MATEO 8: 1-17
SANIDADES
“Para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras
dolencias” (Mateo 8:17)
Este pasaje se puede dividir en cuatro partes:
I La
sanidad del leproso v.2-4
La lepra, llamada la "lepra
blanca", servía de símbolo familiar
y eficaz del pecado: era repugnante, contagioso, e incurable.
- su fe
Esto es la única cura de un leproso que esté
notada en los tres evangelios (aunque el mismo acontecimiento se relata en los
demás evangelios)[JEF1].
Seguramente fue la primera vez que Jesús curase a un leproso, lo que
resalta aun más la fe de este hombre.
La fe: No dice "pienso que puedes", o
"espero que puedes", o "seguramente que puedes", sino
simplemente: “puedes".
Este leproso nos enseña cómo acercarnos al Señor:
“si quieres, puedes...":
1) Una firme convicción del poder del Señor
2) Una sumisión a la voluntad del Señor (no exige)
Se trata de decir: “Hágase tu voluntad..."
Es como decir: "Me echo a tus pies, y si
perezco, a tus pies perezco".
- Jesús "quería"
En Marcos 1:41 dice "Jesús, teniendo
misericordia de él" o, mejor traducido, sería "Jesús,
conmovido,..." En Mateo no lo
menciona porque el propósito es demostrar el poder, la soberanía, del Rey: que
él puede todo. Marcos demuestra su
servicio, su compasión, su misericordia.
Le tocó:
Este tocar, legalmente, podía hacer que Jesús fuera impuro. Lo único que podía cambiarlo sería que el
leproso ya no sea leproso cuando Jesús lo tocara. En vez de que la impureza contaminara al
limpio, como era la norma, fue el limpio, la pureza de Jesús, que cambió al hombre
impuro.
Es lo mismo cuando nos acercamos a Jesús con
nuestros pecados, si nos acercamos con fe.
"Al instante" fue inmediato. Matthew Henry comenta que la naturaleza
trabaja poco a poco, pero el Dios de la naturaleza trabajó en seguida. Él habla, y ya está hecha (véase la creación
en Génesis 1). Es un contraste con
muchas supuestas "sanidades" de hoy en día.
Las instrucciones que el Señor le da:
1) -
Jesús exige que cumpla la ley
- que haya un testimonio delante de los
sacerdotes: lo que ellos no pueden
hacer, el Señor sí que puede. Ellos
siempre habían tenido el ministerio de examinar, juzgar, si un hombre era puro
o no: reconocían que sólo Dios podía hacer que un hombre sea puro. Esto fue, pues, una demostración de la
divinidad de Jesús.
2) -
Jesús exige silencio
- que no hable de esto: un testimonio para confundir a los
sacerdotes, sí. Pero que no hable a la
gente. Sin embargo, según Marcos (1:45) este hombre divulgó la cosa, y Jesús fue impedido
en su ministerio como resultado. La
desobediencia nos parece natural, pero siempre hay que obedecer a aquel a quien
llamamos Señor.
II La
sanidad del criado del centurión v.5-13
- su preocupación
- su fe
- Jesús se maravilla
- los gentiles y los Israelitas:
- habrá gentiles sentados con Abraham e Isaac y
Jacob
- habrá Israelitas echados a las tinieblas de
afuera
III La
sanidad de la suegra de Pedro v.14-15
- postrada con fiebre
- Jesús la toca
- resulta en servicio
IV La
sanidad de endemoniados y enfermos v.16-17
- Traen muchos a Jesús
- Echa a los demonios con la palabra
- sana a todos los enfermos
- cumplimiento de lo dicho del profeta Isaías (Is.
53:4)
En ciertos casos Jesús responde a la fe de las
personas. En otros casos responde
sencillamente a la necesidad. En los dos
casos, se trata de una señal del poder de Jesús.
En cuanto al cumplimiento de Isaías no significa
que la sanidad actual sea parte de nuestra salvación. Todos tendremos cuerpos
sanos en la resurrección, gracias a la obra de Cristo en la cruz. Allí en Galilea, lo que Jesús hizo era una
señal de su propia persona: que es el Rey; que el reino de los cielos había
venido en su persona.
Si estas sanidades, y el
texto en Isaías 53, significaran que todas las enfermedades deben ser quitadas
al salvarnos, ¡esto significaría que ningún creyente podría morir
físicamente! Vemos también cómo hombres
que servían al Señor podían tener una enfermedad prolongada, sin intervención
milagrosa para sanarlos. Pablo dice:
"a Trófimo dejé en Mileto, enfermo" (2 Ti. 4:20) y Epafrodito había
estado gravemente enfermo también (Fil. 2:26). ¿Por qué no pudo sanar o evitar
la enfermedad de estos hombres de Dios?
Es que la enfermedad no ha sido quitada de la vida de los creyentes.
Sólo lo será cuando la muerte habrá sido definitivamente aniquilada.
No comments:
Post a Comment