MATEO 7:1-6 "NO
JUZGUÉIS"
(Gálatas 6:1)
Surgen unas preguntas frente a esta expresión
"juzgar":
1. Lo
que no hay que juzgar
2. Lo
que hay que juzgar
3. Cómo
tratar el pecado del otro.
¿Cuándo se debe confrontar el pecado del hermano,
y cuándo se debe callar? Hay momentos
apropiados para los dos. El problema de
hoy ha sido el problema de siempre.
I.
Lo Que No
Hay Que Juzgar
1. Regla de amor.
Júzgalo, critícalo, como quisieras que te lo hicieran a ti.
2. Hipocresía de juzgar, censurar al otro cuando tú
tienes pecados escondidos.
3. Tu censura no proviene de un odio al pecado si no
estás condenando también el pecado que hay en ti. Sería más bien odio hacia el pecador.
4. Tu juicio puede ser injusto porque sólo ves una
parte de la historia.
5. Ejemplo: un hombre andando por la carretera ve a
alguien sentado en una silla en el terreno delante de su casa, mientras
utiliza un rastrillo para arrancar malas hierbas. El primero piensa: "¡Qué
holgazán!" Pero luego, nota que es
una silla con ruedas. Entonces, piensa:
"Qué valiente!" Todo depende
de cuánta información tenemos.
6. Hesita, duda mucho antes de juzgar o criticar la
acción de tu hermano o hermana.
a. Puede haber mucho que no sabes, que le haga menos
culpable.
b. Tú puedes tener algo peor.
c. El amor cubre una multitud de fallos.
d. Pregúntate: ¿Por qué, y para qué critico?
II.
Lo Que
Hay Que Juzgar
1. El pecado, y no al pecador.
2. El pecado que hay en ti más que el pecado que hay
en otro.
3. Si tienes que escribir un examen al final de tu
curso y no te sientes preparado, me parece que te sentirás mucho más angustiado
por tu propia ignorancia que por la de tu vecino.
4. El mismo pecado en ti es más importante que en el
otro, porque ¡tú estás consciente de aquel pecado!
5. El pecado en ti te importa más que el mismo pecado
en tu vecino, porque ¡es tu responsabilidad!
6. La Biblia te dice:
a. "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la
fe. Probaos a vosotros mismos."
(2 Corintios 13:5)
b. "Por tanto, pruébase cada uno a sí mismo, y
coma así del pan, y beba de la copa." (1 Corintios 11:28)
7. En la historia de Lucas 18:9-14, el fariseo juzgó
el pecado del otro, y el publicano juzgó su propio pecado. El publicano "descendió a su casa
justificado antes que el otro." (v.14)
8. Examínate; júzgate; deja que el Señor te lave, te
purifique, y te cambie.
III. Cómo Tratar El Pecado Del Otro (Gálatas 6:1)
1. Con espiritualidad. Es decir, asegúrate que estés tú mismo en
comunión con Dios; que estás lleno del Espíritu; que no hay estorbo.
2. Con deseo puro:
a. Con deseo de restaurar a tu hermano, más que
castigarle.
b. Con deseo de restaurarle más que hacerte valer.
c. Con deseo de restaurarle más que vengarte por
alguna humillación anterior.
d. Con deseo de restaurarle más que vengarte por
alguna inconveniencia que su pecado te causa.
3. Con espíritu de mansedumbre
a. contrario al espíritu de juez
b. dispuesto a escuchar
c. dispuesto a que te corrigen
d. dispuesto a entender
e. dispuesto a cambiar
f. dispuesto a humillarte y reconocer que no eres
mejor que el otro
4. Considerándote a ti mismo. (Judas:24 "y de otros tened misericordia
con temor.")
a. Tener temor de que si el otro pudo caer, tú también
tienes exactamente la misma naturaleza.
b. Tienes que depender de Dios como un niño que se
pega desesperadamente a su madre al ver acercarse un perro de aspecto feroz.
c. No olvides: el diablo ataca al que quiere ayudar
al otro.
5. Con espíritu de compañerismo. "Sobrellevad
los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo."
(Gálatas 6:2) ¡No hay que olvidar que
sois "de la misma banda!" No
sois adversarios.
Así, el mensaje de este texto es: no tienes que juzgar a tu hermano, sino
ayudarle. En vez, júzgate a ti mismo,
para no ser juzgado.
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