportunidades.


 

                                         “Mas el fruto del Espíritu es... benignidad”

                                                                     Gá. 5:22

                                                                   Col. 3:9-17

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable miseri­cordia, de benigni­dad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.  De manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col. 3:12‑13).

Según el diccionario expositivo de la Biblia de Vine, la "benigni­dad" es aquella bondad del corazón que pasa a la acción.  No significa sólo bondad como cualidad, sino bondad en acción. No se trata de aquella bondad que se expresa en indignación contra el pecado, puesto que está puesta en contraste con la severidad (Ro.11:22) sino más bien en gracia y ternura y compasión.  Tiene el sentido de "amabilidad".  En verdad, al buscar definiciones de "benigni­dad" y "bondad" me costó ver la diferencia.  Sí que diferencias hay.  Se dice que una habla de la actitud del corazón, mientras la otra tiene que ver con acciones.  En este caso, trataremos las dos palabras como un solo tema.  Las dos tienen que ir juntos.

Ro. 11:22 nos da una explicación de la palabra por contras­tes: «Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para conti­go...”  La bondad, aquí, es en contraste con la severidad de Dios.  

Me sorprendió mucho ver que la palabra griega que se traduce "benignidad" es la misma palabra que se encuentra en Ro. 3:12 "Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.  Está diciendo: "No hay quien haga benignidad”. Nota que una de las razones por la cual la humanidad está condenada, sin esperanza humana, es su falta de benignidad.

Cada cristiano debería hacer muestra de la benignidad en su vida en la manera presentada por todo el Nuevo Testamento.

I.                   Debemos hacer muestra de la benignidad en nuestra vida, siguiendo el ejemplo de la benignidad de Dios

1)             1 P. 2:3 “Si es que habéis gustado de la benignidad del Señor”.    Ef. 2:7 "Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” Ti 3:4,5 “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia...”

2)             Dios es bueno para con nosotros, y nuestra razón de ser en el mundo es demostrar a la gente que Dios es bueno.

3)             Ha sido bueno en la provisión de la naturaleza.

4)             Ha sido particularmente bueno en nuestra salvación.

5)             Es bueno en su providencia continua hacia nosotros.

6)             A veces podemos estar tentado de poner en duda su bondad o benignidad hacia nosotros.  Pero en Jeremías 29:11, dice: "Porque yo sé los pensamientos que tengo de vosotros,... pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

7)             Confía en la bondad de Dios, y trata de reflejarla en tu vida hacia otros, para demostrar que eres, en realidad, un hijo de tu Padre celestial que da a quien no lo merece.

 

II.                 Deberíamos hacer muestra de la benignidad en nuestra vida, siguiendo el ejemplo de la benignidad de Pablo

1)             2 Co.6:6 "(nos recomendamos...) en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero...”

2)             Para Pablo, su bondad y benignidad eran una carta de recomendación.

3)             No se trata sólo del ejemplo de Pablo, sino también de los demás apóstoles.  Confrontado con un mendigo cojo, estaban sin dinero.  Pero (Hch. 3:6) dijeron:  "lo que tenemos, te damos"  y le dieron la sanidad de sus pies.

4)             Nosotros no podemos dar siempre salud a alguien, pero podemos darle de nuestro tiempo, de nuestro ánimo: cosas en que no perderemos nada.  A veces una sonrisa, o un pequeño regalo: una pequeñez;  cualquier cosa que demuestra a una persona que cuenta por algo en tu vida.

5)             Se trata de pensar en lo que los demás necesitan.  Booz fue así con Rut cuando estaba espigando en su campo. (Rut 2:8-16)

6)             Un conductor de tren llevaba una bolsa de carbón, y cuando pasaba cerca de cierto lugar en el campo, echaba las piedras de carbón a lo largo de la vía.  Alguien le preguntó por qué lo hacía, y él explicó que había una anciana pobre a quien le faltaba dinero para comprar carbón para calentar su casa.  Siempre iba al lado de la vía para ver si alguna piedra de carbón hubiera caído.  Tenía la vista débil y no se había dado cuenta que los nuevos trenes funcionaban con gasóleo..

7)             ¿Estamos conscientes de las necesidades de los demás?

