Tuesday, June 17, 2014


EFESIOS 6:10-17

LA NECESIDAD DE LA INTERCESIÓN

(predicado en Alcañiz, España, en los  1990)

¿Cuántos quisieran ver crecer nuestra iglesia? ¿Y en España?  Me imagino que todos.  Hay unas condiciones para que eso se lleve a cabo.  No se trata de alguna gran campaña de evangelización, aunque eso puede ser necesario y útil.  No se trata de tener personas dotadas de la palabra.  Hay que reconocer que estamos en una guerra, y que necesitamos ser armados de la buena manera para aquella guerra.  El Nuevo Testamento nos enseña que si queremos ver avanzar la obra de Dios tenemos que ser completamente entregados al Señor como cristianos.  No depende de los pastores; no depende de los evangelistas; depende de todos los cristianos y la calidad de su vida espiritual.
¿Qué es lo que viene en primer lugar en tu vida?  No quiero decir el domingo, o durante algún culto o reunión de iglesia, sino en tu vida.  ¿Es pasarlo bien?  ¿Tienes algún propósito personal?  ¿O es Dios?  Si quieres que Dios te utilice para que su iglesia crezca, y si queremos como grupo ver obrar al Señor, es necesario que personalmente cada uno se entregue al Señor como único Señor de nuestra vida, y que nos ocupemos seriamente en el ministerio de la intercesión.  Efesios 6:10-17 nos da algunas razones por eso:

I.       Primero, por la naturaleza de nuestro adversario v.10-12
1.      Nuestra lucha no es contra fuerzas humanas; por tanto no podemos limitarnos a métodos humanos
2.      Nuestra lucha es contra un adversario que en sí es mucho más fuerte que nosotros
3.      Nuestra lucha es contra un adversario que tiene habilidad "asechanzas" y poder y autoridad en sí
4.      Por esta razón, no basta con tener un predicador elocuente; no basta con tener mucha sabiduría, o mucha habilidad.  Tampoco es suficiente tener leyes que defienden a los evangélicos. ¡Nuestra lucha es espiritual!  Podemos tener todo eso, pero sin la oración de intercesión, nada se conseguiría.
5.      A veces no vemos el adversario; otras veces Dios permite que se levante la cabeza para que estemos conscientes de qué clase de adversario tenemos.
6.      En este país (España) lo vemos manifestado a través de supersticiones, brujería, miedo, etc.  Un médico nos recomendó que trajéramos a nuestro hijo a una bruja.  Aquí en España hay más personas que practican la brujería, la adivinanza, y demás artes ocultos que todos los médicos y obreros religiosos de cualquier religión.  Hace unos 25 años, un ayuntamiento de cierta ciudad pagó una bruja para que echara un sortilegio sobre la familia de un pastor.  Eso no tendría lugar hoy en día, supongo, pero no hace mucho tiempo.
7.      ¿Cuál español no ha estado en contacto, alguna vez, con una forma u otra de brujería?
8.       Una señora con quien habíamos tratado de trabajar acabó siguiendo clases ahora en "metafísica". Se le enseñaron que todo lleva a Dios; que se trata de ser positivo; que habrá una reencarnación, etc.  Pablo dice que Satanás se disfraza como ángel de luz.  No vendrá a ti diciendo, " ¡Hola, soy el diablo!" Pero aun si no hubiera nada de eso aquí en Granollers, ¿sería menos presente el diablo?
9.      Por otro lado, aunque todas las brujas del mundo estuvieran en Granollers a la vez, eso no sería tan temible, tan desastroso, como el hecho que los cristianos de una iglesia no se amaran los unos a los otros.  Por eso el tema principal de la intercesión de Pablo por las iglesias era que conocieran el amor de Cristo y que lo manifestaran en sus vidas y sus relaciones mutuas.
10.  Nosotros no podemos luchar solos contra el diablo.  Necesi­ta­mos al Señor.  Sólo el Señor puede hacer eso.  Por tanto, tenemos que estar luchando con las armas del Señor.  ¿Qué significa esto?  Significa que hemos de someter nuestras vidas al Señor y dejar que él trabaje dentro de, y a través de, nosotros.  Una completa entrega al Señor por parte de los creyentes es la única cosa que hará que las huestes de Satanás sean forzadas a dar marcha atrás.  Por más que insistamos en el poder de Dios y en nuestra fuerza en el nombre de Jesús, si nuestras vidas no están verdaderamente y enteramente entregadas y sometidas al Señor, entonces nuestras palabras de supuesta victoria no serán más que habladurías; estaremos chuleando, como dicen los niños, pero en vano.
11.  El Nuevo Testamento nos enseña que debemos orar los unos por los otros, y orar por los obreros.  Si reconociéramos la realidad espiritual contra la cual cada uno tiene que luchar, entenderíamos mucho mejor la necesidad por esa intercesión.  Y reconoceríamos la importancia de las reuniones para orar.  Pero también veríamos que tenemos que ser entregados al Señor a cien por cien.

