Friday, July 11, 2014


La Cabeza y el Cabello

1 Corintios 11:2-16


            Conforme a una promesa que hice al Señor, según la cual nunca predicaré ni enseñaré nada que no pueda demostrar claramente con la Palabra de Dios, me niego a predicar sobre este texto en su globalidad.  Sin embargo, puesto que personas con diferentes opiniones se preguntan cómo alguien puede tener una opinión contraria, intentaré exponer, por vuestra información, algunas de las razones por los distintos puntos de vista sobre las cuestiones tratados aquí.  Por otro lado en aquellos puntos en los cuales tengo convicción clara y bíblica, intentaré dar alguna aplicación práctica.

Las cuestiones que hay que tratar son las siguientes:

1)      ¿Tiene el hombre la misma posición hacia la mujer que Cristo tiene hacia el hombre? (v.2)

2)      ¿Es obligatorio, hoy en día, que la mujer tenga la cabeza cubierta? (v.5)

3)      ¿Es pecado para el hombre tener el pelo largo, o para la mujer tener el pelo corto? (v.14-16)

Tratémoslas, pues.  Y empezaremos con la primera pregunta.

1.      ¿Tiene el hombre la misma posición hacia la mujer que Cristo tiene hacia el hombre? (v.2)

La misma lógica nos enseña que la posición del hombre hacia la mujer no es la misma que la posición de Cristo hacia el hombre.  Porque Cristo es Señor absoluto, y no hay nada de absoluto en cuanto al hombre.  Pero ¿qué significa el texto?  Examinemos bien lo que dice.

a)      Cristo es la cabeza de todo varón
b)      El varón es la cabeza de la mujer
c)      Dios es la cabeza de Cristo

Cristo, como cabeza de todo varón, es Señor absoluto del varón.  Pero también es su jefe.  Digo también, porque un simple jefe no es necesariamente absoluto.  Sabemos que en este caso, lo es, pero el texto no trata necesariamente de eso.

Cuando decimos que Dios es la cabeza de Cristo, no decimos que es superior en esencia a Cristo, puesto que Cristo es Dios, y los dos son iguales.  Se trata, por tanto, de orden.  Cristo, en la tierra, dijo que se sometía a su Padre en todo: que hacía la voluntad de su Padre.

El varón es la cabeza de la mujer.  Vino primero en el orden de la creación, y Dios le ha dado la responsabilidad de liderazgo.  Pero no es señor absoluto; no tiene la posición de Dios hacia la mujer.  En el v. 11, leemos: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”.

Por tanto, no fue la intención de Pablo que se comparasen esas relaciones en todos los sentidos.  Y si se comparan, debemos recordar que Cristo es igual con Dios, y, por tanto, la mujer tiene igualdad con el hombre.

2.      ¿Es obligatorio, hoy en día, que la mujer tenga la cabeza cubierta? (v.5)

Hay dos posiciones distintas sobre esto, y los argumentos dados, que compartiremos a continuación, son débiles.  Una cosa es clara, sin embargo:  Se trata de los cultos de la iglesia.  Además, se trata de la manera de ser cuando ora o profetiza en la iglesia.

Todo  varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.”  (11:4,5).

Pablo dice esto en el contexto de que la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza del hombre es Cristo.

¿Qué, pues, significa para el hombre y la mujer de hoy?

En primer lugar, sabemos que tradicionalmente, el hombre siempre ha tenido la tendencia a descubrirse por respeto en cualquier lugar de culto, o cuando iba a orar, o en presencia de un entierro.  Por otro lado, los hombres también solían descubrirse al entrar en una casa, en presencia de una mujer, o en presencia de alguien de clase superior.  Se dice que esto tiene sus orígenes en la edad media, cuando un hombre solía salir con un casco protector, para el caso de combate, y cuando lo quitaba, expresaba su vulnerabilidad, o su estado inofensivo.  Esto habría seguido haciéndose cuando los cascos protectores dejaron de utilizarse.  Pero eso no tiene nada que ver con nuestro texto.  La pregunta permanece si el hecho que los hombres se descubren en un lugar de culto está relacionado con este texto.

En segundo lugar, las mujeres siempre han mantenido la cabeza cubierto, hasta en estos últimos años.  Por tanto, para llevar algo en la cabeza en un lugart de culto ha sido bastante normal.  Sin tener algo en la cabeza, no se sentían completamente vestidas.  Se podría atribuir esto a la moda.

Ahora bien, ¿cuál es la implicación espiritual?  ¿Hay una razón espiritual, o moral, por la cual el hombre siempre tiene que descubrirse, y la mujer siempre tiene que estar cubierta durante un culto?  Obviamente, si es lo que ordenan las Escrituras, hay una razón espiritual de hacer así: se trata de obediencia.

Algunos han dicho que puesto que “en lugar de velo le es dado el cabello” (v.15), por tanto, una mujer que mantiene el cabello largo no necesita cubrirse la cabeza.  El fallo en este argumento, sin embargo, es que Pablo invita a aquellas que no quieren llevar velo a raparse la cabeza (v.6).  El cabello no es para reemplazar el velo, sino para poner el último toque de modestia.  El cabello largo, que las mujeres solían llevar, era la prueba que debían también llevar el velo.


