I Timoteo 3:1-13
“Si alguno
anhela…”
¿Es malo
anhelar una posición de responsabilidad? ¿O representa simplemente la
voluntad de servir? Los discípulos tenían
una tendencia a querer ser « los primeros en el reino ». Y Jesús les
dio a saber que el primero sería el servidor de todos, ¡entregándose a sí mismo
como ejemplo! Me parece que si alguien anhela ser obispo hoy en día (los
llamamos pastores ahora), es porque quiere ayudar a los creyentes, quiere
compartir la Palabra de Dios con la gente. Es cierto que hay personas que pueden
tener móviles mezclados. Pero generalmente, es una buena cosa anhelar una carga
de responsabilidad. Lo que preocupa, es cuando una persona no anhela nada, cuando
no tiene ninguna ambición, ningún sueño.
« Buena
obra desea »
¡No hay que avergonzarse! Y eso se aplica a cualquier carga en la iglesia.
Ahora bien, hay que reconocer, antes de empezar, que la Biblia ve a todos
los creyentes como siendo servidores llamados por Dios para tener un ministerio
los unos con los otros, como sacerdotes – lo que solemos llamar « el
sacerdocio universal de los creyentes » (1 P. 2:5). Y vemos cómo la llamada a un ministerio
particular empieza: el que sigue el llamamiento general a servir a Dios, recibe
un deseo de efectuar un ministerio particular (3:1); las cualificaciones para
llevar a cabo ese ministerio son reconocidos por el individuo y por la iglesia;
y finalmente la iglesia reconoce y confirma esos dones y ese llamamiento. Hoy
vamos a examinar las cualificaciones para el llamamiento a los ministerios de
liderazgo en la iglesia.
Pero no olvidemos que la doctrina del sacerdocio universal de los creyentes
significa que la mayoría de esas cualidades son importantes para todos los
que sirven a Dios, no sólo para los candidatos al liderazgo. Intentemos
leer esta lista, dando la vuelta a esos valores: ningún creyente debería ser
dado al vino, ni pendenciero, ni polígamo, ni codicioso de ganancias
deshonestas (esclavo del dinero), ni ser una persona que gestione mal su propio
hogar, ni ser reprensible, etc. Hasta las excepciones a esa universalidad son
limitadas. Si bien no todos tienen el don de enseñar (Tito 1:9), todos hemos de
enseñar algo a alguien, de manera informal, ya que nuestras vidas están
expuestas para que todos las vean. Aun si todos son nuevos convertidos en algún
momento, no deberíamos permanecer así (“neófito” v. 6): todos debemos
crecer en madurez. Aquellos, pues, que son llamados al liderazgo, deberían
manifestar estos atributos, los mismos atributos que todos deberían tener, pero
de manera ejemplar. Y eso tiene sentido, ya que el trabajo de líder es ayudar a
los demás en su crecimiento.
I.
El creyente debe tener anhelos, ambiciones
1.
Si no anhela
nada, es como muerto
2.
Jacobo y
Juan, y su madre, tenían ambiciones basadas en su fe.
3.
Espero que
usted anhela servir al Señor, y servir a sus hermanos y hermanas de una manera
u otra.
II. El
creyente debe anhelar, pero evitando los malos móviles
1.
Tenemos la
impresión que Jacobo y Juan, igual como los demás discípulos, querían tener
el primer lugar.
2.
Si su anhelo
está basado en el hecho que usted quiere que la gente le reconozca y le sirva a
usted, entonces es un deseo malo, o un buen deseo, pero con un móvil equivocado.
III. El creyente
debe anhelar para poder servir
1.
« El Hijo del Hombre… vino…para servir… »
(Mr 10:45)
2.
El mayor
anhelo que podemos tener, no es de dominar, sino de servir
3.
Ahora,
piense: ¿en qué manera podría usted servir la iglesia, que sería útil?
IV. El
creyente debe tener las calificaciones para el ministerio que anhela
ejercer
1.
