Tuesday, January 7, 2014

MATEO 8:23-27 ¿POR QUÉ TEMÉIS?


MATEO 8:23-27

¿POR QUÉ TEMÉIS?


"¿Dónde está tu fe?"  Lucas 8:24
"¿Por qué teméis, hombres de poca fe?" Mateo 8:26

Esta historia nos enseña algo sobre dos temas importantes: sobre la fe, y sobre la persona del Señor Jesús.
Parece paradójico ver al Señor Jesucristo como un hombre al principio, tan cansado después de su día de trabajo que se duerme en el barco, y sigue durmiendo aun en la tormenta.  Luego, lo vemos en su divinidad mandando a los vientos y al mar, y le obedecen.  Sus dos naturalezas, 100% humana y 100% divina son esenciales al evangelio.
Los que se llaman "Testigos de Jehová"  quieren decirnos que Jesús no era ni hombre, ni Dios.  Se equivocan, y engañan a la gente.
Yo no tengo querella con ellos por ser distintos, ni por crecer rápido, ni pos sus métodos (podríamos imitar algunos de sus métodos).  No, mi querella con ellos es negar que Cristo es Dios que vino en carne.  Niegan que es hombre y niegan que es Dios.
Esta historia nos demuestra que Jesús es, a la vez, hombre y Dios.
Este pasaje nos demuestra a los após­toles en su debilidad; nos demuestra a los apóstoles en el error; o, en otras palabras, nos demuestra a los apóstoles aprendiendo.  ¡Gracias a Dios por los errores de los apóstoles!  Porque así nosotros también podemos aprender.  Esta lección que aprendemos es la lección de la fe.  La fe se demues­tra en las dificultades.

I.       El Error Del Pánico
1.      El Señor, en esta experiencia, tuvo que calmar dos tormentas, y las calmó reprendiéndoles a los dos.  Reprendió a la tormenta del mar y reprendió a la tor­menta de los apóstoles.  La tormenta interior, y la tormenta exterior.
2.      El pánico de los apóstoles.
3.      Siempre es mal, es pecado, que un creyente se halle en tal condición.  Sean lo que sean las condiciones, el creyente no debe ser agitado, o turbado. (Fil. 4:6)
4.      Un creyente no debe estar deprimido, agitado, alarmado, frenético, sin saber qué hacer, como si fuera una per­sona del mundo.  Esta reacción es típica de quien no es creyente.
5.      El creyente nunca debe ser llevado por sus sentimien­tos.
6.      La falta de control del creyente implica una falta de confianza en Cristo.
a.       Esto es lo que vemos en los apóstoles:
b.      "Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?" (Marcos 4:38).
7.      ¿Cómo reaccionas tú frente a circunstancias adversas, circunstan­cias que parecen desastrosas?

II.    La Prueba De La Fe
1.      La misma circunstancia que puede inspirar terror, o pánico, puede ser visto como siendo una prueba de la fe.
2.      En Hebreos 11, cada uno fue probado.  Recibieron grandes prome­sas, las aceptaron por la fe, y luego todo parecía ir mal.  Noé, Abraham, Jacob, Moisés.
3.      Dios da primero el don de la fe, y luego Él pone aque­lla fe a prueba.  1 Pedro 1:6-7; Santiago 1:2
4.      Hay varias personas a quien he bautizado que tuvieron terribles pruebas en el día misma de su bautismo.  Claro, Satanás quiso estropear o impedir el bautismo.  Pero Dios permite estas pruebas de la fe para fortale­cerla.
5.      Promesas de la tribulación. (Filipenses 1:29; Juan 16:33; Hechos 14:22.
6.      Si tenemos un "concepto mágico" de la vida cristiana, nos encon­traremos en problemas, porque cuando vengan las dificultades, seremos tentados a preguntar: ")Por qué se permite esto?" y nunca se debe hacer tal pre­gunta.
7.      El Señor duerme y permite que viene la tormenta. Parece indife­rente, pero no lo es.

III. La Solución De La Fe
1.      El pánico es la reacción a un sentimiento.  La fe no es un sentimiento.
2.      Sentimiento puede producir felicidad;
a.       Fe       produce     gozo.
3.      La fe es el gran "pero" del cristiano.  La fe dice "sí, veo las olas, la tormenta, pero...".  ¡Es el "pero Dios..."!
4.      Atención:  La fe no es automática.  Se tiene que poner en acción.  Se tiene que aplicar.  Se trata de tu decisión.
5.      La fe, rehusando ser controlado o dominado por las circunstan­cias, se acuerda de lo que cree, y de lo que sabe.  Luego, la fe aplica lo que sabe, a la situación.  Hebreos 12:11; Romanos 8:28.
6.      Tu circunstancia es secundaria en importancia.  Lo importante es cómo reacciones a tu circunstancia.  ¿Tomas la decisión, en medio de tus circunstancias, a aplicar tu fe?


Tú tienes el privilegio de aprender de la experiencia de los discípu­los.  Puedes aprender desde este lado de la cruz.  Puedes aprender que Cristo está presente en tu situación.  Puedes decidir, por la fe, dejar que Él haga Su voluntad perfecta en tu vida, formándote.

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