Apocalipsis
12 :1-12
La Mujer, el Dragón, y
el Niño
v.1 La
mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce
estrellas sobre su cabeza. ¿Quién es? Según Génesis 37:9-10, sería Israel.
v.2 Está
de parto, y con dolores de alumbramiento..
Podríamos ver a Jesús, o a todos los santos, que
somos « la posteridad de Abraham ». Quizá lo podremos determinar
luego. Los dolores: Israel a padecido mucho todo lo largo de su existencia.
v.3 El
gran dragón rojo, con siete cabezas, diez cuernos, y siete diademas sobre las
siete cabezas. Será seguramente Satanás (Apoc. 20:2)
v.3 ¿Las
cabezas, los cuernos, los diademas? - Las
diademas representan el hecho que él reina. Los cuernos representan el poder. Hasta
ahora, en Apocalipsis, hemos visto que los números 7 y 10 parecen servir para
demostrar la plenitud, lo completo. Algunos prefieren, en este caso, o al menos
cuando tratan de “la bestia”, más adelante, ver un número exacto de países. Por
eso, cuando la Comunidad de Europa consistía en diez países, solían considerar
que se trataba de eso. Pero no creo que Satanás tenía más poder allí que en
América.
v.4 Su
cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la
tierra. Muchos intérpretes consideran
que esto representa la idea que Satanás, o Lucifer, habría arrastrado una
tercera parte de los ángeles con él en una rebelión contra Dios. Es posible,
pero no se puede demostrar. La única otra interpretación sería de haber
arrastrado una tercera parte de la nación de Israel.
v.4 El
dragón se para delante de la mujer que debe dar a luz, para devorar al niño una
vez que naciera. Si la mujer es Israel,
y si el niño es Jesús, y, por extensión, todos aquellos que están en cristo,
entonces podemos ver los esfuerzos de Satanás de oponerse a Israel y destruirla
antes de que naciera Cristo, y también el esfuerzo de destruirlo después de su
nacimiento (ver el complot de Herodes).
v.5 Nace
el hijo, y él está llevado a Dios y a su trono. Aquí podríamos ver a Cristo en
su ascensión.
v.6 La
mujer huye al desierto… alimentada durante mil doscientos sesenta días. Aquí el paralelo no es tan fácil de encontrar.
No vemos que Israel haya sido protegido. Es obvio que los mil doscientos
sesenta días no es literal. Por otro lado, en la epístola a los Romanos, y en
Gálatas, vemos varias veces textos que se refieren a la Iglesia como siendo la
verdadera continuación de Israel según Dios. Por tanto, esto podría referirse a
la iglesia que es protegida por Dios a pesar de la persecución. Han intentado
hacer desaparecer la iglesia desde su principio; ha tenido que huir a menudo,
pero ha sido protegida. En el contexto, no
veo otra interpretación posible, aunque algunos sugieren que pasan dos
mil años, o más entre los versículos 5 y 6. (No me parece una interpretación válida).
Unas lecciones que podemos sacar de este texto:
I.
El conflicto es cosa normal v.4, 7
1.
Hasta
en el cielo hubo guerra
2.
Satanás
siempre se ha opuesto a Dios y a todo lo que le pertenece
3.
Satanás
se opone al pueblo de Dios
4.
Ya
que ha habido oposición en el cielo, ¡no hay que sorprenderse que la haya en la
tierra! vv.9, 12b, 17
II.
El objetivo de Satanás es Jesús v.4b
1.
Si
nos odia, es porque pertenecemos a Jesús
2.
Sepamos
que en toda prueba, toda tentación que podamos tener, se trata de un ataque de
satanás, no contra nosotros, sino contra Jesús
3.
Es
por eso que él acusa a quienes pertenecen a Jesús, día y noche v.10b
III.
La protección que Dios nos da v.5-6,
14-16
1.
Así
como llevó a su Hijo, protege a la mujer en el desierto
2.
Él
provee a nuestras necesidades
IV.
La fuente de nuestra victoria
vv.10-11
1.
La
sangre del cordero – lo que fue hecho por nosotros
2.
La
palabra de su testimonio – la confesión pública de nuestra fe
3.
No
amando sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte – la consecuencia práctica de
nuestra fe
a. Atención:
eso no significa que no tengamos ningún sentimiento de miedo ante la muerte. Es
natural. Somos creados así. Sino, tomaríamos toda clase de riesgos estúpidos, y
el suicidio sería mucho más fácil. Pero en nuestras elecciones, elegimos el
temor de Dios ante el temor de la muerte.
b. Se
trata, pues, de comparación.
Por tanto,
armémonos para la batalla, sabiendo que ¡ya está ganada!
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