ÉXODO 20:17
No codiciarás
Este
mandamiento, el último de los diez, es el primero que habla del estado del
corazón. Es el primero que se dirige al hipócrita. Hasta el fariseo tan perfecto que no fallaba
en nada en los demás mandamientos, tenía que pasar vergüenza ante éste, si
fuera honrado. El cristiano, sin embargo, mediante el Espíritu Santo que habita
en él, tiene el poder de guardar este mandamiento, no por miedo a la ley, sino
por su amor hacia el Señor Jesucristo.
I. Su amor por Jesucristo le impide que compare su
fortuna a la de otra persona (Juan 21:20-22)
1.
Demasiado a menudo nos preocupamos por el otro: no por
su bien, sino porque tememos que tenga una vida mejor que la nuestra.
2.
Cuántas veces eso ocurre hacia nuestros mejores amigos.
II. Su amor por Jesucristo le impide que fije sus ojos
en lo que es terrenal, y obsesionarse en ello (Colosenses 3:1-4)
1.
Sólo podemos mirar en un sentido a la vez
2.
Cuando nos fijamos en las atracciones de este mundo, no
vemos las del mundo a venir
3.
Cuando nos fijamos en las atracciones actuales, no
vemos las atracciones en Cristo
III. Su amor por Jesucristo le ayuda a ser feliz y
contento en el estado en que se halla (Fil 4:8-12)
1.
Porque es un amor que confía en que él sabe lo que es
mejor por nosotros
2.
¿Estás contento? ¿O sientes que te falta algo?
3.
Si sientes que te falta algo, tienes razón. Te falta
una mejor relación con el Señor.
La ley no puede hacer nada en cuanto al estado de su
corazón. La ley no puede ver que estás deseando, en tu corazón, lo que no te
está permitido. Y sin embargo, Dios
condena esto. Es por eso que todos son bajo la condena del pecado. Y es por eso
que todos, sin excepción, dependen de la gracia de Dios por su salvación
eterna, y para tener una relación viva con Dios ahora.
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