 

III.               Cada cristiano debería hacer muestra de la benignidad en su vida, andando en el Espíritu

1)             Col. 3:12,13 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benigni­dad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia soportán­doos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.  De manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”  Gá. 5:22 "Mas el fruto del Espíritu es... benignidad”

2)             A veces no nos damos cuenta para quién hacemos una cosa.  Es decir, seríamos bondadosos, benignos, según con quien tenemos que ver.  A finales del siglo XVIII, el gerente de un hotel importante de la ciudad de Balti­more, EEUU, rehusó dar alojamiento a un hombre que estaba vestido como un cultivador, porque temía que su apariencia restaría categoría a su hotel.  Así, el hombre se marchó.  Más tarde, ¡aprendió que el hombre había sido Thomas Jeffer­son, ¡vicepresidente de los Estados Unidos!  Envió en seguida una tarjeta al patriota famoso, invitándole a una habitación gratis en el hotel.  Jefferson dijo al mensajero: "Dile que ya he tomado otra habitación.  Valorizo sus buenas intenciones, pero si no tiene lugar para un sucio cultivador americano, tampoco lo tiene para el vicepresidente de los Estados Unidos."

3)             Muy a menudo rehusamos demostrar bondad hacia el Señor cuando rechazamos a personas por sus circunstancias humildes.  Cristo puede estar en el niño pequeño que necesita atención, en el ama de casa que necesita ser animada, en el obrero frustrado que necesita que lo reconozcan.  Puede estar en la abuela en luto, el enfermo solitario que no puede salir, o en el vecino en sus dificultades.  “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” Jesús dijo.

4)             El Espíritu de Dios es incapaz de crueldad. Ni siquiera hacia animales. “El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel” (Pr. 12:10).  No se trata solamente de brutalidades físicas, sino de crueldad mental, mostrando desprecio hacia personas; dando nombres a las personas para rebajarlos, o asociar­los con algo o alguien desprecia­do. Para ciertos animales, la crueldad es instintiva. Para el mundo inconverso la crueldad es cosa común. Pero para el creyente, la crueldad ha de ser cosa extraña: nunca el Espíritu de Dios le dirigirá en eso.

5)             Si la benignidad y bondad es fruto del Espíritu, tenemos que cultivarlo, igual como cultivaríamos manzanas o melocotones o uvas.  Cuando un hombre llevó una herra­mienta al herrero para que hiciera una reparación, éste lo hizo, pero no quiso cobrar.  El hombre insistía en pagar, pero finalmente el herrero dijo:  "¡Oye, ¿no puedes dejar que un hombre haga algo de vez en cuando para ensanchar su alma?!"

6)             Necesitamos desarrollar una relación con Dios para que el Espíritu obre a través de nosotros, y necesitamos ejercer nuestras almas en la benignidad.

 

La benignidad y bondad, pues, no son cosa de temperamento.  Se trata del fruto del Espíritu.  No puedes decir simplemente: «Eso no es mi estilo".  Cierto que lo puedes confesar si es verdad, pero entonces necesitas arrepentirte de esta actitud, y dejar que el Señor obre en ti. Examinémonos, a ver si estamos desarrollando la bondad en nuestras vidas. Pero no intentemos desarrollarla por nuestros propios esfuerzos. Si vemos que no está, tomémoslo como un aviso de que el Espíritu Santo no está produciendo su debido fruto en nuestros corazones. Eso debe empujarnos a buscar el rostro del Señor, y reclamar la obra del Espíritu en nosotros.


 

LA FIDELIDAD:

SÉPTIMO ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU

                                          “Mas el fruto del Espíritu es.... fidelidad”

                                                                 Gálatas 5:22

                                                              Mateo 24:42-51

En este texto la palabra "fe" puede significar igualmente "fideli­dad".  No se trata aquí de la fe que salva, puesto que es fruto del Espíritu.  Se trata de lo producido en la vida de un cristiano.  También, se encuentra en una lista de virtudes que expresan una vida cristiana: cómo vivir con otros en este mundo.  Por tanto, la traducción "fidelidad", aquí, se justifica bien.  La traducción de '77 dice "fidelidad".  La misma palabra pudiendo traducirse "fe" o "fidelidad", se trata de juzgar por su contexto de cuál se trata.  En este contexto, tomaremos la idea de "fidelidad".  El creyente debe ser fiel al Señor en todo aspecto de su vida por las razones que vemos en Mateo 24:42-51 :

I.                   Por no saber el tiempo del fin v. 42-44

1)             Es como saber que habrá un control de Sociedad, o de Naturales, pero sin saber cuándo será: será una sorpresa.  ¡TE PREPARAS!

