MATEO 18
SALVAR LO
QUE SE HABÍA PERDIDO
1. La
importancia del más pequeño 1-5
2. Advertencia
contra el hecho de ser la causa de perder un pequeño 6-9
3. Importancia
y gozo de salvar a un perdido 10-14
4. Responsabilidad
de salvar a un perdido 15-22
5. Un
perdido salvo, salva a un perdido 23-35
Versículo clave:
"Porque el Hijo del Hombre ha venido para
salvar lo que se había perdido." (Mateo 18:11)
A veces se critica a los evangélicos que utilizan
expresiones como "salvar", "salvo", "perdido",
etc., diciendo que se trata de un lenguaje "evangélico" que los demás
no pueden entender. Nos dicen que hay
que cambiar de vocabulario; ¡hablar por ejemplo de "ayudar a una persona a
realizarse plenamente en la vida" en vez de "salvarle"!
Sin embargo, este lenguaje era lo típico de Jesús
y de sus discípulos. Es el lenguaje más
sencillo, más directo, y más descriptivo.
Nosotros los evangélicos necesitamos darnos cuenta de nuevo que la gente
está perdido, y que necesitan ser salvo.
En este capítulo vemos lo que dice Jesús sobre
esto: ¿Para quién habría que
preocuparse? ¿Quién es el más
importante? ¿Cuál es nuestra responsabilidad
en su estado perdido? ¿Hasta dónde hemos de ir para salvar a un perdido? ¿Cuál
es nuestra propia condición en esto?
I. LA IMPORTANCIA DE L MÁS PEQUEÑO v.1-5
1. A veces en la evangelización hacemos comparaciones
entre la importancia de la gente.
2. ¿A quién preferirías conducir al Señor, un pobre
vagabundo que ha pasado los diez últimos años pidiendo limosna a los coches, o
al propietario de un castillo?
3. ¿El alma de quién tiene más importancia, el de un
pequeño niño, o el del alcalde? ¿Delante
de quién te sentirías más importante exponiendo el evangelio?
4. La manera que nuestro Señor mide las cosas es muy
distinta de la nuestra a veces (18:1-5).
5. Si queremos serle útiles a Él, tenemos que
aprender a pensar como Él.
II. NUESTRA
RESPONSABILIDAD PARA CADA UNO (18:6-9)
1. Es posible ser responsable por la perdición de
alguien.
2. Sería espantoso ser responsable de la perdición
por aun el más pequeño.
3. ¡Hay peligro de ser responsable de tu propia
caída!
4. La respuesta radical para no ser ocasión de caer
es tanto para ti como para otro: A cualquier precio evitas causar la
caída de otro o de ti mismo.
5. Si verdaderamente tienes esta actitud, no serás
piedra de tropiezo de nadie. No
cortarías un miembro de tu cuerpo. Así,
si el bienestar de otro te fuera tan importante para ti que un miembro de tu
cuerpo, nunca haría caer a nadie.
III. LA
IMPORTANCIA DE AUN
UNO (18:10-14)
1. ¿Qué es más importante, 100, o 1?
2. Depende de quién está perdido. Para el Hijo del Hombre, el alma perdido es
más importante que aquel que es salvo.
3. Por eso, cuando vienes a la iglesia por la primera
vez, te hacemos mucho caso. Una vez que
estás establecido en el Señor, y hay un nuevo que viene, parece como si te
ignoráramos, para hacer caso al nuevo.
Es igual en una familia. Cuando
nace un nuevo bebé los mayores parecen ser olvidados del momento. Es que hay quien necesita más atención.
4. Por esto es muy importante si el pastor está
hablando con alguien al final del culto, que no vayas a interrumpirle. Los mayores en la fe deberían colaborar para
proteger esta conversación, es decir distraer a alguien que podría ir e
interrumpir la conversación.
5. Aquí Jesús enseña no sólo la importancia del
perdido comparado al que ya está a salvo, sino que es tan importante que
va a cualquier extremo para salvarlo.
Él fue al extremo de la cruz. ¿Hasta qué extremo irás tú?
IV. COMO EJERCER TU RESPONSABILIDAD 18:15-22
1. El perdido no lo es siempre en el sentido eterno.
2. El hermano puede estar perdiéndose en un pecado:
a. perdiéndose la comunión con Dios
b. perdiéndose la comunión con la iglesia
c. perdiéndose la oportunidad de servir al Señor
3. Este sentido de "perderse" se hace
mediante del pecado.
4. ¿Quién debe tomar la iniciativa? ¿Y si ha pecado contra ti? ¿No debería venir
primero a ti para pedir perdón? o si él tiene algo contra ti, y tú nada contra
él?
5. La responsabilidad siempre cae sobre
ti. Tú tienes que ir a él. ¿Por qué?
Porque él te necesita, y esto basta.
Porque él se está perdiendo en algo.
¡VE!
V.
LA CONDICIÓN PARA BUSCAR AL PERDIDO 18:23-35
1. Haber estado perdido tú también.
2. Haber estado perdonado tú también.
3. Reconoce cuan grande es tu deuda.
4. Si no puedes perdonar una ofensa, tan grande como
sea, es que al fondo no conoces el perdón de Dios hacia ti. Él, el buen pastor, te fue buscando
continuamente cuando no querías saber nada de Él, cuando sólo podía ver en ti
tus pecados.
5. De igual manera si crees que cierta clase de
pecador es demasiado asqueroso para ser salvo, tienes que preguntarte si
alguna vez has sido salvo tú.
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