Wednesday, November 20, 2013

Olvidando el pasado, ¡Peleemos la buena batalla!







I Timoteo 1:12-20

Olvidando el pasado, 
¡Peleemos la buena batalla!

¿Puede imaginar que alguien de su pasado, que pensaba haber olvidado, viniera a presentarse delante de usted, en público, y le recordara algunas de sus antiguas necedades? ¿Se sentiría avergonzado? ¿Humillado? ¿Intimidado? Pablo no lo había sido: él reconocía abiertamente su pasado, no lo justificaba, pero él sabía que el Señor también lo sabía, y que él lo había borrado. Y así podía servir al Señor con la cabeza alta.
Recuerden que Pablo escribe este testimonio sobre el fondo de sus comentarios relacionados a los falsos maestros que ponían el énfasis en fábulas y genealogías – cosas que son inútiles. Porque esas cosas inútiles hacen que los mismos creyentes sean inútiles, mientras lo que dice Pablo aquí hace que los creyentes sean muy útiles: les capacita para llevar a cabo el plan de Dios en sus vidas, sin que su pasado, u otra cosa cualquiera, les pueda impedir.
Propósito del sermón :
Que los creyentes entiendan que nada en su pasado puede impedir que Dios les utilice hoy y que él lleve a cabo su plan de amor en sus vidas.
Jer 29:11  “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros--declara el SEÑOR-- planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.” El pueblo a quien Jeremías profetizaba, también había fallado seriamente. Se había rebelado contra Dios muchas veces.
Todo creyente puede ser utilizado por el Señor a pesar de los errores y de las faltas cometidas en el pasado, si sigue los principios reflejados en I Timoteo 1 :12-20.
       I.       ¡Hay que reconocer que nuestra utilidad no viene de nosotros!  vv.12-14
1.     Pablo se acuerda de su pecado pasado y de su ignorancia
2.     Es consciente de la misericordia de Dios
3.     Tenemos talentos y dones que Dios nos ha dado
4.     Tenemos cualidades personales
5.     Tenemos la capacidad de hacer grandes esfuerzos
6.      Todo esto es manchado por nuestra naturaleza pecaminosa además de los pecados particulares que hemos cometidos en nuestras vidas.
7.      Sólo Dios puede hacer que seamos personas que harán una verdadera diferencia alrededor nuestro. Por eso necesitamos buscar el rostro de Dios en nuestras vidas individuales

    II.       Si queremos ser útiles, hay que ser maravillado de lo que Dios hace en nosotros  vv.13, 14, 16, 17
1.     ¿Se ha sentido maravillado, pasmado, alguna vez por algo? Recuerdo una noche cuando estaba acampado en las montañas Laurencianas en el Quebec, que vi las luces boreales por primera vez. Fue una demostración magnífica. Tuve la impresión de ver varios colores. Largas lenguas de luz que bailaban por el cielo de un lado a otro en la noche.  Fue asombrosa, ¡cortaba la respiración! Aun si en aquel tiempo yo no tenía ninguna relación con el Creador, estuve maravillado al pensar que alguien pudiera haber creado todo aquello.
2.     Pablo se muestra maravillado del hecho que Dios lo haya escogido para hacer el ministerio que hace
3.     Él ve el efecto extraordinario de la gracia de Dios.
4.     John Newton nunca dejó de ser asombrado al pensar en la gracia de Dios hacia él (su historia).  Sublime Gracia = ¡Gracia extraordinaria, pasmoso, increíble!
5.     ¿Le maravilla a usted, el pensar que Dios le haya escogido a usted, para que formara parte de su familia gloriosa, y para que usted le sirviera aquí en la tierra?

 III.       Para ser útiles, hay que creer que si Dios pudo bendecir a Pablo, también le puede bendecir a usted v. 15
1.     ¿Se ha fijado en que muchas de las hazañas físicas que se han llevado a cabo por la primera vez en la historia, pronto son repetidas por otras personas? Es que la gente no tenía ninguna idea de que se podría hacer tal cosa antes de haberlo visto hacer por primera vez. Después de haberlo visto, son motivados de esforzarse aún más.
2.     Cuando Pablo habla de pecadores, no se está poniendo por encima de ellos : « de los cuales soy el primero » v.15
3.     Nunca debemos olvidar que el propósito del Salvador es salvar a los pecadores. Podemos sentirnos tentados a despreciar a aquellos que llevan estilos de vida que son destructivos. Pero Jesús, que nunca había pecado, “tuvo compasión de la muchedumbre”. No vino para condenar a la gente, sino para salvarlos. En vez de condenar a los demás, deberíamos decir: “¿Quién soy yo para condenarlos cuando Dios tuvo tanta misericordia hacia mí?”  Dios se complace en utilizar a pecadores perdonados y transformados para alcanzar a otros pecadores.
4.     En una antigua edición de la versión inglesa del Pan Diario, hay la historia de un borracho en Chicago que se dirigía hacia el Lago Michigan con la intención de ahogarse. Al andar, titubeante, delante de la Pacific Garden Mission, alguien lo agarró y le hizo pasar por la puerta abierta. Se calló dormido en el asiento, sin oír nada de lo que decía el predicador. Pero el administrador de la misión, compasivo, lo cuidó, le dio una cama, y le explicó el evangelio la mañana siguiente. En aquel día, Harry Monroe fue transformado por la gracia de Dios. Más adelante, éste iba a predicar el Evangelio en la misma misión donde una vez había dormido en un estupor alcohólico. El señor Monroe acabó siendo el administrador de la misión, y cuando murió, aquello costó todo el día para dar tiempo a todos a pasar delante de su tumba. Un artículo en un periódico seglar de Chicago lo describió como habiendo sido uno de los hombres más útiles de la ciudad de Chicago. ¿Qué es lo que hizo la diferencia? El mundo no habría echado de menos a ese derelicto sin dinero si hubiera saltado en el lago, ¡pero Dios veía un gran valor en él!
5.     Dios no utilizó a Pablo por ser él un hombre extraordinario. Igualmente, usted no necesita ser una persona extraordinaria para que Dios le utilice. Sólo hay que tener a un Dios extraordinario.


Es necesario, pues, por la fe, pelear la buena batalla. ¡Adelante! La gracia de Dios hacia Pablo es una razón para que Timoteo, y usted y yo, avancemos al servir a Dios, ¡peleando la buena batalla! ¡Estamos en guerra, en una pelea, y somos todos combatientes! Esa pelea es para la salvación de otros pecadores como nosotros. Al mismo tiempo es una pelea contra nuestros propios pecados. Es una pelea para poder hacer la voluntad del Señor. No podemos dejarnos estorbar por nuestro pasado, debemos más bien dar eso al Señor, ¡para poder pelear en la batalla que él nos confió para hoy! Jer 29:11  “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros--declara el SEÑOR-- planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.”

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