2)             La venida del Señor está 2000 años más cercana ahora que cuando se anunció primero.  ¡Ojo con gente que trata de predecir los tiempos! (Hch. 1:7-8)  Es AHORA que cuenta para ser fieles.

3)             No puedes contar con ser más fiel más adelante.

4)             Aunque no sea la venida del Señor, hay:

i         tu muerte  (No sabes cuánto tiempo te queda para ser fiel.  Mi experiencia en el cementerio miran­do las edades de la gente).

ii        el fin de la oportunidad de hacer lo que debes hacer

5)             No dejemos, pues de ser fieles AHORA.

 

II.                 Por tener una responsabilidad  v.45

1)             Se nos ha dado algo que hacer: hagámosla.

2)             En el deporte, todo depende de una fiel disciplina física  (Luis el entrenador me hablaba de correr largas distan­cias "cross" para poder hacer otras actividades bien)  1 Co. 9:24-27

3)             Es una responsabilidad personal (Jn. 21:22) ¿Qué a ti? , sígueme.

i         Una cosa que desanima mucho es ver que otros no son fieles:  ("¡Pues no vale la pena que yo sea fiel!" pensamos.)

ii        Lo que importa en nuestra relación con el Señor no es la fidelidad de los demás, sino la nuestra.  Su llamada hacia mí es exclusiva y imperativa.  Mi responsabilidad es cumplir el papel que Jl ha elegido para .

4)             Mucho depende de nuestra fidelidad “puso... sobre su casa para que les dé alimento a tiempo”  (Otros necesitan que seamos fieles).

i         El joven sargento a "Heartbreak Hill", una de las peores batallas de la guerra de Corea.  Al dismi­nuir las hostilidades, un grupo fue para recoger los heridos y muertos.  Encontraron a este sar­gento moribundo.  Sus manos estaban paralizados.  Lo que les asombró era que el sargento tenia apretado entre sus dientes los dos puntos rotos del hilo de telégrafo para poder mantener la comunicación.  En un momento en que cualquiera hubiera estado m<s preocupado por sus propias heridas, a Él le intere­saba sólo ver a que las comunicaciones vitales siguieran para que su lado pudiera ganar.  Fue "fiel hasta la muerte".

ii        Creyentes que necesitan ser animados  ¿Eres fiel hacia ellos?

iii      Almas perdidas que necesitan oír ¿Eres fieles hacia ellos?

iv      Almas perdidas que necesitan ver ¿Eres fiel en tu cristianismo vivido?

5)             Fieles en "pequeñas cosas" Lucas 19:17.  Historia de una señora que rellenaba una caja para misioneros en India.  Un niño vino a su puerta con un penique.  La señora compró un folleto evangélico y lo puso en la caja.  Eventualmente el folleto vino a las manos de un jefe en Burma, y Dios lo utilizó para que este hombre ponga su fe en Cristo.  Éste habló de su conversión y su nuevo gozo a sus amigos.  Muchos creyeron y abando­naron sus ídolos.  Se edificó una iglesia y al menos 1500 nativos fueron convertidos del paganismo.  Todo esto, y seguramente más, fue el resultado de un penique que una niña dio fielmente al Señor con un corazón lleno de amor.

6)             "Caleb" (Nú. 14:24) significa "perro".  No parece ser un cumplido,  a menos que era para hacer pensar en la fidelidad de un buen perro.  Se ha dicho que ningún perro jamás ha seguido a su amo con la fidelidad con que Caleb siguió a su Dios cuando todos abandonaban.

 

III.               Por tener que dar cuentas al Señor  v. 46-51

1)             Por haber una recompensa v.46-47

i         El Señor ve lo que hacemos, grande o pequeño.

ii        El Señor es justo y no deja de recompensar, en esta vida, o en la próxima, la fidelidad de los suyos.

