Sunday, March 2, 2014

MATEO 27:32-56 LA MUERTE DE JESÚS: ¿QUÉ SIGNIFICA?

MATEO 27:32-56

LA MUERTE DE JESÚS: ¿QUÉ SIGNIFICA?

Cumplió las profecías v.35
Murió identificado como Rey de los judíos v.37
Murió entre malhechores  v.38
Murió entre las burlas de la gente v.39-44
Murió pudiéndose haber salvado  v.40,42
Murió entre manifestaciones del juicio de Dios  v.45, 51b-53
Murió abandonado por Dios mismo  v.46   (tomando nuestra condenación)
Murió abriéndonos la puerta hacia la presencia de Dios v.51ª
Murió entre manifestaciones de su divinidad v.54
Murió en presencia de las mujeres que le habían seguido v.55-56  (testigos presenciales de su muerte física)


            ¿Te has preguntado alguna vez, qué diferencia hace el hecho que Cristo murió por nuestros pecados?  A veces se ha sugerido que su muerte era más bien un ejemplo de su amor, una demostración, pero que no era verdaderamente lo que nos salva; que Dios nos habría salvado de un modo u otro.  O se ha sugerido que todos se salvarán de todos modos, que el hecho de aceptar la muerte redentora de Cristo no es imprescindible.
            Pero la Biblia nos enseña que la muerte de Cristo fue la única manera de pagar el precio que tenía que pagarse por nuestros pecados.  La Biblia insiste que la paga de nuestros pecados es muerte (Ro. 6:23), y que ese pago tiene que hacerse.
            Puede ser también que te has preguntado si la obra de Cristo en la cruz era suficiente para salvarte a ti, porque eres un pecador tan grande.  La Biblia nos asegura de que la obra de Cristo en la cruz tiene un valor ilimitada.  Vamos a mirar lo que podemos aprender del relato en Mateo 27 en cuanto a la obra de Cristo en la cruz.
            Veremos, por los hechos convincentes que vemos en Mateo 27:32-56, que cada cristiano debe confiar totalmente y únicamente en el valor de la muerte de Jesús para su redención.

I.   Murió Cumpliendo las profecías v.35
1.                   Jesús cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías que tenía que liberar, o rescatar, a su pueblo.
2.                   Las posibilidades de que esto ocurriera por simple casualidad son una en millones de millones de millones.
3.                   Dios actuó en Jesús conforme a su Ley, la misma ley que nos condena por nuestros pecados.
4.                   Por tanto si hay una solución en alguien a nuestra desgracia, es en Jesús.
5.                   No sirve que busques seguridad en ninguna otra persona ni en ninguna otra cosa. Sólo aquel que cumplió todas las profecías de Aquel que juzga, puede salvarnos del juicio.  (Hechos 4:12)

II.  Murió pudiendo haberse salvado  v.40,42
1.                   Las personas presentan la muerte de Jesús como una tragedia.  Desde la perspectiva humana, lo es.
2.                   Pero si Jesús pudo haberse salvado, es que no quiso: por tanto no fue una tragedia sino una victoria.
3.                   Jesús llevó a cabo lo que se propuso: pagar el rescate de todos.
4.                   Él, siendo sin pecado, se hizo pecado en la cruz para que nosotros, pecadores, fuéramos hechos justicia de Dios en él. (2 Corintios 5:21)
5.                   Puedes estar seguro, por tanto, que él murió por ti porque quería hacerlo; quería salvarte; no porque no tuvo otro remedio.  Por esta razón puedes acudir a él con toda confianza.
6.                   Por tanto, no intentas salvarte por tus propios modos. Tu justicia no vale; tu religión no vale; tu iglesia no vale; tu fidelidad no vale. Sólo Jesucristo vale.

III. Murió entre manifestaciones del juicio de Dios  v.45, 51b-53
1.                   Algunos piensan que la salvación es posible porque Dios decidió hacerse tolerante con el pecado
2.                   Otros piensan que el Dios del Antiguo Testamento, con su juicio y su ira, es ajeno al del Nuevo Testamento: que no son el mismo Dios.
3.                   En este texto sobre la crucifixión de Jesús, vemos la manifestación de la ira y del juicio de Dios.
4.                   Cuando Jesús murió en la cruz, Dios desencadenó toda su ira sobre él, juzgando en él el pecado de todos nosotros.
5.                   Ya sabemos lo serio del pecado.  No juegas con el pecado; no lo trates a la ligera.  Es sujeto de la ira de Dios, y el que lo comete también.  No hay excepción en eso.

