Tuesday, July 15, 2014

¿CUÁL ES TU DON? 1 Corintios 12


¿CUÁL ES TU DON?

1 Corintios 12

vv. 4, 5, 6, 7, 11, 12, 13, 14

¿Sabes cuál es tu don?  ¿Te preocupa el hecho que quizá no tienes don, o ministerio en la iglesia?  Nadie quiere sentirse inútil; todos quieren que los demás aprecian lo que son y lo que puedan hacer.  Eso es normal.  Y cuando somos miembros de una iglesia, no queremos sentir que no servimos para nada.  Hay varias maneras de ver esto.  Podemos esperar a que los demás nos den algo para hacer, pero el problema es que normalmente solo confiarán tareas a aquellos que ya hacen algo.  O podemos buscar dónde podemos servir y aplicarnos a servir a los hermanos.  O, podemos pensar que no hay nada que podemos hacer: no tenemos un ministerio.  La verdad, sin embargo, es que tú tienes un ministerio en esta iglesia.  Dios te ha dado un ministerio.  La cuestión es si lo estás ejerciendo, y, si no, ¿por qué no?

Cada cristiano debe reconocer que tiene su ministerio en la iglesia local por las razones que Pablo expone en 1 Corintios 12.

I.                   No hay nadie de la familia de Dios que no tenga el Espíritu Santo (v. 3,13)
1.                  No podrían tener a Cristo como Señor sin el Espíritu Santo (v.3)
a.    Cada uno es bautizado del Espíritu, y cada uno es “empapado” del Espíritu Santo.  ¡No puedes tener más del Espíritu de lo que tienes ya! (v.13)
b.    Por esto aprendemos en Colosenses 2:10 que todos somos completos, o lo tenemos todo plenamente, en Cristo.
c.    Que nadie te diga que te falta el Espíritu Santo, o que te falta alguna experiencia del Espíritu Santo para ser completo.
2.         Puede ser que el Espíritu Santo quiera tener más de ti (plenitud del Espíritu), pero tú no puedes tener más del Espíritu Santo.
3.         Pablo nunca dijo que los creyentes necesitaban más poder.  Dijo que tenían que entender mejor el poder que tenían. (Ef. 1 y 3)
4.         El secreto para tu fuerza y utilidad cristiana es esa: No piensas en que te falte alguna cosa; piensa en lo que tienes según la Palabra de Dios, créelo, y aprovéchalo para servir al Señor.

II.                No hay nadie en la familia de Dios que no tenga algún don (v.7, 8-10)
1.         “A cada uno le es dado”  - No deja lugar para excepciones aquí
2.         Hay diversidad de dones, ministerios, y operaciones
3.         Puede ser que tu don no se halle en una lista ni aquí ni en Romanos 12; puede ser que forzándolo un poco, puedas identificar tu don a alguno de ellos.  No importa: son ejemplos, nada más.
4.         Es seguramente más importante que Dios reconozca tu don que el hecho que tú lo reconozcas.
5.      ¿Sabes cuál es tu don?  Si no, y si eso te preocupa, ¿por qué no preguntas a otros que te conocen bien que te ayuden a identificar el don que tienes?

III.             Los dones son dados para que sirvamos a los demás (v.7)
1.         El don no es simplemente decorativo: tiene un propósito (véase también 1 Pedro 4:10-11).  Es por eso, que la Biblia no dice sólo que tienes un don, sino que tienes un ministerio.  ¿Lo estás ejerciendo?
2.         Lo que interesa más no es cuál don tienes, sino qué haces para el Señor y para los demás con tu don.
3.         Si la Iglesia no saca algún provecho de ti, puede ser que tu don se esté despilfarrando.
4.     Puede ser que tu don sea uno de compasión; o uno de servicio práctico (hay algunos que siempre saben cómo servir en una manera práctica); puede ser que sea un don de liberalidad, en que el Señor te ayuda a organizar tus cosas en una manera en que siempre encuentras algo más a darle.
5.       Puede ser que tu don sea una aflicción que hayas tenido o que vives en este momento. En alguna iglesia, por ejemplo, muchas personas han tenido serias depresiones clínicas.   El hecho de haber padecido eso puede ser un don: puede ser un medio por el cual tú puedes comprender y ayudar a otro que pasa por lo mismo, sin juzgarlo.  Por tanto, puedes dar gracias por este don, y utilizarlo para el Señor y para tus hermanos.
6.         Examina en qué manera has servido a tus hermanos en la Iglesia últimamente. Y a los que no son de la iglesia.  ¿En qué manera les podrías servir?  Pida al Señor que te ayuda a servir a los demás, no en la manera en que quieres, sino en la manera en que él te encuentra útil.

IV.             No hay don exclusivo (v.4, 18-21, 28-31)
1.       Hubo en Corinto algunas personas que pensaban que si no tenías cierto don, no tenías el Espíritu Santo.  Puede ser que hubo un poco de rivalidad entre los que tenían ciertos dones.
2.         Para uno, la prueba que tenían el Espíritu Santo es que podía hacer milagros; para otro era que podía hablar en lenguas que el Señor le había dado.  Tales consideraban que si otros no tenían el don que tenían ellos, no tenían la manifestación del Espíritu Santo.
3.         El don que tienes, o que piensas que tienes (porque te puedes equivocar) es una cosa.  El hecho que la Biblia dice que tienes el Espíritu Santo, y que dice que tienes ya algún don, es otra cosa.
4.         Ningún don puede excluir a quien no lo posea.  Decir lo contrario sería añadir algo a la Palabra de Dios, al detrimento de la iglesia.

V.                Nadie debe atribuirse más o menos importancia por el don que tiene (v.21-27)
1.         A veces caemos en la trampa de pensar que no valemos mucho porque no tenemos el mismo don que otra persona.
2.         Mi experiencia cuando estaba sacando la basura en el Instituto Bíblico: pensaba que quisiera tener el don de reunir miles de personas para predicarles el Evangelio, o de poder cantar en una manera que muchos quisieran escuchar, y así poder comunicarles el Evangelio.  Pero me di cuenta de que Dios ya me había dado la habilidad de sacar la basura, y de limpiar el contenedor: y eso debía hacer lo mejor que podía, para él.
3.         Pablo compara los dones en la iglesia con las funciones del cuerpo humano.  Es cierto que solemos hacer más caso y más demostración de los aspectos menos útiles de nuestro cuerpo.  Alguien puede pasar horas delante del espejo cuidando el pelo – y sabemos que hay más publicidad en la tele sobre el cuidado del pelo que sobre el cuidado de los riñones.
4.         El hecho que tu don no sea algo muy conocido, o muy público, no resta importancia a ello.


                Pablo estaba, y el Señor está todavía, mucho más interesado en nuestras actitudes que en nuestros dones.  Estaba de acuerdo que nos interesemos en los dones, y en poder servir mejor, pero quería que entendiéramos que lo importante era servir, y servir con una buena actitud.  Cuando habló de “un camino más excelente” al final del capítulo, se refería al amor, que se describe en el capítulo 13.
¿Quieres ser útil en la iglesia?  Deja, pues, de mirarte a ti mismo, y mira alrededor de ti.  ¿Cuáles son las necesidades? ¿Qué puedes hacer para ayudar?  Aplícate a echar una mano donde hace falta, y si tú no llegas a ver cuál don tienes, los demás sí lo notarán.


No comments:

Post a Comment