2)             Por haber un castigo v.48-51

i         Sí, a todos se nos pedirá cuentas. 

ii        Todos tendremos que responder por nuestra vida.  En 2 Co. 5:10, leemos: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.

3)             ¿Estamos pensando en nuestro futuro?  Lo solemos hacer en el sentido económico, aun en cuanto a nuestra salud.  Pero, ¿estamos pensando en el encuentro ante el Tribunal de Cristo?  ¿Anhelamos oír la voz del Crucificado que nos dice"  "Bien, buen siervo y fiel"?

 

¡Seamos fieles!  No sabemos hasta cuánto tiempo tenemos para serlo: hasta cuándo hemos de aguantar; hasta cuando tenemos la oportunidad de servir al Señor.  ¡Seamos fieles!  Porque tenemos la responsabi­lidad de serlo.  El Señor está contando con nosotros.  ¡Seamos fieles!  Tendremos que dar cuentas al Señor al final.  Anhelemos la palabra del Señor que dirá:  "Bien, buen siervo y fiel; has sido fiel en poca cosa, te confiaré mucho”.


 

LA MANSEDUMBRE:

OCTAVO ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU

"Mas el fruto del Espíritu es... MANSEDUMBRE"

Gá. 5:23

Mateo 11:25-30

"En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.  Sí, Padre, porque así te agradó.  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.  Venid a mí todos los que estáis trabaja­dos y cargados, y yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros, y apren­ded de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis des­canso para vues­tras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga."

Tenemos, a veces, una idea equivocada de mansedumbre.  Lo vemos como siendo una señal de debilidad, cuando en verdad es una fuerza.

Larousse: Apacibilidad, benignidad.  Se dice de un clima.

                        (Manso: suave, apacible, domesticado)

Salvat: Apacible; animales que no son bravos; cabestro, animal que en un rebaño guía a los demás.

Webster: humildemente sumiso; demasiado blando, faltando espíritu (trad.)

Dicc. Etimológico: viene del latín "mansuetus",  part. de "man­suescere".  Significaba "amansarse", "acostum­brarse a la mano o el poder del dueño".

Griego: "praoteis"        suavidad, humildad, cortesía, consideración.  En otras palabras, ¡"un caballero"!

            Parece que el manso es una persona que está capaz de controlar sus reacciones a las circunstancias, y especialmente a las personas adversas. Así se trata de una fuerza y no una debilidad.

            Tenemos el ejemplo de la mansedumbre de Jesús (Mt. 11:29).  Según Isaías 53:7, Jesús no dijo ni una palabra mientras le clavaban en la cruz.  Un débil habría sido menos manso, gritando.

"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad".  (Mt. 5:5).

I.                   MANSEDUMBRE HACIA LAS CIRCUNSTANCIAS

1)             "Si sólo las circunstancias fueran mejores, o distintas, podría hacer más..."

2)             "No aguanto más"

3)             Moisés: 40 años en Madián

4)             Jesús no aceptó la cruz de una manera pasiva: la miró con propósi­to, con decisión.

5)             Mansedumbre es dar gracias en toda circunstancia  1 Ts. 5:18

 

II.                 MANSEDUMBRE HACIA LOS HOMBRES

1)             Una mansedumbre fuerte, y no débil.  No se trata de la actitud que dice:  "¿Qué puedo hacer? Ellos quieren..."  Jesús no miró la cruz así.

2)             Moisés: tuvo paciencia con su pueblo.

3)             Aceptarlos tales como son.

4)             Someterse mutuamente (Ef. 5:21.)

 

III.               MANSEDUMBRE HACIA DIOS

1)             Mansedumbre que acepta;  mansedumbre que obedece.

2)             Ejemplo de Moisés:  Al principio resistió - la misión era contra su voluntad - pero lo hizo con todas sus fuerzas porque la misión venía de Dios.

3)             Jesús dijo: "No mi voluntad, sino la tuya."

4)             Cuando Jesús miró hacia la cruz con propósito, con decisión, se mostró manso, no sólo para con las circuns­tancias, sino también hacia Dios.

