Friday, January 3, 2014

MATEO 7:13-23 ¿CUÁL PUERTA?


MATEO 7:13-23 

¿CUÁL PUERTA?

La Puerta Estrecha
El Camino Angosto
La Medida del Sermón Del Monte

Muy a menudo, en el pueblo evangélico se suele fijar en la libertad y la gracia de la salvación, y se dice:
"¡Qué maravilloso es!, y ¡qué fácil!"
porque aprendemos que la salvación es gratis, sin esfuerzos.  También se suele poner mucha énfasis en el interior, en el corazón, porque mientras el hombre juzga el exterior, Dios escudriña el interior del corazón del hombre.  Pero a veces se piensa que Dios sólo ve el corazón.
Pero con todo esto, uno se puede engañar.  Lo que dice Jesús es que tú no puedes juzgar la sinceridad interior de una persona por tu intuición o por tu propia medida.  Pero si alguien viene y te explica la Biblia de una manera muy convincente, pero que su vida no esté en regla, ¿debería hacerle caso?  y, ¿deberías descansar en la seguridad de tu salvación, descansar en tu elección, si no estás obedeciendo al Señor?
Hay muchas personas inconversas que tienen una vida mucho más recta que ciertos evangélicos que se dicen "salvo por gracia".  ¿Acaso nos equivocamos en decir que la salvación es por la fe sola? No nos equivocamos. Pero ...
Miremos lo que dice la Biblia.
Jesús dijo que la puerta es estrecha, y el camino angosto, y que hay mucho menos personas salvas de lo que se piensa.  En Juan 2:23-25, queda claro que "creer en el nombre de Jesús" no signi­fica nada.

I. La calidad de la vida es la medida de quien quiere enseñarte.  v.15-20
1.      No te puedes fiar en quienquiera que enseña la Palabra de Dios.
2.      El mejor predicador con muchos resultados puede ser un hombre sin Dios.
3.      Si su vida no apoya su enseñanza, su enseñanza no vale nada.
4.      No te fías en su presencia física, ni su sonrisa, ni su cara angélica.
5.      Si miente, si es envidioso, si es codicioso, o intere­sado, puede ser un ministro de religión, pero no es ministro de Dios.
6.      Si su vida está llena de odio, de rencor, es que no conoce al Dios de amor, de perdón.  ¿Cómo, pues, os puede enseñar algo de él?
7.      Si no tiene santidad de vida, si no puedes seguir su ejemplo, tampoco puedes aceptar su enseñanza.
8.      Su vida y sus palabras tienen que ser conformes a la Palabra de Dios; al Espíritu de Dios.
9.      Tú tienes la responsabilidad de juzgar a quién vas a escuchar;  a quién vas a tomar en serio; quién está calificado para enseñarte la Palabra de Dios.  Jesús dice "Guardaos".  Así que no puedes echar la responsa­bilidad a quien te enseña.  Tú responderás por ti mismo.
10.  El juicio, el discernimiento, tiene que ser lógico.
a.       Si lleva malos frutos, es mal árbol.
b.      Si lleva mentiras, es hijo de aquel que es menti­roso desde el principio.
c.       Si no lleva el amor, no conoce al Dios de amor.
d.      Si no lleva santidad y pureza, es que no conoce al Dios santo.

II.  La vida que llevas es la medida de tu profesión cristiana v.21
1.      Decir "Creo en Jesús" no basta.  Hay que creer del corazón, y hay que confesar que Jesús es Señor.
2.      Imposibilidad de recibir a Jesús como Salvador sin recibirle como Señor.
3.      La sorpresa futura de aquellos que recibieron una "salvación" equivocada, v.22-23.
4.      No es que algunos pierden su salvación, su relación con Dios.  Jesús no dice "No os conozco", sino "Nunca os conocí".
5.      No hay cuestión de perder la salvación.  "Nadie os arrebatará de mi mano" (Juan 10:28).  No se puede perder lo que uno no tiene.
6.      La diferencia entre la fe y el asentimiento mental.  "Los demo­nios creen, y tiemblan" (Santiago 2:19).

III. La base de la medida tiene que ser la práctica de la Palabra v.24
1.      El prudente y el sensato: el segundo hombre tiene una seguridad falsa.
2.      No descansa en los sentimientos, ni en las emociones.
3.      Tampoco descansa en una profesión vacía, tradicional, o formal por ser "evangélico"
4.      Tampoco descansa en haber comprendido que el Evangelio es la respuesta más lógica.
5.      La fe que salva implica un arrepentimiento y una plena entrega a Cristo -  no la perfección, pero una decisión de tomar un camino nuevo, reconociendo que sólo el Señor puede hacer esto en ti.  Esta decisión se tomará naturalmente si entiendes bien qué son los pecados de los cuales has sido perdonado.


¿En qué está tu seguridad?  ¿Estás seguro de que has empren­dido el camino angosto, y que has pasado por la puerta estrecha?  Hay muchos que piensan haber tomado el camino, pero que están en el camino de la destruc­ción eterna.  Por lo tanto,


"Examínate para saber si estás en la fe." (2 Corintios 13:5)

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