Monday, February 10, 2014

MATEO 19:16-30 ¿CUAL ES TU RIQUEZA?


MATEO 19:16-30

¿CUAL ES TU RIQUEZA?


Compromiso, Generosidad, Abandono, y Fe.  Estos son los temas de esta historia.  Jesús empieza con el ejemplo de un joven rico.  Es una ilustra­ción que nos hace sentir cómodo, la mayoría de nosotros, porque no somos ricos.  No tenemos millones, no tenemos grandes posesiones materiales.  Pero la verdad es que en esta historia no se trata de un joven rico, sino de un joven esclavo: un joven que no pudo abrir su mano, ni para dar, ni para recibir... porque los dos se hacen con la misma cosa: la mano abierta.  Era un joven que no creía verdaderamente que Dios deseaba su bien.  No confiaba en el Señor.  Era un joven que rechazó algo de gran valor.  Miremos las lecciones que se aprendemos con este relato.

I.       EL PELIGRO DE AGARRARSE A SUS COSAS 19:21-22
1.      Un pecado que te deja abierto a muchos sufri­mientos, mental y físicos.
2.      Gente que muere para proteger o salvar sus bienes, de un fuego, o de un atracador.
3.      Gente que se suicida cuando pierde su fortuna.
4.      En 1975 atracaron las cajas de seguridad en un banco en Londres, sacando más de $7.000.000.  Una señora que se dio cuenta que había perdido joyas de un valor de $500.000, estuvo horrorizada.  Dijo: Todo lo que poseo estaba en aquella caja. Toda mi vida estaba allí.
5.      Para muchos, su tesoro no parece tan grande pero se agarran tan fuerte.  Puede ser una pequeña cantidad de dinero.  Puede ser alguna posesión, joyas, o juguete; puede ser la familia, o puede ser su orgullo, o, diga­mos, su amor propio.  Pero pierdan lo más impor­tante para salvaguardar aquellas cosas.
6.      Muchos dejan de venir a Cristo por salvaguardar esas cosas.  Otros que han venido a Cristo, ahora se pregun­tan por qué su vida cristiana parece tan soso: no hay gozo de una comunión con Dios.  Es que se quedan aga­rrados a algo.
7.      Se cuenta que el Rey de Francia una vez visitó el pueblo de Sens, donde oyó una campana de iglesia que le agradó muchísimo.  Entonces dio el orden para que fuera trasladado a París.  Mientras trans­portaban la campana en el camino, perdió mucho de la belleza de su sonido.  Cuando se enteró el rey, dio el orden en seguida que sea devuelto a su pueblo y repuesto en el campanario. Una vez allí, recobró su tono original, y sonaba igual como antes.  Igual como la campana era inútil cuando no estaba en su lugar, así el creyente es impotente e ineficaz cuando esté fuera de la voluntad de Dios.  Para que el Señor te utilice, has de estar en comunión con El.  Sólo entonces serás un herra­mienta de valor en Sus manos - sólo entonces el testimonio de tu vida dará un sonido atrayente.
  8. Es cuando queremos absolutamente tener algo exclusivamente para nosotros, que la cosa pierde su valor, hasta para nosotros mismos. Dejemos las cosas en manos de Dios, soltémoslas, para que Dios puede darles el valor que deben tener.

II.    LA VOLUNTAD DE DIOS: UN ABANDONO (UNA ENTREGA) TOTAL 19:27
1.      Muchas personas, para servir al Señor, han dejado sus oportuni­dades de ganar algo en este mundo para no estar impedidos en hacer la voluntad de Dios para sus vidas.  Ninguno diría que ha hecho algún sacrificio, porque está cons­ciente de haber ganado mucho más.
2.      Una señorita cristiana habla de cómo fue a una reunión dónde se habló de una vida completamente entregada, que la daba el deseo de vivir así pero pensó en sus pose­siones, familia, amis­tades, y no pudo entregar su vida comple­tamente así. Pero pasó una noche sin dormir, y le parecía oír una voz que decía: De­jaron todo y siguieron a Jesús". Por fin cedió, y entregó todo su vida al Señor.
3.      He. 12:1 implica que muchas cosas que pueden parecer muy legíti­mas y correctas en sí estén impi­diendo su carrera para el Señor.
4.      ¿Has entregado tu vida al Señor? ¿Pasa el Señor antes de todo?

III. LA FE LO ARRIESGA TODO 19:27-29
1.      La verdadera fe en Cristo incluye una entrega - entrega implica riesgo.  Fue este riesgo que el joven rico no se atrevió hacer.
2.      Testimonio de Catherine Marshall en "Más Allá": como joven, había "dado testimonio" pero su vida era vacía.  Aun como adulto, su vida cristiana no era más que bastante actividad en la iglesia, pero poca realidad en el corazón.  Hasta un día, cuando tenía tuberculo­sis, dio a Dios un cheque en blanco para su vida.  Dijo: "Desde ahora prometo que procuraré hacer todo lo que me digas para el resto de mi vida, en cuanto tú lo haces claro lo que quieres de mí.  Soy débil y muchas veces querré marchar atrás en esta decisión, pero Señor, tendrás que ayudarme con esto tam­bién."  Dice ella:  "Fue así que entré en una vida que era verdade­ramente vida".  Cuando alguien le preguntó si no era un riesgo terrible, dijo "Sí, lo sería, si tuviéramos un Dios que deseaba quitarnos el gozo en lugar de querer aña­dirlo a nuestras vidas,  si no fuera un Dios que nos quiere enormemente y cuida de noso­tros".  Es que en verdad la fe dice que ¡no hay riesgo!
3.      ¿Por qué tener miedo de abandonar tu vida, tus planes, y todas tus esperan­zas entre los manos de Dios que te ama?

IV. DIOS NO ES DEUDOR DE NADIE 19:21; 27-29
1.      Si Dios nos pide algo es ridículo tener miedo a lo que nos costará.
2.      Una señora cuenta cómo estuvo en una reunión cuando decía en su corazón:  "O Señor, si sólo tuviera dinero, me gustaría poder dar para tu obra."  Tuvo la impresión que el Señor le decía:  "Pues ¿qué tienes en la mano?"  Y ella miró a su único duro que tenía: era su pasaje de autobús para volver a casa.  Resistió, pero por fin lo puso en la ofrenda.  Cuando salió de la iglesia, al­guien ofreció acompañarle una buena parte del camino con su coche.  Cuando bajó de aquel coche, un otro paró: un vecino que ofreció acompañarla a casa.  Des­pués de esta lección, la señora empezó a dar al Señor de lo que tenía, y eventualmente pudo ayudar a susten­tar a varios misioneros en países pobres - todo por una lección aprendido de un duro que había sacrificado para obedecer a su Salvador.
3.      El Señor no te pide algo que no tienes.  Lo que te pide es lo que tienes en la mano.  Te pide tu vida.  Nunca serás acreedor de Dios.  Podemos contar muchas histo­rias de como el Señor honra a quien le cede todo, y provee a sus necesi­dades. Y si no da necesariamente riquezas materiales, da una satisfacciòn de vida, que hace que la vida valga verdaderamente la pena a vivir.


¿Cómo está tu vida con el Señor?  ¿La has entre­gado plenamente a Él: tiempo, amistades, bienes, por poco que sean; orgullo, o amor propio,  todo?  Esto es el secreto para tener la plenitud de la vida que el Señor quiere que tengas.

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