II.    Tenemos que entregarnos a la lucha espiritual en intercesión por la naturaleza de nuestra armadura.
1.      Hemos dicho que la batalla se gana al nivel espiritual.  Debemos ser entregados espiritualmente y corporalmente al Señor, porque él nos dará lo que necesitamos para vencer.
2.      Por todo el Antiguo Testamento, vemos las condiciones para poder orar e interceder, es decir, para ser oídos de Dios.  Tenemos que tener el corazón puro, los manos limpios.  En 1 Pedro 3, vemos que nuestra relación entre esposos puede afectar nuestras oraciones.  Claro está, nuestra relación con otros hermanos también afectará nuestra vida de oración.
3.      Aquí Pablo nos muestra cómo ser cualificado para poder vencer en esta guerra: la armadura de Dios, que incluye los lomos ceñidos con la verdad, la coraza de justicia, los pies calzados con el apresto del evangelio de paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.  ¿Para qué es todo eso sino para equipar­nos para luchar en la oración?  No hay que sorprenderse de que Pablo termina esta sección con la exhortación de orar por todos los santos, y luego por él mismo.
4.      Ningún aspecto de armadura tiene que ver con nuestras habilidades:  No digas: no soy hábil para hablar del Señor, o para orar.  Tienes que ser entregado a la verdad, para decir sólo la verdad, y vivirla.  Tienes que ser entregado a la justicia, para vivir la voluntad de Dios.  Sí, tienes que ser dispuesto a traer el Evangelio, y tener esto como prioridad en tu vida.  Pero no se habla de habilidad para traerlo, sino de pies calzados con el apresto - significa un celo para llevarlo. La fe: ejercerla continuamente.  La espada del Espíritu que es la Palabra de Dios: ¿Conoces tu Biblia?  ¿Sabes utilizarla? ¿La lees diariamente, meditándola?  No habla de ser un intelec­tual: se trata de amar y meditar y utilizar tu Biblia. Es parte de tu entrega. Y luego, la oración.  … por cada creyente, y por los obreros en el Señor. Pero si son armas espirituales,  ¿Cómo es tu vida espiritual?

III. Y por fin, por la disponibilidad de la armadura por cada uno de nosotros.
1.      A veces algún creyente piensa:  "Eso de ser un cristiano a 100% está muy bien, pero no es para mí".  O "Eso de ser un guerrero espiritual está bien pero no es para mí".
2.      ¿Por cuál razón crees que no puedes ser un guerrero espiritual luchando en la oración?
3.      Puede ser que crees que no estás suficientemente armado: que tienes un largo camino para poder conseguir toda la armadura espiritual.
4.      Mira bien lo que dice el apóstol:  *Vestíos de toda la armadura de Dios” (v.11); “tomad toda la armadura de Dios” (v.13).  No dice:  "esforzaos para conseguirlo" sino "ves­tíos"; "tomad".
5.      ¿Qué padre o madre entre vosotros diría a su hijo "vístete" si no hubiera ropa con que vestirse, si hubiera guardado la ropa en un lugar inaccesible? ¿Cuántas madres han oído a su hija echar un grito alguna mañana: "¡Mamá! ¡No tengo nada que poner!"?¿Cómo le contestas?  "¡Mira en tu armario; en tu cajón, etc.!"  No es que no tenía de qué poner.  Es que no tenía su ropa preferida.
6.      Y ¿cuántas veces nuestro Padre Celestial nos ha oído gritar, "¡Papá!  ¡No tengo nada que poner!"  "No soy elocuente; me falta formación; soy ignorante; no tengo mucha influencia.  Sobre todo, no he aprendido mucho cómo orar.  No puedo orar como aquellos ancianos en la iglesia que oran desde Génesis hasta Apocalipsis".  (Dios no nece­sita que incluyamos todo de lo Génesis hasta Apocalipsis en nuestras oraciones.  Él ya sabe eso de memoria.  Lo que quiere oír es qué es lo que necesitamos; qué es lo que queremos pedir.¿  Y nuestro Padre amante dice "Sí, tienes algo qué poner.  Vístete de toda la armadura de Dios que ya te he dado en Jesucristo cuando fuiste salvo.  Con eso, puedes orar, puedes luchar.  Pero lo que quiero de ti es que te entregues a mí."


Sí, estamos invitados a entregar nuestras vidas plenamen­te al Señor; estamos invitados a participar en la lucha espiritual; estamos invitados particularmente a entregarnos a la intercesión. No podemos esperar que él nos utilice si vivimos sólo a medias para él.  Hemos de entregarnos a él a 100%.  Es su derecho exigirlo: nos compró a un gran precio.  Pero si lo exige es porque sabe que es la única manera en que podemos nosotros ser completamente felices,  nos cueste lo que cueste entregarnos.

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