Monday, February 3, 2014

MATEO 15:32-39 ¡COMIDA PARA TODOS!


MATEO 15:32-39

¡COMIDA PARA TODOS!

O:

UN POCO EN LAS MANOS DE JESÚS

            Quiero invitarte a hacer uso de tu imaginación por un rato.  Imagina que tú hubieras estado en la muchedumbre que había pasado el día escuchando a Jesús.  Oíste decir que la gente no había traído nada que comer, y que los discípulos de Jesús tampoco tenían nada que ofrecer.  Sabes que será muy tarde cuando lleguéis a casa, y hay personas débiles, niños, ancianos presente.  Te gustaría hacer algo para ayudar a solucionar este problema, pero sólo te has traído una merienda para ti mismo.  ¡No bastará para ayudar a dos o tres personas, y aquí hay miles!  Prefieres no sacar la merienda: ofrecerla sería ridículo, y comerla delante de los demás sería vergonzoso.  Conoces a sólo una otra persona que tuvo la previsión de traer una merienda, como tú.  Es un joven que viene de tu mismo pueblo.  Pero este joven, distinto de tú, ofrece su merienda a los discípulos para que lo repartan.  Te parece mentira que un joven sea tan tonto.  Pero luego, ves lo que Jesús hace con esta merienda, y estás asombrado.  Sabes que este acontecimiento nunca será olvidado.  Lo viste y lo contarás a tus nietos un día.  Y este joven hará lo mismo – sólo que podrá contar que se hizo con su merienda.  Y tienes remordimientos por no haber presentado lo tuyo.  Porque eras incrédulo.
Lo que quisiera esta mañana es evitar que alguno de nosotros tuviera remordimientos algún día por haber sido tan incrédulo.  Quisiera que estemos preparados a creer en Jesús para que él haga grandes cosas con lo poco que tenemos.

I.       Debemos contar con lo que tenemos (v.34)
1.         Antes de pedir la intervención milagrosa de Dios, el creyente debe examinar lo que tiene.
2.         A veces, cuando nosotros pedimos la intervención de Dios, ¡pedimos tan fuerte que no oímos a Dios que pide nuestra intervención!
3.         Lo que tenemos puede parecer demasiado valioso para compartir, pero debemos hacerlo.
4.         Lo que tenemos puede parecer demasiado poco para compartir, pero debemos hacerlo.
5.         Vayamos siempre a Dios con la mano abierta: si está abierta para dar, estará abierta para recibir.  Abierta con fe en los dos sentidos.

II.    Debemos contar con el poder de Jesús (v.36-39)
1.         Los discípulos no mostraron mucha fe, pero al menos supieron a donde ir con el problema.
2.         Aun si nuestra fe no es muy fuerte, lo importante es en quién tenemos fe.
3.         El mismo hecho de acudir a Jesús es una muestra de fe.
4.         El pánico, el desánimo, el negativismo, son productos de una falta de fe.
5.         Los discípulos olvidaban de poner en práctica la fe que tenían, cuando dijeron: "¿Cómo lo haremos nosotros con lo poco que tenemos?"
6.         Jesús no necesita una gran cantidad, ni una gran calidad, de cosas con qué trabajar.  Sólo necesita algo que le es libremente entregado.
7.         Hemos de aprender, después de examinar lo que tenemos a nuestra disposición, y nuestra propia disposición a entregar lo nuestro al Señor,  a acercarnos al Señor para que él dirija y actúe.
8.         Si vemos una necesidad, y creemos que el Señor no está capaz de colmarla, entonces debemos abandonarlo todo: un Señor que no está capaz no es Señor.  Pero sí que creemos, ¿no?

III. Debemos contar con la compasión de Jesús (v.32)
1.         En este texto Jesús tuvo compasión de la muchedumbre.
i.        Tuvo compasión por su necesidad espiritual
ii.      Tuvo compasión por su necesidad física
iii.    Su compasión distinta de la de los discípulos, que sólo querían deshacerse de la muchedumbre.  Veían un problema como siendo algo que hay que hacer desaparecer.
2.         Nosotros tenemos que mostrar, y sentir esta misma compasión desinteresada.
3.         También tenemos que creer en la compasión de Jesús.  Porque a veces pensamos que él puede, pero no pensamos que él quiere actuar.  Su querer está basado en su compasión.
4.         Cuando ves a personas sin el Evangelio, piensa que Jesús tiene más compasión para ellos que tú mismo:  Tuvo suficiente compasión para ir a la cruz para ellos; tuvo suficiente compasión para querer enviarte a ti para hablar con ellos del Evangelio.
5.         Cuando ves a personas con cualquier necesidad, en cuanto tú estás dispuesto a hacer todo lo posible para ayudarles, puedes pedir con confianza al Señor para que él intervenga.


                        ¿Qué aprendemos, pues, con este relato? Que el Señor puede y quiere hacer mucho con lo poco que tenemos.  ¿Qué haces con lo que tienes?  ¿Qué haces con tus pocas habilidades?  Porque pueden parecer como poco, y por cierto, siempre se puede comparar con quien tiene más. Pero ¿qué haces con este poco?  La próxima vez que sientes que una necesidad es más grande de lo que tú puedas ayudar, recuerda este relato de los discípulos, y úsalo como una oportunidad más para aprender a crecer en tu fe, dependiendo de él para utilizarte a ti, con lo poco que tienes.

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