Génesis 31:1-8; 17-26; 38-42
El engañador engañado;
el huido huye de nuevo
Cuando leemos los
capítulos en Génesis sobre la vida de Jacob, nos cuesta simpatizar con este
hombre, porque vemos todas las malas cosas que hizo; vemos sus engaños y su avaricia.
Y tendríamos la tendencia de condenarlo, sólo que Dios no lo hace, así que
debemos reconocerlo también como siendo un hombre de Dios. Recordemos que Jacob
estuvo creciendo, exactamente como nosotros.
I.
Aprendemos
que lo que huyamos en un lugar, tendremos que hacerle frente en otro. (Además,
todavía tendrá que hacer frente a Esaú)
1.
Huyes el
conflicto, hallarás conflicto en otra parte.
2.
Huyes la
humillación, serás humillado por otra parte.
3.
Huyes las
dificultades económicas, tendrás que hacerlas frente en otra parte.
II.
Aprendemos
cuando vivimos por el engaño, acabamos por ser víctimas también del engaño
1.
El engaño
nunca parece tan malvado cuando lo hacemos nosotros como cuando somos notros
las víctimas.
2.
Solemos
justificar el engaño en nuestro caso “Bien,” decimos, “fue la única manera en
que podría conseguir lo que quería” o “Sólo fue un pequeño engaño”.
3.
¡Que extraño
que no conseguimos hacer excusas por otra persona que nos engaña!
III.
Aprendemos
que Dios obra en las vidas de personas muy imperfectas, y cuando eso va
conforme a sus planes, les hace prosperar
1.
Jacob
prosperó muchísimo, no porque era más justo, sino porque eso iba bien en el
plan de Dios.
2.
Dios nos
utiliza, también, no porque hemos llegado a una madurez perfecta, sino porque
entiende que nuestro corazón le pertenece.
a)
Abraham y
Agar
b)
Abraham en
Egipto, y otra vez con Abimelec
c)
Abraham
acepta que Agar tenga que huir.
d)
Sin embargo,
Abraham tenía fe en Dios, y Dios le utilizó.
Tenía un corazón por Dios.
e)
En la misma
manera Dios entendía que lo que había hecho Jacob, que era mal, fue hecho por
la fe en las promesas de Dios; valorizaba la bendición del Señor. Sufrió por el mal que hizo; fue bendecido por
su fe.
f) Usted también llevará las consecuencias de sus acciones, pero por la fe, puede beneficiar de la gracia de Dios.
Esto nos anima a saber
que Dios quiere también obrar por medio de nosotros, con todas nuestras
imperfecciones. Claro, nuestros errores traerán consecuencias nefastas, pero
eso no impedirá que Dios trabaje con nosotros.
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