MATEO 21:28-46
¿QUIEN SIRVE?
Parábola de los dos hijos; Parábola de los labradores
malvados.
Primera
parábola:
El hombre: tiene derechos de mandar. Pide un servicio.
Los dos hijos: tienen la responsabilidad de
obedecer
tienen la responsabilidad de servir
Primer hijo: Se
rebela; rehusa de servir
Se arrepienta, acaba sirviendo.
Segundo hijo: Se somete:
acepta de servir, pero no hace nada de
lo pedido. Sólo prometió sin actuar.
I.
Tenemos la obligación de servir.
1.
El
Señor, igual como aquel padre de familia, tiene derecho a mandar.
2.
Nosotros,
igual como aquellos hijos, tenemos la obligación de obedecer y de servir
3.
El
servicio cristiana no es una “opción” cristiana. Es una parte integral del cristianismo, igual
como el hacer parte de una familia incluye el hecho de compartir las
responsabilidades familiares.
4.
Si
te dices cristiano, pero que no estés haciendo nada para servir al Señor, deberías revisar tu
profesión.
II.
No es la obediencia en apariencia sólo que se busca.
1.
Jesús
se dirigía a gente aparentemente: tenían una vida exterior que parecía limpia
2.
Había
también los rechazados de la sociedad: publicanos y rameras, considerados sin
posibilidad ante Dios.
3.
Los
“aparentemente buenos” se negaron a arrepentirse y responder a la llamada de Jesús.
4.
Los
“malos” sí que se arrepintieron en gran número, y acudieron al Hijo de Dios.
5.
No
te fíes de tu profesión de piedad: examina tu vida interior, a ver si andas con
el Señor, en humildad y amor.
III.
Una rebeldía inicial se puede perdonar si hay arrepentimiento luego.
1.
No
hay que pensar que por haber sido rebelde al Señor y haber vivido mal, que ya
no hay posibilidades para ti.
2.
A
veces los “piadosos” que al fondo no obedecen al Señor son los primeros en
rechazar a aquellos. No comparten el
corazón del Señor. Lo que les interesa
es su propia apariencia.
3.
Hemos
de cuidarnos de no rechazar a aquellos que el Señor está dispuesto a
recibir. Sería rechazar al mismo Señor.
4.
Tienes
de cuidarte de no rechazarte a ti mismo.
Si el Señor te llama a acudir a él, es porque Aquel que conoce los
corazones está dispuesto a recibirte. Tu
vida pasada no cuenta: está borrada en la cruz.
IV.
Son las acciones y no las palabras que indican la verdadera obediencia.
1.
A
veces hacemos buenas resoluciones, y nos sentimos muy sinceros. Hacemos el compromiso verbal de servir al
Señor.
2.
Tal
compromiso es bueno, y necesario.
3.
El
peligro es sentirnos satisfechos con el compromiso expresado.
4.
Una
de las razones, a veces, es que los creyentes de alrededor expresan tanta
satisfacción por el compromiso que hemos verbalizado, que empezamos a confundir
las palabras por el hecho.
5.
Lo
que Dios busca en nosotros, son las verdaderas acciones. Ni los buenos sentimientos, ni las buenas
palabras, pueden tomar el lugar de acciones de obediencia. Esas son lo que expresan lo que hay
verdaderamente en el corazón.
Segunda
parábola:
El hombre: Es dueño de la plantación, y también padre
de familia.
Labradores: Hacen la labranza para dar los
frutos al dueño. Sin embargo deciden rebelarse y guardar los frutos de la tierra del dueño para ellos mismos,
y lo hacen con violencia.
Los siervos: Enviados para buscar los frutos
de la labranza. Les golpean y matan.
El hijo: Enviado por
el dueño, con la esperanza de conseguir m<s respeto y sumisión: le matan a
él también.
Otros labradores: Los que reciben la responsabilidad de la plantación en lugar de los
primeros.
Cada
persona debe reconocer la soberanía de Jesucristo, Hijo de Dios, por las
razones expuestas por Jesús en Mateo 21:33-46.
I. En primer lugar, el hecho de haber recibido un encargo del Señor no
significa que seas un siervo fiel del Señor, aceptado por él.
1.
Saúl
recibió el encargo de ser rey de Israel, pero fue rechazado del Señor en el
fin.
2.
Israel
recibió el encargo de ser un testimonio de la Ley de Dios en el mundo, pero acabó siendo
rechazado por el Señor.
3.
Fueron
rechazados por haber rechazado a los que el Señor les había enviado.
4.
Aunque
hayas recibido un encargo del Señor, para poder servirle en alguna manera, eso
no garantiza tu futuro con él. Dios ha
dado encargos a espíritus malignos en el pasado.
II. En segundo lugar, Dios no está limitado para recibir la gloria que le es
debido: si no se lo das tú, otro lo hará.
1.
A
vemos podemos pensar que somos el único recurso de Dios. Eso ocurrió a Israel.
2.
Ocurrió
especialmente a los más religiosos de Israel.
3.
Aun
si somos la única iglesia evangélica en la ciudad, no significa que Dios sea
obligado a nosotros, o dependiente de nosotros.
Él puede levantar a otra iglesia evangélica.
III. Pueden ser las personas a quienes más desprecias que serán aceptados del
Señor en tu lugar.
1.
El
hecho de no estar con el Señor ahora no excluye la posibilidad de que se
arrepienten y sean recibidos por él.
2.
De
hecho, esto ya ha ocurrido a muchos. Los
que eran considerados como los desechos de la sociedad han llegado a ser
miembros productivos de las iglesias, y,
3.
más
importante, herederos del Reino de Dios.
4.
Quizá
algunos de nosotros tendrían que volver a considerar la manera en que vemos a
los demás. ¡Que no despreciemos a
aquellos a quienes el Señor está dispuesto a recibir!
5.
Estemos
seguros que nos hemos arrepentido, y que estamos viviendo esta vida de arrepentimiento.
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