Lo que queremos saber, pues, es si este orden se aplica a los hombres y mujeres de hoy en día, o si era una cuestión puramente cultural.

Cuestión cultural:

En Corinto, y en el mundo europeo de aquel tiempo, una prostituta solía ir, no sólo con la cabeza descubierta, sino también con la cabeza rapada.  Por esta razón, Pablo dice que si la mujer lleva la cabeza descubierta, bien podría rapársela.  Las demás mujeres solían llevar la cabeza cubierta, por modestia, y para mostrar su distanciamiento con la licencia.  Obviamente, debía haber mujeres que no eran prostitutas, pero que, queriendo mostrare “modernas” no se cubrían la cabeza. Una cristiana podría considerarse libre de estas tradiciones, y, por tanto, negarse a cubrir la cabeza.  Pero si lo hacía, daba un mensaje equívoco.  Parece que algunas asistían en los cultos así, y hasta intervenían en los cultos, sin tener la cabeza cubierta. Igual como lo harían las sacerdotas en los templos de Corinto, que servían de prostitutas sagradas.  Causaban escándalo, y Pablo tuvo que tratar esto.  Además, era una falta de respeto hacia sus maridos, porque indicaban que estaban casadas con el templo donde la prostitución sagrada se ejercía.  Lo que llevaba en la cabeza, pues, era una señal de que era bajo la autoridad de su marido, y que no era una libertina.  (v.10)

Ya que hoy en día no tenemos ni prostitutas sagradas, ni tampoco el principio de que prostitutas salen sin tener la cabeza cubierta, en oposición a las demás mujeres, muchos creyentes consideran que la cuestión no se aplica a nuestra cultura hoy en día, que hay que aplicar más bien el principio de no escandalizar, de no intentar llamar la atención.  La expresión “por causa de los ángeles” se referiría simplemente al hecho que los ángeles observan la Iglesia para admirar la gracia de Dios (Efesios 3:10; 1 Pedro 1:12).

Por otro lado, hay quienes consideran que la mención de los ángeles quita el pasaje de su contexto cultural, y le da un valor absoluto y permanente: que mientras haya ángeles, hay que observar este precepto.  Algunos han sugerido que es una referencia al hecho que ángeles se habrían juntado con mujeres en Génesis 6, para producir una raza de gigantes, lo que habría la razón inmediata por el diluvio.  Esta última, sin embargo, es una interpretación bastante fantasiosa del texto en Génesis.

Los que creen que la mujer debe seguir cubriéndose en el culto, generalmente consideran que es para seguir mostrando el liderazgo del hombre, en obediencia a Dios.

Los argumentos no me parecen concluyentes, ni en un punto de vista ni en otro, y, por tanto, no estaría en favor que se impusiera un punto de vista en ninguna iglesia. Aunque personalmente, mi tendencia es hacia el primer argumento.

Por otro lado, sí que podemos poner en práctica el principio de evitar un escándalo, o un mal testimonio, o de dar un mensaje equívoco.  Si, por ejemplo, se asiste a una iglesia donde las mujeres suelen cubrir la cabeza, sería normal seguir el ejemplo, para no escandalizar.  En la misma manera, un hombre que no crea que sea necesario descubrirse, sabe que no peca al descubrirse, y faltaría respeto hacia los demás si entrara al culto sin descubrirse.  En estos casos, se trata de seguir la norma del amor, si no se cree que hay otras normas.

3.      ¿Es pecado para el hombre tener el pelo largo, o para la mujer tener el pelo corto? (v.14-16)

Aquí los mismos argumentos para el velo se aplicarían.  El pelo largo, tanto para el velo, era la señal de que la mujer no era una prostituta.  Por otro lado, no sabemos cuán largo es el cabello largo, ni cuán corto es el cabello corto.  Algunos han considerado que la mujer nunca debe cortarse el pelo.  Pero el texto  no dice esto.  Otros consideran que es una cuestión relativa: la mujer debería tener el pelo relativamente más largo que el hombre.

Parece, en realidad, que Pablo está utilizando este hecho como una ilustración.  Está diciendo que consta que para la mujer dejarse crecer el pelo le es honroso.  Pero no está expresando que esto es un principio necesario.  Está describiendo las cosas como son.

En una cuestión totalmente aparte, se tendría que considerar si está bien para la mujer parecerse a un hombre, o para un hombre parecerse a una mujer.

Conclusión:
Puesto que hay tantas dudas en cuanto a la manera de entender este texto, es obvio que como cristianos no hemos de juzgarnos los unos a los otros por la manera en que la aplicamos.  Si en una iglesia local se considera que las mujeres deben cubrirse la cabeza, pues que lo hagan: no les costará nada. Si en otra no se considera necesario, pues así sea, que cada mujer ejerza su libertad en este caso, según su propia convicción.  Pero que no utilice su libertad para escandalizar a otros que lo ven distintamente.

Por otro lado, en una iglesia donde se exige el velo a la mujer, deberían ser consecuentes.  El texto habla de la mujer que profetiza (habla de parte de Dios) y que ora (obviamente en voz alta).  Si exigen el velo en todo el tiempo durante el culto, pero prohiben la participación de las mujeres en voz alta, pues caen en una seria contradicción que puede indicar una actitud más bien machista que bíblica.

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