Sunday, January 12, 2014

MATEO 10 - NUESTRA MISIÓN


MATEO 10 

NUESTRA MISIÓN


“El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor..... Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mateo 10:24,38).

El problema del v. 23:  Según Matthew Henry, Jesús está diciendo que su mensaje será demostrado como siendo verdadero antes mismo de haber terminado de predicarlo: la resurrección y la venida del Espíritu Santo, dando poder a los discípulos.  Según Jamieson, Fausset, y Brown, se trataría de la destrucción de Jerusalén, y del reino de Jesucristo establecido entre sus ruinas.  Adam Clark creía que se trataba simplemente de la venida del Espíritu Santo.  Esta última interpretación no toma en cuenta la expresión "Hijo del Hombre".  Personalmente me parece que habla sea de la transfiguración, sea de la resurrección.

De todos modos, lo importante de este texto es la misión que Jesús confía a sus discípulos, lo que nos da una idea de la misión que nos confía a nosotros.

            Se trataba de una misión conflictiva: con una combinación de conflicto, autoridad, y poder tanto para los apóstoles como para nosotros.

I.       UNA MISIÓN PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO v. 5-7
1.      No es para hablar de sí mismo, aunque un testimonio personal es bueno.
2.      No es para hablar de su iglesia.
3.      No es para hablar de los errores de la religión falsa (sea judaísmo, catolicismo, o cualquier otra), aunque a veces es necesario denunciar el error para que se entienda la verdad.
4.      Es para anunciar el evangelio: las buenas nuevas que el Rey ha venido, y que volverá a venir; - que Cristo murió por nuestros pecados, para salvarnos de nuestros pecados.

II.    LA NECESIDAD DE CONFESAR AL SEÑOR COMO NUESTRO SALVADOR v. 32-33
1.      La promesa de que el Señor reconocerá a quien le confiese entre los hombres.
2.      Existen personas a quienes les gusta considerarse como cristianos evangélicos, pero que tienen vergüenza de proclamar su fe en público.  Son "creyentes secretos".  Tal comportamiento es repulsivo para Dios.
3.      El "Pan Diario" nos cuenta de un joven que fue convertido a Cristo cuando estaba lejos de su casa.  Se preguntaba cómo haría frente a las tentaciones cuando volviera a su ciudad natal.  Le aconsejaron que confesara su fe en Cristo enseguida en cualquier momento que encontrara a alguien que no había oído hablar de su nueva vida.  Al bajar del tren, la primera persona que vio era una chica que había conocido antes de su conversión.  Ésta le saludó calurosamente y le preguntó cómo iban las cosas.  Cuando le dijo que se había convertido a Cristo, la cara de ella se puso algo rígida, dijo unas cuantas palabras de cortesía, y lo dejó.  Después de que hubiera afirmado su fe ante unos cuantos conocidos más de días anteriores, poco tiempo costó para que el asunto se diera a conocer generalmente.  No fue necesario que se preocupara por encontrar maneras de romper su amistad con aquellos que no querían saber nada del Evangelio:  fueron ellos que le dejaron automáticamente.  Por otra parte aquellos que tenían hambre de recibir una ayuda espiritual iban a buscarlo.  Sólo una confesión pública te identificará abiertamente con el Señor, te establecerá en tu toma de posición por la verdad, y hará de ti un creyente eficaz.  Por tanto, te irá mejor si reconoces a Cristo abiertamente sin tener vergüenza.
4.      Si vale la pena tener fe en Cristo, vale la pena también proclamarlo abiertamente.

III. LA PRESENCIA DEL SEÑOR CON NOSOTROS  v. 19-20
1.      La promesa a los apóstoles; la promesa a nosotros.  Mt. 28:20; Hch. 1:8.
2.      No hay que pensar que estamos solos y desamparados.  “No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu...”  Nosotros los creyentes sólo somos canales de comunicación entre Dios y los hombres.  Pero en esto somos imprescindibles.  En 1936 se transmitió una emisión radiofónica a América desde Inglaterra.  Justo unos momentos antes de que se iba a oír la voz del Rey Eduardo VII, alguien dio un traspié sobre un hilo en la cámara de controles del puesto de radio en Nueva York, rompiendo la única línea de comunicación que había entre los dos países.  Los ingenieros estaban frenéticos.  Entonces, justo unos segundos antes del tiempo, un aprendiz bastante listo se asió de los dos trozos de hilo, uno en cada mano, haciendo de su cuerpo un puente.  Pocos segundos más tarde el Rey Eduardo se dirigió a la nación.  Sus palabras fueron transmitidas a través del cuerpo de aquel hombre.  El Rey de Gloria también puede hablar a través de ti.  Si pones una mano en la suya, y extiendes la otra hacia aquellos que son necesitados del Evangelio, serás un conducto de su gracia.
3.      El ser tímido frente a tal promesa no es modestia, sino una manera de tratar a Jesús de mentiroso.  En Apocalipsis 21, se incluye a los cobardes en muy mala compañía.
4.      ¿De cuál manera has estado cumpliendo con tu responsabilidad?

IV. LAS REACCIONES A NUESTRA MISIÓN v. 12-15, 34-36
1.      El resultado no depende de nosotros.
2.      El resultado no refleja sobre nosotros.
3.      Rechazan a Cristo y no a nosotros.
4.      Aceptan a Cristo y no a nosotros.
5.      Nuestra misión puede causar división.   “No penséis que he venido para traer paz a la tierra... sino espada” (v.34).  Para una persona que no está salvo, que está casado con un creyente, Jesucristo puede parecer como una suegra molestosa y posesiva.  Hay una buena razón por eso.  El Señor tiene un santo celo por los suyos y no duda en controlar sus vidas.  No se deja olvidar, y hace sentir su presencia hasta en algunos momentos de los más molestos.  No dejará a aquellos a quienes ama.  Por tanto, muchos hogares se hallan divididos por causa de afecciones y compromisos divididos.  En la realidad, el Señor no es como una suegra molestosa.  Es simplemente que él sabe muy bien que sólo él puede hacer que sus hijos sean felices y bienaventurados.  Sólo una persona totalmente controlada por él puede ser lleno de amor, gozo, y paz.  Si nuestro Salvador parece algo "molestoso", es que odia el pecado, y quiere proteger los intereses de los suyos.

V.    LA DIFICULTAD DE NUESTRA MISIÓN v. 24-28
1.      Nuestro temor
2.      Nuestra vida que contradice lo que decimos
3.      Satanás y su oposición
4.      Todo lo que hay en el "yo" del hombre se opone al evangelio
5.      Pero contra todo esto tenemos a Cristo.

VI. EL JUICIO QUE SIGUE NUESTRA MISIÓN  vv. 14, 15, 33, 42
1.      Su responsabilidad comparada a Sodoma y Gomorra
2.      Tu responsabilidad frente a este evangelio
a.       Responsabilidad de creerlo (v.15-15)
b.      Responsabilidad de confesarlo (v.33)
c.       Responsabilidad de predicarlo (v.27)
3.      El juicio no es sólo negativo: implica también recompensas (v.42).


Como el evangelio es algo grande, la misión que te ha sido confiada es también grande.  ¿Qué haces con ella?  ¿Estás cumpliendo con tu deber?  ¿Estás preparado para el gran día cuando todos nosotros compareceremos delante del tribunal de Cristo para responder de lo que hemos hecho en nuestros cuerpos (2 Co. 5:10)?  Espero que sí.

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