Wednesday, July 30, 2014

EL ARREPENTIMIENTO Josué 3:1-6

EL ARREPENTIMIENTO PARA EL PUEBLO DE DIOS
JOSUÉ 3:1-6
“SANTIFICAOS” (v.5)

            El pueblo de Dios tenía una necesidad. La tenían muy a menudo, esta misma necesidad.  Y nosotros, como iglesia, y como individuos, la necesitamos también.

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.  (2 Crónicas 7:14).

I.              La necesidad del arrepentimiento
1.                   En consideración de sus “malos caminos”
2.                   “sanaré” implica que está enfermo
3.                   En nuestro caso consideramos lo poco de almas que se salvan.
4.                   Arrepentirse de la indiferencia, desobediencia, impureza, mundanidad, carnalidad, rencores, chismes, etc.
5.                   Las prioridades equivocadas. Cuando la gloria de Dios ya no es primero, es que hace falta arrepentirse.

II.           La exigencia del arrepentimiento
1.                   Para el perdón, respuesta a la oración, y sanidad de Israel
2.                   “Si” es una palabra que se aplica también a nosotros. Véase Apocalipsis 2 y 3.
3.                   “Sobre el cual mi nombre es invocado”. ¡Se ve que esto no basta siempre! La doctrina correcta tampoco.
4.                   No podemos esperar recibir las bendiciones de Dios si quedamos indiferentes a la gloria de Dios.
5.                   Para tener a Cristo en la lengua, hay que santificar a Cristo en el corazón 1 P. 3:15

III.        La urgencia del arrepentimiento
1.                   “Sanaré” significa que hay un peligro grave.
2.                   Estamos en peligro de perder nuestro testimonio
3.                   Estamos en peligro de llegar a ser tibios, muertos espiritualmente. Por esto Stg 4:8
4.                   Era urgente para el pueblo de Israel en babilonia, y también frente a las plagas en el desierto
5.                   No sólo estamos en peligro como individuos, como iglesia, y como pueblo evangélico, sino que también está en peligro el país, porque somos la sal de la tierra, y si la sal pierde el sabor, ¿qué ocurrirá?


Si queremos ver almas salvos, aun si sólo queremos mantener nuestro testimonio aquí donde vivimos, es urgente que pongamos en práctica 2 Crónicas 7:14, tanto como individuos, como iglesia.

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