Tuesday, December 2, 2014

Apocalipsis 21:1-8 El Cielo Nuevo y la Tierra Nueva


Apocalipsis 21:1-8
El Cielo Nuevo y la Tierra Nueva

Dejando por detrás, ahora, las varias interpretaciones de los mil años y del juicio del Gran Trono Blanco, miraremos un área en el cual los cristianos son generalmente de acuerdo. Porque a partir de Apocalipsis 21, empieza una descripción de lo que solemos llamar la eternidad, es decir nuestro estado eterno. (Aunque, ¿quién sabe? Puede ser que hayan etapas desconocidas por nosotros en aquel entonces también).
¡Qué bueno poder anticipar el futuro con alegría! No tenemos que anticipar con inquietud, con angustia. Sabemos que sólo hay algo bueno que nos espera. Por eso el cristiano no necesita temer la muerte como tal, aun si no le apetece el hecho de sufrir, o el tiempo de debilidad o incapacidad que puede preceder la muerte. Pero aun así, si tiene esta esperanza, eso le ayuda a pasar a través de los momentos difíciles.

Como cristianos podemos anticipar el futuro por las razones que vemos en este texto:

I.                   Todo será nuevo vv.1-2
1.                  Nos desesperamos de esta tierra, una renovación nos parece imposible.
2.                  Hemos ido destruyendo la tierra de manera irreparable.
3.                  Sólo Dios podría hacer algo.
4.                  Lo que hará Dios es una nueva tierra, nuevos cielos, y hasta una nueva ciudad santa.
5.                  Podremos empezarlo todo a partir de cero, pero con cuerpos y espíritus redimidos.

II.                Todos los anhelos de los seres humanos serán colmados  vv.4-5
1.                  Adiós las lágrimas de remordimiento
2.                  Adiós la muerte
3.                  Adiós el clamor unos contra otros, o todos contra Dios
4.                  Adiós el llanto por las tragedias frecuentes que conocemos en esta vida.
5.                  Adiós el dolor, tendremos cuerpos nuevos, sin enfermedad, sin heridas, sin dolores reumáticos, etc.

III.             Nuestra relación con Dios será perfecta vv.3, 6-7
1.                  Dios con nosotros. Ya está con nosotros, pero será más evidente.
2.                  Seremos su pueblo. Ya lo estamos, pero será más evidente.
3.                  Implica que tendremos una relación muy íntima. Lo que tenemos ahora parece ser una sombra de lo que tendremos.
4.                  Veremos su gloria como el Alfa y la Omega, principio y fin, y lo entenderemos mejor. Todo lo que necesitamos será previsto.
5.                  Seremos hijos de manera aún más evidente que ahora.  (“El que venciere” es la definición del creyente, ya que nuestra victoria es justamente la fe).

IV.             La justicia que siempre hemos anhelado será cumplido. La maldad será castigado. V.8
1.                  Todo lo despreciable será desechado
2.                  Los que actúan impunemente en este mundo tendrán que encontrar el juicio al final.
3.                  Para el que está en Cristo, el juicio ya se llevó a cabo en la cruz. Para él, ya no hay condenación (Romanos 8:1).
4.                  Para evitar el juicio, y para disfrutar las promesas tan maravillosas, se trata de creer en Cristo y su salvación de todo corazón. No hay pasos que dar, ni obras que hacer. Porque una vez te entregas a Cristo, él producirá en ti un montón de obras, obras que harás por pura gratitud hacia él.


Tenemos algo maravilloso que anticipar. Para el hijo de Dios, el creyente en Jesucristo, el futuro brilla. Tenemos todas las razones de regocijarnos.

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