LA TEMPLANZA:
NOVENO ASPECTO
DEL FRUTO DEL ESPÍRITU
"Mas el
fruto del Espíritu es... templanza" (Gá. 5:22-23)
Lectura: 1 Co. 9:24-27
Proverbios
16:32 y 25:28
Definición: La
palabra griega εγκράτεια, que viene de κρατoς, o fuerza, significa "control
de sí mismo".
Es el aspecto
del fruto del Espíritu con que tenemos más dificultad, porque implica la
disciplina. ¿A quién le gusta la
disciplina? En realidad,
"mansedumbre" y "templanza" tienen algo en común, puesto
que los exigen un control de sí mismo: mansedumbre, frente a Dios, las
circunstancias, y las personas; templanza, frente a sí mismo y sus deseos.
El fruto del
Espíritu es la respuesta a las obras de la carne que vemos en Gálatas
5:19-21. Incluidos en estas son:
borracheras, y orgías (v.21). Ahora, las
orgías no son lo que pensamos ahora. En
otras traducciones, se trata de "excesos de la mesa"; o orgías de
comer. Los romanos ricos, en sus
banquetes, comían todo lo que podían, y luego iban al vomitorio; después,
volvían a comer todo lo que podían. A mí
me parece algo desagradable, pero esto es justamente el contrario exacto de la
templanza. No es necesario, sin embargo, ir a tales extremos para no
practicar la templanza. Esto de escuchar
siempre sus ganas, y satisfacerlas, ya es contrario a la templanza. Por esto no está bien que un niño no pueda
esperar a la hora de comer para satisfacer su apetito. Si no recibe un control en la familia,
tampoco aprenderá a controlarse a sí mismo.
I.
La templanza
es la respuesta del hombre a las exigencias de Dios (Hch. 24:25).
1)
La justicia de Dios implica una cierta exigencia. El control de sí es la respuesta necesaria a
aquella exigencia: la disciplina que no hace lo que yo quiero, sino lo
que Dios quiere.
2)
La templanza reconoce que la carne, el "yo", la
tendencia natural, no actúa automáticamente conforme a la voluntad y la
justicia de Dios.
3)
El ejemplo de Pablo, que trató duramente su cuerpo (1 Co.
9:27).
4)
Cuando tenemos el deseo de complacer a la carne, de
exagerar en la satisfacción de nuestros gustos, o cuando nuestros gustos son
contrarios a las normas establecidas en las Escrituras, debemos reconocer que
somos llamados a padecer junto con Jesucristo, y no a complacer a todos
nuestros deseos. Hasta podemos armarnos
del pensamiento de padecer en la carne (1 P. 4:1ss).
II.
La templanza
es poner en práctica el conocimiento de Dios (1 P. 1:6).
1)
No basta el simple conocimiento intelectual de la Palabra
de Dios. La templanza, es (ponerla en
práctica! (Stg. 1:22). Sino, sería
hipocresía.
2)
La templanza es el amor en acción. "El amor es sufrido... no busca lo
suyo, no se irrita..." (1 Co. 13:4,5).
3)
La templanza es la puesta en práctica de la
libertad. En algún artículo de Pan
Diario, leemos: "Ser esclavo de sus propios apetitos, es la peor
esclavitud".
III.
La templanza
es fruto del Espíritu (Gá. 5:22-23).
1)
Su importancia como testimonio de la gracia de Dios. (Historia de un pastor que pesaba más de 150
kilos, y predicaba contra el uso de tabaco, de drogas, de alcohol. Algunos jóvenes le dijeron que le harían caso
si Dios le liberaba del abuso de la comida.
2)
Es el resultado de una comunión constante con Dios. De "andar en el Espíritu, para no
satisfacer los deseos de la carne".
¿Hasta qué
punto te controlas? ¿Hasta qué punto
controlas tus acciones y tus reacciones?
¿Sabes controlar lo que comes?
Para que tú controles estas cosas, es necesario que Dios te controle a
ti. Que él tenga señoría en tu vida.
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