 

            ¿Cómo te ves, a ti mismo?  ¿Quieres defenderte, proteger tus in­tereses, atacar, hacerte valer?  ¿Sabes ser manso?  No se trata de la mansedumbre de una víctima, sino de la mansedumbre de Jesús, Rey de reyes, quien estaba decidido a hacer la voluntad de Dios.


 

LA TEMPLANZA:

NOVENO ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU

                               "Mas el fruto del Espíritu es... templanza" (Gá. 5:22-23)

                                                          Lectura: 1 Co. 9:24-27

                                                       Proverbios 16:32 y 25:28

                                             Definición:          La palabra griega εγκράτεια, que viene de κρατoς, o fuerza, significa "control de sí mismo".

Es el aspecto del fruto del Espíritu con que tenemos más dificultad, porque implica la disciplina.  ¿A quién le gusta la disciplina?  En realidad, "mansedumbre" y "templanza" tienen algo en común, puesto que los dos exigen un control de sí mismo: manse­dumbre, frente a Dios, las circunstancias, y las personas; templanza, frente a sí mismo y sus deseos.

El fruto del Espíritu es la respuesta a las obras de la carne que vemos en Gálatas 5:19-21.  Incluidos en estas son: borracheras, y orgías (v.21).  Ahora, las orgías no son lo que pensamos ahora.  En otras traducciones, se trata de "excesos de la mesa"; u orgías de comer.  Los romanos ricos, en sus banquetes, comían todo lo que podían, y bebían todo lo que podían.  A mí me parece algo desagradable, pero esto es justamente el contrario exacto de la templanza.  No es necesario, sin  embargo, ir a tales extremos para no practicar la templanza.  Esto de escuchar siempre sus ganas, y satisfacerlas, ya es contrario a la templanza.  Por esto no está bien que un niño no pueda esperar a la hora de comer para satisfacer su apetito.  Si no recibe un control en la familia, tampoco aprenderá a controlarse a sí mismo.

I.                  La templanza es la respuesta del hombre a las exigencias de Dios  (Hch. 24:25).

1)             La justicia de Dios implica una cierta exigencia.  El control de sí es la respuesta necesaria a aquella exigencia: la disciplina que no hace lo que yo quiero, sino lo que Dios quiere.

2)             La templanza reconoce que la carne, el "yo", la tendencia natural, no actúa automáticamente conforme a la voluntad y la justicia de Dios.

3)             El ejemplo de Pablo, que trató duramente su cuerpo (1 Co. 9:27).

4)             Cuando tenemos el deseo de complacer a la carne, de exagerar en la satisfacción de nuestros gustos, o cuando nuestros gustos son contrarios a las normas establecidas en las Escrituras, debemos reconocer que somos llamados a padecer junto con Jesucristo, y no a complacer a todos nuestros deseos.  Hasta podemos armarnos del pensamiento de padecer en la carne (1 P. 4:1ss).

 

II.               La templanza es poner en práctica el conocimiento de Dios (1 P. 1:6).

1)             No basta el simple conocimiento intelectual de la Palabra de Dios.  La templanza, es (ponerla en práctica! (Stg. 1:22).  Sino, sería hipocresía.

2)             La templanza es el amor en acción.  "El amor es sufri­do... no busca lo suyo, no se irrita..." (1 Co. 13:4,5).

3)             La templanza es la puesta en práctica de la libertad.  En algún artículo de Pan Diario, leemos: "Ser esclavo de sus propios apetitos, es la peor esclavitud".

                    

III.             La templanza es fruto del Espíritu (Gá. 5:22-23).

1)             Su importancia como testimonio de la gracia de Dios.  (Historia de un pastor que pesaba más de 150 kilos, y predicaba contra el uso de tabaco, de drogas, de alcohol.  Algunos jóvenes le dijeron que le harían caso si Dios le liberaba del abuso de la comida.

2)             Es el resultado de una comunión constante con Dios.  De "andar en el Espíritu, para no satisfacer los deseos de la carne".

 

¿Hasta qué punto te controlas?  ¿Hasta qué punto controlas tus acciones y tus reacciones?  ¿Sabes controlar lo que comes?  Para que tú controles estas cosas, es necesario que Dios te controle a ti.  Que él tenga señoría en tu vida.