MATEO 25:1-13 LAS DIEZ VÍRGENES

MATEO 25:1-13

LAS DIEZ VÍRGENES

En esta historia hay cinco prudentes, y cinco insensatas.  Todas estaban invitadas; y parecía como si todas esperaban.  Las cinco vírgenes insensatas se comparan a Mateo 7:21.  Las cinco prudentes son descritas en Efesios 1:13 "sellados con el Espíritu Santo de la promesa" y Efesios 4:30.

En las varias parábolas de Mateo, el Reino de los Cielos a veces hace alusión al Rey, a veces a sus servidores, a veces a sus súbditos, a veces a las circunstancias, a los invitados, y a su extensión.

Mateo 25:1-13 tiene un aspecto presente, pero también un aspecto futuro, como vemos en la expresión "será semejante", futuro que se utiliza por primera vez, en lugar de "es semejante".

Una insensata siempre indica una persona perdida, sin Dios.

En el v. 9, sin aceite para dar:  No podemos dar nuestra salvación, ni tampoco nuestra vida espiritual, a otra persona.  No se transmite así.  "Id... a los que venden"  Isaías 55:1 - ¡con tal que no sea demasiado tarde!  ¡El esposo ya está a la puerta!      En el v. 12, vemos que el tiempo de gracia acabará.  "No os conozco".  Véase Mateo 7:23 "Nunca os conocí".

I.       Dos clases de personas

1.      Insensatas: Sal. 53:1; Mt. 23:17; Pr. 17:10, 25.

2.      Prudentes: Pr. 1:7; 2:5, 6.

3.      Todos son invitados.

II.    Dos clases de provisión

1.      Juan 4:13-14 (Tambièn dos clases de agua)

2.      Juan 7:37-39 (El aspecto duradero de una clase)

3.      Ef. 1:13 (Sellado por el Espíritu)

4.      v.9 No hay aceite para aquellos que sólo tienen algo perecedero "Id a los que venden" (Is. 55:1)

5.      Si lo tuyo es perecedero el tiempo de gracia terminará.

6.      ¿Qué clase de provisión has recibido tú?  ¿Algo perecedero, o algo permanente?

III. Dos clases de juicio futuro

1.      Mt. 7:21 "Nunca os conocí"

2.      Ef. 4:30 "sellados para el día de redención"

3.      ¿Cuál juicio tendrás tú al final?

Hay dos clases de personas.  No se trata necesariamente de una división de la gente en dos partes iguales: véase la parábola de las cuatro tierras: sólo una de cuatro representa las personas salvas.  Aquellos que son insensatos lo son por su propio culpa.  Son indiferentes en cuanto a su destino eterno.