Génesis 39
José y la Esposa de
Potifar
Aprendemos que el hecho
de ser fiel al Señor no siempre nos sale bien en apariencia.
v.2 “El Señor estaba con José”
v.21 “El Señor estaba con José”
¡Cualquiera habría dicho
que Dios había abandonado a José! Rechazado
por sus hermanos, vendido como esclavo en una tierra lejano, ¡y dicen que Dios
estaba con él! ¿Sería una broma de mal gusto?
Y luego, aun cuando José se esfuerza a obedecer a Dios, le echan en la
cárcel por un crimen del cual era completamente inocente. ¡Y aún allí, dicen
que Dios estaba con él! Yo no me
atrevería decir eso a alguien que estuviera sufriendo las cosas que José
sufría. Pero el hecho que Dios esté con
alguien no se manifiesta en la misma manera en que solemos pensar hoy.
I.
En
cualquier circunstancia, debemos ser fieles y servir bien vv.1-6
1.
Si creemos en
la soberanía de Dios, podemos creer que las circunstancias vienen de él
2.
Podemos creer
que sirviendo en las circunstancias, estamos sirviendo a Dios
II.
Con
cualquier tentación debemos resistir y ser fieles a Dios vv. 7-12
1.
El tentador
quiere destruir todo lo que Dios hace por nosotros
2.
El tentador
nos ataca por nuestros puntos débiles
3.
No hay
tentación á la cual no podamos resistir por el Señor según I Co. 10:13
4.
José tuvo en
cuenta a su amo, pero aun más, tuvo en cuenta a Dios.
III.
Con
cualquier consecuencia debemos seguir siendo fieles a Dios vv.13-23
1.
Las
consecuencias de la fidelidad de José fueron nefastas.
2.
José podría
haber caído en amargura, preguntando: “¿Qué me sirve, obedecer a Dios?”
3.
José siguió
siendo fiel a Dios en la cárcel, y aprendemos que Dios aun estaba con él. ¡Nunca le había abandonado!
4.
En los
cuentos de Narnia de C.S. Lewis, hay la historia de un niño que se había
escapado para volver a su país de origen. Pasó toda clase de aventuras
espantosas: En un caso se escapó de un
león que rugía, y acabó juntándose con otra viajera. En otro caso, justo cuando llegaban a
destino, un león corría tras él y por poco se escapaba. Le parecía que todo le
iba en contra. Más tarde, errando
perdido en la niebla, oyó una voz que le hablaba, le consolaba, y le pedía que
contara su historia. Cuando habló de esas dos aventuras, la voz le dijo: “Yo
fui el león que os hizo acercar uno a otra, para que ni uno ni otra fuisteis
solos.” Y luego “Yo fui el león quien os obligó ir con más prisa al final,
porque los enemigos se acercaban por el desierto para atacar Narnia.” El niño tuvo que aprender que en las
circunstancias que él veía como siendo más horribles, había un poder benévolo
que dirigía todo para su bien.
¡Los planes de Dios no
son los nuestros! Nosotros pensamos que
somos el centro del universo, y que los planes de Dios deben centrarse en
nuestro bien inmediato. Dios tiene planes que van mucho más allá de nosotros, y
a veces debemos sufrir toda clase de indignidades para que su plan se lleve a
cabo.
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