¡LOCURA!
1 Corintios 1:18-31
¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Cómo te ves como cristiano? ¿Te sientes algo superior a otros porque
tuviste el buen sentido común de creer en el Evangelio? ¿Te sientes inferior porque perteneces a
una creencia minoritaria? ¿Te sientes
inferior o superior conforme a la cantidad de instrucción que tienes? Cuando leemos este pasaje al final de 1
Corintios 1, podemos sacar unas cuantas conclusiones en cuanto a nuestra
actitud como cristianos:
I.
NO DEBEMOS SENTIRNOS SUPERIOR POR NUESTRA CULTURA CRISTIANA
1. v.27-29 Lo
necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió.
2. Podríamos ser tentados de
pensar que nuestra cultura cristiana, Protestante, o evangélica, es superior a
otras. En cualquier caso, no somos
superiores por ello. Si por la gracia de Dios tenemos la salvación en Cristo,
no tenemos ningún derecho de pensar que se debe a una cultura superior. Claro, el Evangelio debe tener alguna
influencia en nuestra cultura.
II.
NO DEBEMOS PENSAR QUE CONOCEMOS AL SEÑOR POR SER MÁS INTELIGENTE QUE
OTROS
1. v. 21 … el
mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación.
2. No debemos jactarnos de
nuestra sabiduría.
3. Sin embargo, sí que
deberíamos jactarnos del Señor.
III.
NO DEBEMOS PENSAR QUE HEMOS TENIDO QUE TIRAR NUESTRO CEREBRO AL
CONTENEDOR CUANDO HEMOS EMPEZADO A CREER
1. v.19 Pues
está escrito: "Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento
de los entendidos Dónde está el sabio?
¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha
enloquecido Dios la sabiduría del mundo?”
2. El Evangelio parece sencillo
comparado con la supuesta instrucción moderna, pero la confunde a cada vez
3. No hemos de sentirnos
intelectualmente inferior: El hecho de creer el Evangelio no significa botar nuestro cerebro. Es que muchos intelectuales de este mundo han
sido cegados por sus prejuicios. Varios
grandes promotores de la teoría de evolución, por ejemplo, han confesado que
sus teorías se basaban simplemente en la fe, en la misma manera que el evangelio. Dijeron que insistían en sus teorías ¡sólo
porque no podían aceptar la única alternativa razonable! Pero esa misma teoría se presenta en nuestras
escuelas como si consistiera en hechos
comprobados, y aquellos que las rechazan son considerados como siendo anticientífico.
IV.
PODEMOS ESTAR SEGUROS DE QUE EL EVANGELIO ES INFINITAMENTE SUPERIOR A
CUALQUIER COSA QUE LA CIENCIA MODERNA HAYA PRODUCIDO
1. v. 18 Porque
la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios.
2. Cuando miramos los
descubrimientos de la ciencia moderna, y los resultados del trabajo de los
grandes filósofos, no encontramos nada
comparable a lo que ha sido llevado a cabo mediante la Palabra de
Dios. Ninguno de estos gran
descubrimientos o desarrollos puede traer consuelo a un corazón destrozado, o
traer paz a una mente turbada, o traer a un pecador al arrepentimiento, o
humillar a un fariseo orgulloso en su propia justicia. La Biblia puede hacer todas estas cosas. La Biblia hasta puede cambiar la
sociedad. Francia e Inglaterra, al
principio del siglo dieciocho, estaban en condiciones muy parecidas. En Francia, surgieron grandes filósofos, como
Rousseau, y Voltaire. En Inglaterra se levantaron
grandes predicadores del Evangelio, como Whitefield, o los Wesley. Al final del siglo Francia estaba en un
estado de guerra civil y de anarquía.
Inglaterra, no. Francia experimentó
una revolución violenta mientras Inglaterra experimentó un progreso pacífico
hacia la democracia. En Francia, la
revolución fue acompañada por injusticias e intolerancia por parte de los que
se habían sublevado contra estas mismas cosas.
En Inglaterra y en América, estas cosas existieron, pero ¡mucho menos en
comparación! ¿Era Inglaterra un mejor
país que Francia? ¿Era el pueblo
anglosajón superior? ¡Claro que no! Pero la Palabra de Dios tuvo su efecto.
Daily Bread, 21 marzo, 1979:
Un día un incrédulo que se llamaba William Hone
encontró a un niño que estaba leyendo la Biblia. Hone le dijo: ¿Por qué
desperdicias tu tiempo con un libro tan inútil?
El niño contestó: “Es la única cosa que da consuelo a mi madre
enferma." El hombre fue conmovido por el
sencillo comentario del niño, y decidió leer las Escrituras por sí mismo. Mientras lo hizo, el Espíritu de Dios habló a
su corazón. Unos años más tarde escribió
las líneas siguientes en una de las páginas de su Biblia (traducidas del inglés):
El corazón más orgulloso que nunca hubo Ha sido subyugado dentro de mí;
La voluntad más indomable que nunca se levantó Para escarnecer tu causa o ayudar a tus adversarios Ha sido sofocado, Señor, por ti.
La vida de William Hone fue transformada por el
poder de la Palabra de Dios. Conquistó su voluntad terca, penetró su duro
corazón, lo hizo ver la locura de su incredulidad, e hizo que volviera a buscar
a Dios en la fe.
Aquella misma Palabra sigue haciendo maravillas.
Cuando está presentada con fidelidad y está recibida en toda sinceridad,
convence al pecador, edifica al creyente, consuela al afligido, da dirección al
que erra, ofrece esperanza a quien tambalea, y restaura al que cae en
pecado. Quien ignora o descuida la Biblia, es, en efecto, necio. Pero sabio es quien la lee, la estudia, la
aprende de memoria, y la obedece. Y el
cristiano que la utiliza para testificar será eficaz.
Por tanto, por tu
propio beneficio, y para el bien de otros, no la descuidas. Recuerda, ¡hay poder en la Palabra! ¿Has
tomado el tiempo para leerla hoy? El “Pan Diario” añade el pensamiento: “hay
una diferencia entre los libros que los hombres hacen, y el libro que hace a
los hombres."
V.
NO DEBE SORPRENDERNOS QUE LA GENTE RECHACE EL EVANGELIO.
1. "Pero el hombre natural no percibe las cosas del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente." (1 Corintios 2:14).
2. 1:30-31 Mas por él estáis vosotros en
Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría,
gloríese en el Señor".
3. La gente rechazará lo que
les parece locura, y no podemos hacer que el Evangelio parezca más sabio sin
cambiarlo, y entonces seríamos nosotros los locos. Sólo pueden ver la sabiduría del Evangelio
cuando hayan sido tocados por el Espíritu de Dios.
4. Eso, sin embargo, no nos
quita la responsabilidad de luchar por el Evangelio. Porque el Espíritu de Dios obra en su
soberanía por medio de nosotros cuando presentamos el Evangelio a las personas. (Romanos 10:14-17).
¿Cómo, pues, te
ves a ti mismo a la luz de este capítulo?
¿Vas a hacer el ridículo, pasando por un tonto, si hablas demasiado de
tu fe? No hay problema en eso. Puedes ser un “loco” como Pablo, ¿no? (2 Co.
11:16). ¿Te sentirás intimidado por la
acumulación de conocimiento que las personas tienen en el mundo? No es necesario. Hay más sabiduría y conocimiento en cinco minutos
de presentación del Evangelio que en muchos siglos de estudios mundanos. No es que despreciamos el conocimiento del
mundo. Pero hemos de reconocer la
superioridad del Evangelio.
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