Parece que el
departamento de circulación (tráfico) de la ciudad de New York fue avergonzado
en cierto momento. Aprendieron que cuatro de los más culpables en cuanto a
estacionar ilegalmente, ¡eran los mismos responsables de dar multas a aquellos
que estacionaban mal! Debían entre $5000 y $8000 cada uno en multas. Eso les
quitaba algo de su credibilidad. De la misma manera, cuando un cristiano que
dice que ha sido salvado del pecado, sigue pecando él mismo, pues, pierde algo
de su credibilidad en su testimonio. Alguien puede decir: « ¡Sí, pero
nadie es perfecto! » Y claro, si
aquellos funcionarios de Nueva York tuvieran una multa ocasional, nadie diría
nada. Así cuando un cristiano, o un líder entre los cristianos, es menos que
perfecto, especialmente cuando confiesa abiertamente sus faltas, eso no lo que
le quitará la credibilidad. Pero cuando niega sus faltas, o cuando sus faltas
demuestran un estilo de vida constante, eso es cuando se pierde la credibilidad.
2.
Las
cualificaciones de habilidad, Las cualificaciones morales, y Las cualificaciones
de carácter
3.
Esas
cualificaciones, ¿son absolutas, o ideales? De cualquier manera, presentan un
problema. Si las consideramos como ideales, podemos temer el síndrome de la
cuesta resbaladiza. Una vez empezamos a transigir, ¿adónde nos llevará? Por
otro lado, algunos misioneros que los tomaron como absolutos, hicieron frente a
unos problemas bastante complicados. ¿Qué hace usted con la exigencia de
« marido de una sola mujer » con una nueva implantación de iglesia en
una cultura polígama? Demasiado a menudo, sea que han destruido familias, sea
que han excluido a gente del país a poder ser líderes, creando así una
dependencia malsana en el misionero extranjero, un hábito que es más fácil formar
que romper.
4.
Felizmente, el
Nuevo Testamento nos da algunos indicios de solución. Una de las sugerencias se
encuentra en la misma naturaleza de las cualificaciones. La mayoría no son fenómeno
de sí o no. "Apto para enseñar," por ejemplo. ¿Cuán apto hay que ser?
En una escala que varia, a partir de la incompetencia total, hasta ser un
maestro brillante, ¿á cuál punto empezamos a considerarlo como siendo
« apto »? « No un neófito, » dice Pablo, pero ¿cuánto
tiempo es necesario antes de dejar de ser un « neófito”? No da números, porque
no puede. Y vemos otra sugerencia cuando comparamos este pasaje con las
instrucciones parecidas en Tito 1:5-9. Dijo a Tito que nombrara ancianos en las
iglesias de Creta, y le da una serie de cualificaciones muy parecidas para
guiar su selección. La cualificación que falta, es « no un neófito. » ¿por qué? Porque la iglesia de Éfeso, donde
Timoteo era pastor, había sido fundada durante el segundo viaje misionero de
Pablo; La iglesia de creta había sido implantada durante el tercer viaje
misionero de Pablo. No dice a Tito que evite poner a un neófito, porque Tito no
tenía ese lujo; no había otra cosa que neófitos, nuevos convertidos. Sin
embargo, en vez de dirigir la iglesia de Creta como si fuera un espectáculo con
un solo participante, Tito debía escoger los candidatos más prometedores que
tenía, y hacer lo que podía.
5.
En otras
palabras, estas cualificaciones no son absolutos rígidos, sino líneas
directivas importantes que tienen como intención funcionar en un mundo real, y,
por tanto, complicado. Es cierto que esa es una postura peligrosa, por la
tendencia humana, cuando se le da un metro, suele tomar un kilómetro, y
sabiendo también que muchas iglesias, desgraciadamente, han hecho que esas
cualificaciones estén sin ningún significado. Pero el abuso de un principio no
cambia el valor del principio, y debemos entender esta enseñanza de la misma
manera como Pablo mismo la aplicó. Y me parece que ni la interpretación libre,
o liberal, ni la interpretación dura, conservadora, consiguen eso.
