Thursday, April 10, 2014

Génesis 37 José y sus Sueños


Génesis 37
José y sus Sueños

José es la figura por excelencia de la persona de Cristo.  En este capítulo vemos:

1.                  Su relación privilegiada con su padre
2.                  El odio por parte de sus hermanos
3.                  El hecho de ser vendido
4.                  El hecho de ser librado entre manos de paganos

Esto no significa que José fuera perfecto como Cristo. Todo lo contrario. Era un pecador, igual como todo ser humano. Sólo que en los relatos sobre su vida que encontramos en Génesis, vemos muchos paralelos, en sus vida terrenal y humana, con el aspecto espiritual y divina de la vida de Cristo. Es como una imagen. Algunos lo llaman un “tipo”.  (La “tipología” es el estudio de esos tipos de Cristo en el Antiguo testamento.  Algunos encuentran este estudio como siendo exagerado.)

En el caso de José,
Igual como éste tuvo una relación privilegiada con su padre, Cristo tenía una relación especial con el Padre celestial.
Igual como José fue odiado por sus hermanos, que no compartían el corazón de su padre, Cristo fue odiado por sus hermanos, la nación judía, que no compartían el corazón del Padre celestial.
Igual como José fue vendido por su hermano Judá, Cristo fue vendido por Judas Iscariote.
Igual como José fue librado entre paganos, Cristo también fue librado a los gentiles.

Igual como José dio testimonio a sus hermanos de sus sueños, Cristo también dio testimonio a la verdad (Juan 18:37) y fue odiado por aquello.

Una ironía en esta historia, es que Jacob y Esaú tuvieron sus problemas porque su padre y madre tenían sus preferidos.  Y ahora Jacob tiene a José como preferido. ¡La historia se repite, tristemente!

Por tanto nosotros, como creyentes, debemos

I.              Buscar una relación privilegiada con el Padre Celestial
1.           José tenía una relación de preferencia con su padre
2.           Tenía también una relación con Dios, ya que Dios le hablaba en sueños.
3.           Nosotros podemos y debemos cultivar una relación con Dios, leyendo su palabra, hablando con él, y obedeciéndole.

II.           Rechazar las malas acciones de los demás, aun aquellos que son cercanos a nosotros (v.2)
1.           A veces, en nuestro afán de no juzgar a los demás, podemos caer en la trampa de justificarlos.
2.           A veces, cuando son miembros de nuestras propias familias, podemos intentar justificar una mala conducta.

III.        Cuidarnos de no mantener rencor o envidia en nuestros corazones, ya que esto producirá acciones de las cuales nos avergonzaremos. Vv.19-20
1.           El crimen que sus hermanos contemplaron no fue el resultado de una ira súbita. Fue más bien el fruto de años de rencor y envidia. Cuando llegó la ocasión, actuaron.
2.           La maldad se pondrá cada vez peor, ya que consolarán a su padre como hipócritas en vez de tener piedad de él y decirle la verdad.
3.           Cuando cultivamos malos sentimientos, cosecharemos malas acciones.
4.           Las malas acciones se desarrollarán en peores actitudes aún. Nos vamos endureciendo.

IV.        Reconocer que cuando sentimos la necesidad de esconder algo, es porque hemos actuado mal. vv.31-32
1.           Los hijos de Jacob le presentaron la túnica de José teñida con la sangre de una cabrita.
2.           El corazón de Jacob fue destrozado por la mentira.
3.           Si bien sintieron que la mentira era necesaria era porque sabían muy bien que sus acciones habían sido malas. Quizá se justificaban en sus corazones, pero el hecho de encubrirlo demuestra que sabían lo mal que habían hecho.
4.           Nosotros, cuando sentimos la necesidad de encubrir nuestras acciones, es porque al fondo sabemos que actuamos mal.

Aprendemos mucho de la vida de José - en parte por el paralelo con la vida de Cristo, y en parte por el ejemplo - su buen ejemplo y el mal ejemplo de sus hermanos. Obviamente podemos criticar el hecho que su padre no fue muy sabio en diferenciarlo de los demás - debería haberlos tratado todo igual. Él mismo estuvo sembrando el odio y la envidia al hacer eso.  Podemos verlo como otra lección para nosotros. Pero aún más, vemos las lecciones que aprendemos de lo que sucedió a José. Y la lección suprema se resuma en Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.


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