TRATANDO EL
PECADO EN LA IGLESIA
1 Corintios 5
Ya hemos mirado este
capítulo para ver la importancia de la moralidad en la vida del creyente. Hemos visto como razones la pureza de la
iglesia, el juicio del Señor, y la muerte de Cristo por nuestros pecados. En este estudio examinaremos otro aspecto de
1 Corintios 5: cómo hemos de tratar con el pecado escandaloso en la iglesia.
Pablo había aprendido que en
Corinto un miembro de la iglesia había tomado, abiertamente, la mujer de su
padre para él. Eso era un asunto
escandaloso, hasta en los ojos de los inconversos, que normalmente no tenían
muchos reparos ante la inmoralidad sexual.
Pero eso pasaba hasta más allá de los límites de ellos. Pablo trató con ello en una manera
radical. ¿Puede algo parecido ocurrir en
la iglesia hoy en día? Si puede,
entonces ¿cómo se debería tratar?
I. LAMENTACIÓN (1 Co. 5:2)
1.
Tristeza
porque el nombre del Señor ha sido públicamente deshonrado
2.
Tristeza, y
¡no una alegría porque han pillado a alguien!
Eso es la reacción del público, demasiado a menudo, cuando se ha pillado
a un político en dificultad. Pero ¡el amor no se regocija del pecado! (1 Co.
13)
3.
Una tristeza
que implica la humildad: ¿Cómo hemos llegado tan bajo como iglesia?
4.
Es una
tragedia mucho peor que la muerte. Y así
debemos aprender a verlo.
II. JUICIO (1 Co. 5:3)
1.
No implica
pasar necesariamente por el proceso de Mateo 18:15-18
2.
No se trata,
aquí, de conocimiento personal, sino de algo público.
3.
A menudo se
trata de algo que haya sido tolerado hace ya demasiado tiempo.
4.
Generalmente
implica que ha habido un descuido de la disciplina de iglesia. En tal caso, el
juicio debe hacerse con toda humildad, aunque de manera contundente.
III. TOMAR UNA POSICIÓN UNIDA Y DE AUTORIDAD COMO
IGLESIA (1 Co. 5:4)
1.
La posición
que toma la iglesia tiene más peso que la de los pastores y diáconos solos.
2.
Se trata de
la posición de toda la iglesia porque toda la iglesia es responsable
3.
No se trata
de política: Toda la iglesia ha recibido el mandato, de tomar esta posición.
4.
No se trata
de intentar decidir si es el momento de ser severos o misericordiosos. Ha sido
ordenada, y cualquier otra cosa sería desobedecer al Señor, y una forma de
juntarnos a la persona en su pecado.
5.
La necesidad
de tomar tal posición por el bien del testimonio público de la iglesia
6.
Si la
posición que se toma no se hace dentro de la unidad, puede dar la apariencia
pública de una iglesia dividida.
IV. A VECES, EXCLUIR DE LA COMUNIÓN (1 Co. 5:5)
1.
No hablar ni
comer con la persona.
2.
Esto implica
alguien que profesa ser creyente, y no a los del mundo.
3.
Deberíamos
ser más amables hacia los del mundo que hacia uno que profesa ser cristiano,
pero que peca públicamente.
V. EVITAR LA COMPAÑÍA DE TALES PERSONAS (1 Co.
5:9-13)
1.
La necesidad
de quitar la vieja levadura por su influencia (v.7-8)
2.
La diferencia
entre nuestra actitud hacia los del mundo que actúen mal, y los que pretenden
ser creyentes: estos últimos pueden hacer mucho más daño.
3.
Lo que
implica evitar su compañía:
a.
No “juntarse”
– conversación casual
b.
Ni aun comer
con tal persona
c.
Es una forma
de juzgar a los “de dentro”, o al menos que pretenden ser.
4.
Evitar su
compañía por:
a.
Su influencia
corruptora (1 Co. 15:33)
b.
La reputación
que nos darán por asociación
c.
El daño que
se hará la causa de Cristo
d.
La necesidad
de tomar esta posición extrema para empujarlos, por choque, a considerar su
propia posición: por tanto, es por su propio bien.
5.
Ejemplo de lo
que hicimos en Chibougamau.
6.
¿Cómo te
sentirías si fueras así rechazado por los creyentes por culpa de tu comportamiento? Es una acción extrema y sólo debería tomarse
en el caso de comportamiento extremo. Nunca
para forzar a una persona a hacer nuestra voluntad.
VI. CON EL PROPÓSITO DE LA RESTAURACIÓN (1 Co. 5:5)
1.
Como la
restauración es siempre el propósito de los procedimientos de disciplina
normal, esa restauración es también el propósito aquí.
2.
Suena contradictorio,
pero hay más posibilidad de restauración si la posición de la iglesia es
severa.
3.
Hay una falsa
restauración que proviene de la lenidad (tolerancia). Eso no es
restauración. Es una restauración
a una posición respetable, y a la amistad con los creyentes, pero no
necesariamente con el Señor. Esa lenidad
puede impedir una restauración al Señor, porque la persona sigue sin tomar en
serio su pecado.
Hay que hacer una diferencia entre esto y la actitud de gente
sectaria. Las sectas toman una postura
radical hacia las personas que dejan su comunión, o que adoran en una manera
distinta, o que no proveen fondos para la secta, o en alguna otra manera se
niegan a seguir los deseos del líder de la secta. Una iglesia bíblica no hace eso. Pero toma posiciones radicales en ciertas
circunstancias. Si una persona que
profesa la fe en Cristo, que asiste a la iglesia, es hallada pecando
abiertamente, sea en inmoralidad sexual, sea en avaricia, acumulando cosas en
una manera que no sea correcta, o calumniando a las personas, o bebiendo
excesivamente, o extorsionando fondos,
por medio de amenazas o por fuerza de otras personas, entonces la iglesia
tendría que tomar una posición inmediata y radical como Pablo lo describe aquí.
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