GRACIAS DOY
A MI DIOS POR VOSOTROS
1 Corintios 1:1-9
Historia de los tres hijos de
granjero, las manzanas, el rey, y la bruja...
El primer hijo obedece a su padre a regañadientes y lleva una cesta de
manzanas por el bosque para el palacio del rey.
Cuando una bruja le pregunta qué lleva, contesta: “¡manzanas
podridas!” Cuando descubre la cesta
delante del rey, encuentra que todas las manzanas son podridas. ¡A la mazmorra! El segundo hijo hace lo mismo, pero contesta
a la bruja: “¡cerdos!” Mismo resultado,
¡pero con cerdos! El tercer hijo, el
benjamín, hace el viaje gozosamente, y a la bruja le contesta: “¡manzanas de
oro!” Al descubrir la cesta ante el rey,
encuentra manzanas hechos de oro macizo. Acaba casándose con la princesa y
liberando a sus hermanos. Muchas veces, la manera en que pensamos en una cosa,
es la manera en que acaba saliendo. Eso
es un efecto psicológico. Pero lo es aun
más en nuestra relación con Dios. Jesús
dijo: “Se te hará conforme a tu fe”. Dar
gracias a Dios es una expresión de nuestra fe.
Pablo miraba a los creyentes, aun a los creyentes de Corinto, con
fe. Y, por tanto, pudo dar gracias por
ellos.
I.
Dar gracias a Dios no es siempre fácil
- v.4 "Gracias doy a mi Dios siempre";
v. 11 "He sido informado acerca de
vosotros…"
1. Puede ser que los corintios
no parecieran una razón de acción de gracias para Pablo.
2. Los problemas y los fallos
de los corintios
3. Los problemas y los fallos
de muchos creyentes hoy en día
4. ¡Pero no les tratamos como
lo hizo Pablo cuando decimos eso!
II.
Dar gracias a Dios por su gracia hacia (el) (los) creyente(s) v.4 "por
la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús"
1. Pablo recordaba
personalmente la conversión de muchos de esos creyentes de Corinto
2. Si son creyentes, entonces
es que han sido objetos de su gracia
3. Les ha bendecido grandemente
4. A los corintios no les
faltaba gracia. Les faltaba
consistencia. Pablo no negaba la salvación
de ellos, pero les retaría a examinarse a sí mismos para ver si estaban en la
fe.
5. No hace falta que juzguemos
si una persona es salva o no; sólo hemos de dar gracias a Dios por aquella
persona.
III.
Dar gracias a Dios por el conocimiento que el creyente tiene de él v.5,6 "… enriquecidos en él en toda palabra y en toda ciencia, así como el
testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros".
1. Este conocimiento fue dado
por Dios
2. A pesar de que Pablo tuvo
que repasar algunos temas bastante básicos con estos creyentes, como, por
ejemplo, la resurrección, siguió respetando el conocimiento que tenían.
3. Habían conocido la persona
de Cristo. ¡Eso es conocer mucho, no
importa cuánto más tienen que aprender!
4. Y tú, ¿conoces a
Dios? Eso es algo que muchas personas no
pueden decir. Y tu hermano en Cristo,
¿conoce a Dios? Da gracias a Dios por
eso, y por él. Es una cosa maravillosa
que le ha sucedido, y debería llenarte de gozo por él.
5. Al considerar a nuestro hermano, o nuestra hermana, no importa en
cuál etapa se halla en su progresión espiritual, deberíamos tratarlo, y pensar
en él, con sumo respeto.
IV.
Dar gracias a Dios por la riqueza de dones espirituales que el creyente
tiene v.7 "nada
os falta en ningún don".
1. Los corintios pueden haberse
sentido inclinado a menospreciarse a sí mismos o a algunos hermanos por faltar
cierto don. Pablo concentró más bien en
la riqueza de dones espirituales que sí tenían.
2. Dentro de la iglesia había
los dones de lenguas milagrosas, profecía inspirada, milagros, ciencia, fe,
ayudas, etc. Muchos de esos dones tenían
un gran valor.
3. La iglesia en Corinto parece
haber sido particularmente rica en dones espirituales. No debemos menospreciar
eso: eran dones de Dios.
4. La debilidad de los
corintios no estaba en su falta de dones espirituales, sino en su actitud hacia
los dones espirituales
5. Debemos recordar que los
dones espirituales no son una señal de madurez espiritual, ni tampoco de
cualificación para el liderazgo espiritual.
Por otro lado, debemos reconocer que todos tenemos dones
espirituales (1 Pedro 4:10).
6. Debemos reconocer que somos
un pueblo con unos dones únicos, con un valor muy especial a los ojos de Dios,
pero nuestro valor no está tanto en nuestros dones, como en el hecho que Cristo
murió por nosotros.
V.
Dar gracias a Dios por el fin de los creyentes v.7b-8
"esperando la manifestación
de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para
que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo".
1. Los ojos de Pablo, como los
ojos de ellos, ¡estaban en el futuro!
2. Cuando miramos con
esperanza, podemos ser agradecidos los unos por los otros.
3. Dios les confirmará
4. ¿Creemos en la fidelidad de
Dios hacia cada creyente?
5. En vez de mirar a las
personas con todas sus faltas presentes, debemos aprender a mirarlas con
esperanza, por toda su gloria futura.
Como creyentes, pues, y como hermanos en Cristo, debemos dar gracias a Dios
los unos por los otros en una manera positiva.
No es útil malgastar nuestro tiempo y el tiempo de Dios, en oración,
lamentando la debilidad de los demás creyentes.
Aunque hemos de ser realistas, y, donde podemos ayudar, reconocer y
intentar a ayudar a alguien a superar sus dificultades, el énfasis de nuestra
vida de oración tiene que ser positivo, dando gracias a Dios por los
creyentes. No sólo que eso es útil en
cuanto a nuestra propia actitud, sino que también honra a Dios, que es un Dios
de bendición.
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