Friday, June 27, 2014


LA IGLESIA DE DIOS: LA OBRA DE DIOS
1 Corintios 3:4-17

  
Alguien se construía una casa, con mucho esfuerzo, mucho cuidado, mucha creatividad.  Desde años, desde casi toda su vida, se había imaginado cómo quisiera tener su casa, y ahora la estaba construyendo conforme a su sueño.  Tenía los compartimentos divididos conforme a su propio plan, las paredes se harían de cierta manera, tendría los trasteros en cierto lugar, armarios empotrados arreglados de cierta manera, y la cocina sería ideal por sus deseos.  Claro, no lo hacía solo.  Tenía ayudantes, pero ellos tuvieron que trabajar exactamente conforme a sus prescripciones.  Él había hecho los planes; él dirigía toda la obra, en todos sus detalles.  Pero una mañana llegó al lugar de las obras y vio que sus ayudantes habían estado trabajando sin él.  Algunos habían decidido cambiar la ubicación de una pared.  Otro había eliminado un armario empotrado en la habitación de matrimonios, para hacer más espacio para otra cosa.  Otro había hecho cambios en la manera que la cocina se haría.  Habían desecho una parte del trabajo, para cambiarlo, y habían empezado a construir a su manera.  El hombre estaba bastante irritado, como lo podéis creer.  Estaban cambiando la manera en que se construiría su casa, cuando él había hecho sus planes según sus deseos.  El día siguiente, vino a la casa y vio cómo algunos vecinos habían derrumbado una parte de las obras, empezando a destruir la casa que estaba casi construido.  Esta vez estaba furioso.  Y supongo que lo podéis entender, ¿no?   Me imagino que el hombre tenía ganas de matar a alguien.  ¡Y todo por una casa!  ¡Por un poco de madera y hormigón y ladrillos!  Pero estoy seguro que tú habrías tenido el mismo sentimiento.

Un granjero había preparado un campo, con mucho cuidado.  Lo hizo sembrar, y vigiló su campo. Algunos niños tontos vinieron con mecheros, y lo pusieron fuego.  ¿Cómo se sentiría el granero?  Furioso, me imagino.

Y qué si Dios hubiera decidido sembrar un campo.  Puso obreros en el campo, y algunas personas decidieron que el campo pertenecía a aquellos obreros.  Cada uno escogió su propio obrero como siendo dueño del campo, dándole todo el crédito por el campo, y atribuyendo a aquel obrero lo que se producía en ello.  Eso es lo que sucedió en Corinto.

Y si Dios hubiera decidido construir un edificio.  Puso el fundamento con su propio Hijo. Hizo los planes. Entonces puso obreros en el edificio, dándoles los mejores materiales. Algunos, sin embargo, substituyeron estos materiales con productos más baratos que podrían destruirse fácilmente.  Algunos obreros construyeron en su propia manera, y no conforme a los planes.  ¿Cómo reaccionaría Dios?  Eso es lo que sucedió en Corinto.

Y si Dios construyera un templo santo, perfecto, sin fallo ninguno, para su gloria: este templo sería no solamente la señal, sino la realidad de su presencia en la tierra.  Entonces algunas personas empezarían a destruir aquel templo. ¿Cómo reaccionaría Dios?  Porque eso es lo que sucedió en Corinto.


I.             La iglesia local es el campo de Dios, y, por tanto, hemos de tener mucho cuidado cómo trabajamos en ella.
1.          Pablo se sintió frustrado o preocupado porque los creyentes de Corinto se vinculaban a varios predicadores, comparándolos entre ellos.  Pablo se había referido a esto ya.
2.          Estaba aun más frustrado porque esto causaba divisiones en la iglesia local.
3.          Pablo estaba preocupado porque los creyentes de Corinto daban la gloria a hombres, predicadores, cuando esa gloria pertenece a Dios. 
4.          Eso de identificarse a un obrero cristiano en particular es señal de carnalidad. v.4-5
5.          Cada obrero hace su parte, pero es Dios que lo lleva todo a cabo en tu vida. v.6-9
6.          Por tanto, tenemos que tener mucho cuidado en no dar el crédito a los hombres por lo que Dios haya elegido cumplir a través de aquel hombre.  Eso sería una forma de idolatría y una vez empezamos a establecer ídolos de tierra, nos dividiremos unos de otros conforme a nuestros ídolos, y estaremos destruyendo la iglesia de Dios a la vez que le quitamos la gloria que le pertenece.

II.          La iglesia local es el edificio de Dios, y, por tanto, hemos de tener cuidado en cuanto a la manera en que construimos sobre el fundamento.
1.          Pablo estaba preocupado de que mientras todos tienen el mismo fundamento, Jesucristo, algunos construirían sobre el fundamento con los materiales equivocados.
2.          El único fundamento que vale algo es Jesucristo v.11
3.          Lo que construyes sobre ese fundamento determinará si lo que hayas construido permanecerá o si tendrás las manos vacías al final. v.12-15
4.          Has de estar seguro de que estás contribuyendo, con tu vida, a la iglesia:  pero asegúrate de que lo que contribuyes a la iglesia sea conforme a la voluntad de Dios y no simplemente conforme a tus propias ideas.  Porque eso desaparecerá, y no importa cuánto esfuerzo hayas puesto en ello, no tendrás nada para mostrar al final.

III.      La Iglesia local es el templo de Dios, y hemos de tener cuidado de que no la destruyamos.
1.          Pablo estaba preocupado de que algunos intentarían destruir la iglesia local, la obra de Dios mismo, el templo de Dios.
2.          Los corintios, o al menos muchos de ellos, con su conflicto y su carnalidad y su énfasis en predicadores humanos, estaban destruyendo  el templo de Dios.
3.          Dios destruiría aquellas personas si no se arrepintieran.
4.          Hay muchas maneras en que puedes destruir la iglesia local, el templo de Dios: por el mal uso de tu lengua, dividiendo a los creyentes los unos de los otros; puedes ser por tu vida descuidado, dejando un mal testimonio en la ciudad, o desanimando así a otros creyentes.
5.          Como iglesia local, sois el templo de Dios: si intentas destruir el templo de Dios, la iglesia local, Dios te destruirá a ti v.16-17.



Pablo quería que los creyentes de Corinto entendieran qué eran como iglesia: el campo de Dios, el edificio de Dios, el templo de Dios.  Es importante que podamos entender las implicaciones de esto.  Puesto que nosotros como iglesia, somos el campo de Dios, no debemos poner el énfasis en los obreros del campo, sino en el Dueño del campo.  Siendo, como iglesia, el edificio de Dios, hemos de tener cuidado en cuanto a la manera que construimos sobre el fundamento de Dios. Ya que como iglesia, somos el templo de Dios, hemos de cuidarnos de hacer cualquier cosa que pudiera destruir o dañar el templo.

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