UNA NUEVA PARTIDA
Josué 1:1-9
Ocurre a menudo en nuestras vidas
que nos hallamos ante una nueva etapa. Habrá un cambio radical, sea en nuestra
vida de familia, en nuestro trabajo, o en nuestros estudios. Estos cambios que
vemos ante nosotros nos inspiran cierto temor a veces. Nos preguntamos cómo
afrontar el cambio. Muy a menudo nos damos cuenta de que las circunstancias que
tenemos ante nosotros son totalmente distintas a lo pensábamos. Podemos sentir
frustrados, decepcionados, incapaces, o atemorizados.
Josué se hallaba ante una
circunstancia parecida. Desde hacía cuarenta años había seguido a Moisés
fielmente en el desierto. Era un hombre de fe, y de obediencia al Señor. Junto
con Moisés, se había enfrentado con todo el pueblo enfurecido, arriesgando así
su vida. Estoy seguro de que quería
seguir apoyando a Moisés indefinidamente.
Y parecía que sería así. Moisés, aun estando muy viejo, tenía una salud
perfecta. Pero, ahora, todo ha cambiado. Moisés ha muerto, y si acaso Josué
tiene dudas, Dios mismo se lo dice. Y el pueblo está todavía acampado al este
del Jordán. Y Josué tiene que tomar el liderazgo del pueblo solo. Tiene que
llevar al pueblo a la tierra prometida. No podrá hacerlo apoyando a Moisés, ni
al lado de Moisés. Como líder, estará solo. Seguro que se sentía algo
defraudado, y preocupado en cuanto a cómo lo iba a hacer.
Nosotros también podemos
preguntarnos cómo vamos a afrontar un nuevo año, o una nueva etapa de nuestras vidas, o simple nuestro futuro, con nuevas condiciones. Quizá
hemos tomado algunas decisiones que van a cambiar nuestras circunstancias.
¿Podremos llevar bien nuestro camino ante estas condiciones? Los nueve primeros
versículos del libro de Josué nos dan unos principios para hacer frente al
futuro.
I.
Con acción (v.2 “Levántate y pasa este Jordán”)
1.
La inacción nunca solucionó nada.
2.
A veces una persona por falta de confianza en sí mismo
deja de actuar. Pero es lo peor que se puede hacer. Aumenta el problema.
3.
Decidir de actuar es difícil, pero generalmente cuando
empezamos a actuar, a servir al Señor en la manera en que sepamos hacer, el
camino se despeja.
4.
La pereza es pecado según la Palabra de Dios, y aun la
pereza causada por el temor. Dios nos manda a actuar, a esforzarnos, a dejar
unas huellas en el mundo. La pasividad no es cristiana.
5.
La acción que Josué tenía que emprender no era fácil,
porque era la temporada en que el río suele desbordarse. No se trataba de un
pequeño torrente seco (Josué 3:15).
II.
Con confianza (v.3, 5 “Yo os he entregado … todo
lugar que pisare la planta de vuestro pie … estaré contigo”.)
1.
No bastaba que Dios les daba el país. Josué y el pueblo
tenían que tomar el país por la fe. La tierra que pisaban, lo iban a recibir.
Es lo mismo cuando vemos las promesas de la Biblia que se aplican a nuestras
vidas. Tenemos que actuar basadas en esas promesas, para poder aprovecharlas.
2.
Con valentía (v.6 “Esfuérzate y sé valiente”)
a.
La valentía implica un esfuerzo.
b.
A veces quisiéramos descansar y dejar que otros actúen.
Pero generalmente no hay otros. Por tanto,
hay que esforzarse.
c.
Esforzarse a hacer lo mejor que podamos. Es para el
Señor (Col. 3:17). Él merece el mayor esfuerzo.
3.
Sin temor (v.9 “No temas ni desmayes, porque el señor tu Dios estará contigo”).
a.
El temor paraliza, y quita fuerza.
b.
El temor es negar la presencia del Señor con nosotros.
Él promete no abandonar a Josué, y en Hebreos 13:5 vemos que esta promesa se
aplica también a nosotros: “porque el dijo: no te desampararé, ni te dejaré”.
III.
Con la Palabra de Dios (v.7-8 “no te apartes de ella…
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley… meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito”).
1.
La mejor manera de hacer frente a un nuevo reto es con
la Palabra de Dios.
2.
Conociéndola. ¿cómo conseguir la victoria que el Señor
nos quiere dar si ni siquiera conocemos sus instrucciones?
3.
Meditándola. Hay que vivirla continuamente. Seguir
leyéndola y repitiéndola en nuestra mente.
4.
Con constancia. “día y noche… nunca se apartará de tu
boca”. No basta con aprender la Palabra de Dios una vez, con hacer unos
estudios, o mucha meditación. La
meditación de ayer no nos ayuda mucho para hoy, y aun menos para mañana. Es
como comer. Tiene que ser diario para que nos valga.
5.
Obedeciéndola.
Si hay instrucciones, hay que seguirlas.
La victoria, el éxito, depende de ello.
Somos
como Josué. Estamos delante de nuestro futuro. Hay cosas que no sabemos en cuanto al futuro. Pero hay otros cambios en
nuestras vidas que sabemos que vienen. ¿Estamos preparados para seguir adelante
con el Señor, aprovechando sus promesas, y obedeciéndole? Podemos hacerlo con
confianza, porque la victoria es del Señor. Sólo se trata de confiar y
obedecerlo para ver esa victoria.
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