Sunday, February 16, 2014

MATEO 22:1-14 UNA INVITACIÓN GENEROSA


MATEO 22:1-14

UNA INVITACIÓN GENEROSA


Una invitación no se rehúsa, ¿verdad?  Pues, no es siempre así.

Imagínate que el rey (o presidente de la república) te enviara una invitación a la boda de su hijo. ... Y incluyera en la invitación un billete de avión, y un traje de bodas.  ¿Aceptarías la invitación?

Jesús contó la historia de una invitación real, con el propósito de mostrar lo que Dios quiere ofrecernos.

Lectura:  Mateo 22:1-14


I.       UNA INVITACIÓN COMPLETA Y CLARA  v. 14
1.      Todo estaba preparado
2.      Era hora "He aquí"
3.      Generosidad de la invitación
4.      No había excusa
5.      La invitación de Dios es tan franca y generosa como ésta.  Nos invita a disfrutar de su reino eterno, y a disfrutarlo ahora.  (2 Co. 6:2; He. 3:7-8).
6.      Los gastos se han pagado ya, puesto que Jesucristo pagó la deuda del pecado en la cruz.  El vive, y todo está hecho para que tú entres en una relación viva con Dios.
7.      )Por qué, pues, acudir a él ahora, y pedir que te salve?  Sería tu manera de aceptar su invitación.

II.    UN RECHAZO TOTAL Y CATEGÓRICO  v. 5-8
1.      Los primeros convidados eran seguramente hombres importantes, amigos del rey: condes, príncipes, nobles.
2.      No hicieron caso.    Muchas personas que parecen muy religiosas, muy cristianas, no hacen caso a la invitación de arrepentirse de sus pecados y creer en Jesús como Salvador:
a.       no les importa;
b.      o piensan, "más tarde, quizá". 
c.       Tienen otros intereses.
3.      Los afrentaron y mataron
a.       Se opusieron a los siervos, se enfadaron de algo en la invitación, hasta que se pusieron violentos.
b.      Hay quienes hacen eso hoy en día.  Se sienten ofendidos cuando se les habla del evangelio.  Muchos evangelistas han ido a la cárcel, o a la muerte, en todos los siglos.
4.      El rey clasifica a los indiferentes y a los violentos en la misma categoría:  "indignos".   Y para Dios, el no hacer caso a su invitación es tan mal como atacar a sus servidores.
5.      )Estoy hablando hoy a alguien que, hasta aquí, no ha hecho caso a la invitación de Jesús, que dice a todos: "Venid a mí" ?


III. UNA INVITACIÓN AMPLIA E INSISTENTE  v. 9-10
1.      En la historia el rey no se deja desanimar por el rechazo de los grandes.  Dice:
a.       "(Id a por todos, los buenos y los malos!"
2.      Dios hace igual.  Invita a todos.  Jn. 3:16;  Jn. 6:37
3.      Quizá tú piensas que Dios no te puede recibir.  Tienes alguna maldad escondida en tu vida que te hace indigna.  Pues, Jesu­cristo ya ha muerto por aquella misma maldad de que eres culp­able. 1 Jn. 1:7,9.    Tú estás invitado.
4.      La única cosa que te puede hacer indigno no es tu pecado, sino tu rechazo a la invitación de Jesús.

IV. UNA INVITACIÓN ACEPTADA  v. 10
1.      En la historia, muchos aceptaron la invitación.  "Las bodas fueron llenas de convidados".
2.      En Apocalipsis leemos de millones y millones que estarán en el cielo por haber aceptado el don de Dios. ¿Serás tú entre ellos? ¿Eres uno de aquellos que tienen paz interior porque el espíritu de Dios ha tomado posesión de sus vidas?
3.      Tú puedes aceptar esta invitación y serás de la familia de Dios.  Que seas jóven o anciano, religioso o no practicante, bueno o malo, es para ti.  Juan 1:12; Juan 6:37.  (Acéptalo ahora!

V.    UNA INVITACIÓN CONDICIONAL  vv. 11-14
1.      No dijimos que la invitación era sin condiciones.  Se tenía que llevar traje de boda.  No puedes ir en tus trapos.
2.      Dios tampoco te puede aceptar en los trapos de tu propia justicia Is. 64:6.
3.      Tu "traje de boda" en que tienes que parecer en la presencia de Dios no son tus obras.  (Ef. 2:8,9)
4.      Te puedes presentar a Dios con una sola cosa:   el hecho que Jesús murió por tus pecados.  Dices:
"Señor, no tengo ninguna justicia mía para ser salvo.  Sólo tengo en mi favor el hecho que Jesús murió por mis pecados y me atribuye su justicia perfecta." (2 Co. 5:20)



Aceptando esta invitación, serás salvo, tendrás una nueva relación con Dios, tendrás ya vida eterna.  Podrás estar seguro de que irás al cielo cuando mueras. ¿No quieres contestar a la invitación de Jesús ahora mismo?

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