Monday, December 29, 2014

UNA VICTORIA INICIAL JUECES 1

 UNA VICTORIA INICIAL
JUECES 1





1:1       “Aconteció después de la muerte de Josué
Este texto es muy parecido a Josué 1:1  “Aconteció después de la muerte de Moisés
El texto hace pensar que el mismo autor que empezó el libro de Jueces había empezado también el libro de Josué.  Sin embargo, puede ser simplemente que un nuevo autor imitó a propósito el principio del libro de Josué, para relacionar los dos libros en la mente de los lectores - para hacer un paralelo,  aunque el paralelo sería un contraste.
Hay una diferencia importante entre los dos libros: Josué es un libro que relata algunos fracasos del pueblo de Israel, pero sobre todo sus victorias.  Los fracasos son excepcionales.  Jueces es un libro que relata algunos éxitos del pueblo de Israel, pero sobre todo sus fracasos.  Los éxitos son excepcionales.  Los fracasos son la norma.
En la realidad, el libro de Jueces parece demasiado a muchas vidas cristianas hoy en día: El Señor bendice; el pueblo no corresponde.  Caen en el pecado; el Señor les deja llevar las consecuencias de su pecado; reconocen su situación; se arrepienten; piden el socorro de Dios, y Dios les socorre.  Luego el mismo ciclo vuelve a empezar.
Pero al principio del libro de Jueces, vemos todavía una victoria; vemos cómo el pueblo de Dios consiguió lo que Dios había querido para ellos.  ¿No queremos eso para nosotros también? Veamos cómo se hizo.
En este texto de Jueces 1:1-11, vemos que la victoria en la guerra santa depende de cuatro cosas:

I.       Una dependencia de Dios   v.1
1.      La necesidad de asegurarse de la bendición de Dios “Sin mí nada podéis hacer” (Jesús en Juan 15)
2.      Necesidad de la dirección de Dios.  Si le preguntamos, Él nos responderá en alguna manera.
3.      Hacemos nuestras decisiones demasiada fácilmente sin preguntar a Dios lo que Él quiere.
4.      Nos cuesta hoy en día recordar que dependemos enteramente de Dios. 
a.       El salmista lo reconoció: “Sosténme, y seré salvo, y me regocijaré siempre en tus estatutos.” (Sal. 119:117).
b.      Una antigua historia habla de un fraile que siempre usaba una copa que tenía el pie roto, aunque había otras copas en buena condición.  La razón era porque tenía que aguantarla continuamente durante la comida, para que no cayera, y que eso le recordaba su dependencia de Dios y su propia fragilidad.
c.       Pedro lo reconoció “guardados por el poder de Dios” 1 P. 1:5
5.      Hasta que entendamos nuestra dependencia total de Dios, no podemos emprender ningún proyecto para Dios con éxito.  Porque intentaremos hacerlo con nuestras propias fuerzas y nuestra propia sabiduría, y fracasaremos.
6.      ¿Quieres estudiar? ¿Quieres trabajar? ¿Quieres casarte? ¿Quieres hacer deporte? Somete tus proyectos a Dios, Confía en él, pide su dirección.  Siguiéndole a él, la victoria será tuya.

II.    Una confianza en Dios  v.2-3
1.      Si miramos la lista de libros que se venden en las librerías, veremos la necesidad que la gente parece tener de sentir una confianza: libros sobre cómo afirmarse, sobre la autoestima, etc.  La gente que no tiene confianza se siente infeliz.  Pero es importante tener confianza en algo digno de confianza.…  En Dios.  Un hijo de Dios no tiene por qué depender de sus propios recursos.  ¿En qué podemos tener confianza?
a.       Que nuestros pecados son perdonados 1 Jn 1:9
b.      Que Dios contestará a nuestras oraciones 1 Jn 3:22; 5:14
c.       Dios perfeccionará lo que es incompleto en nosotros Fil 1:6
d.      Dios nos ama; somos importantes para él Sal 139:14-17  Ro. 8:32
2.      Confianza en la promesa de Dios
3.      Una confianza en la persona de Dios.  ¡Es nuestro Padre! Con él, podemos atrevernos a hacer cualquier cosa.  Un grupo de botánicos hizo una excursión en una región difícil de acceso de los Alpes.  Un científico, mirando por sus prismáticos, notó una especie de flores hermosas, y muy raras, al fondo de una barranca muy honda.  Para alcanzarlas, alguien tendría que bajar por una cuerda.  Pidieron a un joven que se dejara bajar por una cuerda.  El joven estaba emocionado por la aventura, pero también le inspiraba respeto.  Dijo que sí, pero que esperasen un poco a que volviera.  Se fue corriendo, y dentro de poco volvió con un hombre mayor.  Dijo: “Estoy dispuesto a ser bajado por una cuerda, pero este hombre tiene que aguantar la cuerda: es mi padre.”
4.      Una confianza que produce entusiasmo en sí mismo.
5.      Una confianza que produce un entusiasmo que se contagia a otros.
6.      Si tú tienes verdadera confianza en lo que el Señor hará en tu servicio para él, tú también te sentirás entusiasmado para servirle, y este entusiasmo se contagiará.

III. Una colaboración con el pueblo de Dios v.3
1.      Vivimos en una era de independencia: cada uno dice, “me las arreglaré sólo.”
2.      Es bueno ser autónomo.
3.      Es necesario mantener buenas relaciones con otros.  La importancia de una comunión con el pueblo de Dios.
a.       Participar en la fe de otros creyentes;
b.      Trabajar junto con creyentes comprometidos en la obra del Señor.
4.      Podrás evangelizar mejor, podrás edificar mejor, podrás enseñar mejor, podrás organizar mejor, si trabajamos juntos.

IV. Una obediencia a Dios  v.8-11
1.      La obediencia: condición absoluta para que la victoria siga.
2.      Desgraciadamente, lo que sigue en este libro nos mostrará que su obediencia fue solamente parcial: iban a dejar cohabitar los jebuseos.
3.      Demasiadas veces, estamos satisfechos de nosotros mismos porque obedecemos en alguna cosa, pero que no vivimos una vida de obediencia total.
4.   La obediencia en parte solamente, es verdaderamente desobediencia.  Como Saulo, rey de Israel.  Obedeció sólo en parte cuando conquistó a los amalecitas.  Como consecuencia, perdió el reino.


¿Quieres una victoria en tu vida como tuvieron los Israelitas en el libro de Josué, y al principio de Jueces?  ¿Quieres una victoria aun mayor que eso, que perdura?  El secreto está en estas cosas:  Depende enteramente de Dios.  Ten confianza en Dios.  No seas independiente: colabora con el pueblo de Dios (no esperes a que estén perfectos).  Y, más que todo, obedece a Dios.

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