IV. Murió abandonado por Dios mismo  v.46   (tomando nuestra condenación)
1.                   “¿Por qué me has abandonado?” es también una cita mesiánica.
2.                   Pero era más que citar la poesía; era una realidad: Dios tuvo que abandonarlo.
a.                         Por el pecado que había llegado a ser (2 Co. 5:20)
b.                         Por la justicia, la pureza, de Dios (Hab. 1:13)
3.                   Demostrando que la ira de Dios contra el pecado no es algo puramente teórico
4.                   Fue para que tu y no fuéramos eternamente abandonados por Dios:
a.                         Si tú, o sea quien sea, muere sin haber recibido a Jesucristo como su Salvador, entonces Dios te abandonará a su suerte eterno; no tendrá piedad de ti:  el tiempo de la misericordia habrá terminado.
b.                         Por otro lado, si has puesto tu confianza en Cristo; si has entrado en el tratado de intercambio de la justicia de Cristo por tus pecados, entonces no habrá posibilidad de que Dios te abandone: ni ahora, ni después de tu muerte.
c.                         No dejes, por tanto, que lo que pasó a Cristo sea en vano en lo q ue te concierne.

V.  Murió abriéndonos la puerta hacia la presencia de Dios v.51ª
1.                   El velo era lo que separaba el lugar santísimo del resto del templo; que escondía la presencia de Dios.  Ningún sacerdote podía pasar por allí: sólo uno, y una vez por año.
2.                   Se rasgó en dos, haciendo que todos estuvieron en el lugar santísimo; quitando la única separación.
3.                   El velo representaba nuestros pecados que nos separaban de Dios.
4.                   Se rompió de arriba abajo – aunque fue colgado por arriba.  Normalmente imposible, pero para demostrar que este rasgar vino de arriba, de Dios; no fue el hombre que quitó esa separación.
5.                   No intentes entrar en la presencia de Dios por tus propios medios o méritos; no puedes.  Acepta más bien las condiciones de Dios  (Ef. 2:9-10).

VI.  Murió entre manifestaciones de su divinidad v.54
1.                   Las señales que hizo.
2.                   El mismo centurión responsable oficialmente por su muerte lo reconoció.
3.                   Sólo Dios pudo morir por todo el pecado, teniendo un valor infinito
4.                   Sólo Dios pudo en esos momentos en la cruz, llevar toda la eternidad del castigo, teniendo un valor eterno.
5.                   Si Jesús no hubiera sido Dios, su sacrificio no habría tenido un valor para ti.  Sólo podría haber valido por una persona, y por el tiempo equivalente en que permaneció muerto.  ¡Ojo con las sectas que niegan su divinidad!

No sirve que busques seguridad en ninguna otra persona, ni en ninguna otra cosa. Sólo aquél que cumplió todas las profecías de Aquél que juzga, puede salvarnos del juicio. No intentes salvarte por tus propios modos. Tu justicia no vale; tu religión no vale; tu iglesia no vale; tu fidelidad no vale. Sólo Jesucristo vale. No intentes entrar en la presencia de Dios por tus propios medios o méritos; no puedes.  Acepta más bien las condiciones de Dios.    Y recuerda, sólo Cristo, Dios, te puede salvar.  Ningún otro Cristo proviniendo de la imaginación de una secta o religión puede hacerlo.
  Hemos visto lo serio del pecado.  No juegas con el pecado; no lo trates a la ligera.  Es sujeto de la ira de Dios, y el que lo comete también lo es.  No hay excepción en eso. Si tú, o sea quien sea, muere sin haber recibido a Jesucristo como su Salvador, entonces Dios te abandonará a su suerte eterna; no tendrá piedad de ti:  el tiempo de la misericordia habrá terminado. Por otro lado, si has puesto tu confianza en Cristo; si has entrado en el tratado de intercambio de la justicia de Cristo por tus pecados, entonces no habrá posibilidad de que Dios te abandone: ni ahora, ni después de tu muerte.  No dejes, por tanto, que lo que pasó a Cristo sea en vano en lo que a ti te concierne.  ¿Has recibido a Cristo como tu Salvador?

No comments:

Post a Comment