6.
La mayoría de
esas cualificaciones se explican por si solas, pero algunas necesitan ser
aclaradas.
a.
Una, por ejemplo, es ser “marido de una sola mujer”.
He oído varias explicaciones de ésta. Un maestro de institución bíblica dijo
que un pastor cuya mujer ha muerto, no puede volver a casarse. Otros dicen que esta cualificación demuestra
que es obligatorio que un pastor sea casado. Otros dicen que no pueden ser
polígamos; que no pueden ser personas divorciadas, o si han sido divorciados
antes de ser salvos, no pueden volver a casarse; o que no pueden volver a
casarse a menos que el divorcio haya sido en una base bíblica. Hay dificultades
con todas esas opciones. Las Escrituras dicen claramente que la muerte es lo
que termina la alianza o el pacto del matrimonio, y que después uno está libre
de volver a casarse en el Señor. ¿por qué un pastor debería ser una excepción a
esa norma? Y, si están obligados a ser casados, es extraño que el mismo Pablo (sin
hablar de Jesús) serían descalificados del liderazgo en la iglesia según esos
criterios. Seguramente no se trataba de la poligamia tampoco, ya que eso no era
un problema en las iglesias del primer siglo. Si existiera razones bíblicas
para el divorcio (y las hay – adulterio y deserción), entonces, tal divorcio,
siendo reconocido por Dios como teniendo valor, no llevaría a una persona en
violación del criterio de “una sola mujer”, que se haya vuelto a casar o no. Pero,
si este criterio es verdaderamente tan complicado, ¿por qué Pablo lo afirmó de
manera tan complicada?
b.
Una parte del problema viene de nuestra tendencia
a tomar por adquirido que éstos son, como se piensa que la Biblia entera
debería ser, unos absolutos rígidos que deben ser interpretados de manera
legalista. Lo que Pablo dice, en realidad, es que el anciano debe ser, literalmente,
un hombre de una mujer ». Es decir, no debe ser un hombre con lealtades
compartidas; si tiene una mujer, debe ser fiel a ella, y no ser una persona con
tendencias de “flirt”. Eso no habla de su pasado; no hay ninguna justificación
aquí para la interpretación que descalifica a alguien que fue divorciado en el
pasado por una razón cualquiera. Pone más bien el acento en su carácter
constantemente demostrado ahora que es salvo y que forma parte de la iglesia.
c.
"Hospedador" es de la palabra griega philoxenon,
literalmente amando a los desconocidos, o los extranjeros. Fue muy necesario en
el mundo del Nuevo Testamento, ya que las mesones eran horribles, generalmente
nidos de ladrones y bandidos, y muchos cristianos estaban en movimiento
constante, gente que cambiaban de lugar por la persecución, o evangelistas que
viajaban. Entonces, no se trataba simplemente de invitar a algunos amigos a la
casa para tomar un café después de la reunión. Se trataba de estar dispuesto a
servir, con su hogar, a desconocidos que estuvieran con una verdadera necesidad
práctica al nivel más realista que se pueda imaginar.
d.
Otra cualificación interesante se encuentra en el
v. 9, "que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia." Se
dice eso de los diáconos, y no de los ancianos, que deben ser aptos para
enseñar. Eso nos demuestra que la doctrina no es simplemente una cuestión
intelectual, académica, sino que afecta toda la vida cristiana. Es tan
importante para aquellos que sirven a las mesas, como para aquellos que
predican de manera formal.
e.
¡Irreprensibles!
Pero debemos dejar de leer este texto como siendo únicamente para
candidatos al ministerio (aunque obviamente se aplica a aquellos que escogemos
para esas posiciones). Los líderes deben manifestar de manera ejemplares las
cualidades a las cuales todo cristiano debe aspirar y en las cuales todo
cristiano debería estar creciendo. ¡Que Dios haga que nuestras vidas sean así!
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