MATEO 15:29-31
A LOS PIES DE JESÚS
Pasó Jesús de
allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Y se
le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros
muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que
la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a
los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
Cada creyente debe
acudir a Cristo para lo que necesita, demostrando las actitudes que se nos
presentan en Mateo 15:29-31
I.
Debe
acudir a Jesús creyendo que Jesús es accesible (“…al monte, se sentó” v.29)
1.
En el monte,
era visible, estaba al aire libre, todos podían verle y acudir a él. No hubo límite de espacio.
2.
Estaba
sentado allí, significando que no está dispuesto a huir: se quedaba para que la
gente pudiera acudir a él.
II.
Debe
acudir a Jesús creyendo en la misericordia de Jesús “a los pies de Jesús”
(v.30)
1.
Pusieron a
sus enfermos donde él podría verlos, y tener compasión de ellos. Sabían que él no resistiría la visión de esas
personas afligidas.
2.
Debemos ir a
él con esta confianza: que él es tan interesado, sino más, en ayudarnos con
nuestro problema como lo somos nosotros en conseguir ayuda.
III. Debe acudir a Jesús creyendo que la respuesta de
Jesús es universal “mucha gente…” (v.30)
1.
No
consideraron que la compasión de Jesús era limitada a unos pocos conocidos.
2.
Algunos
piensan que la doctrina de la elección significa que no todos los que acuden a
Jesús pueden encontrar salvación. Lo que
significa en realidad es que no todos querrán acudir a Jesús.
IV.
Debe
acudir a Jesús creyendo en el poder de Jesús para responder a cualquier
necesidad “y los sanó” (v.30)
1.
Como el
hombre que dijo “Si quieres, puedes hacerme limpio” y Jesús dijo: “Quiero, sé
limpio”.
2.
Hay que creer
que Dios es galardonador de aquellos que le buscan (He. 11:69)
3.
Si dudamos de
que él lo pueda hacer, perdemos nuestro tiempo en acudir a él.
V.
Debe acudir
a Jesús preparado para darle la gloria (v.31)
1.
Darle gloria
después es creer que la solución vino de él.
2.
Cuántas
personas piden algo a Dios, y luego, cuando lo reciben, piensan que lo han
conseguido por sus propios medios, o piensan que de todos modos iba a suceder
lo que sucedió. Como el hombre que oró
desesperadamente que el Señor lo sanara de su cáncer. Luego, cuando el médico le dijo que estaba
limpio de cáncer, dijo: “pues parece que todas mis oraciones no eran
necesarias: ¡estoy curado!
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