Wednesday, January 14, 2015

LA INFIDELIDAD DEL PUEBLO DE ISRAEL Jueces 2:11-23

LA INFIDELIDAD DEL PUEBLO DE ISRAEL
Jueces 2:11-23

Esta sección sirve como resumen de todo el libro de Jueces.  Habla de la apostasía del pueblo, de las naciones alrededor que no habían arrojado de allí y que sirvieron como castigo de ellos; los jueces que Dios levantó para liberar al pueblo de la mano de sus enemigos, y de la vuelta del pueblo a la apostasía después de la muerte del juez.  Este ciclo se volvió a repetir continuamente.  El libro, pues, describe el período de los jueces como siendo un período de confusión.  Jueces 17:6 añade un aspecto interesante a este cuadro: "En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía".

Hay ciertas ciudades en este mundo donde conducir un vehículo es una pesadilla.  Cientos de coches convergen en una intersección desde todos los sentidos.  Cada conductor mueve su vehículo centímetro por centímetro.  Las bocinas pitan.  Los ánimos suben.  No hay ni semáforo ni guardia de circulación para poner orden en el caos de coches.  el principio que prevalece es, más o menos: primer llegado, primer servido.  Una cosa positiva: nadie infringe la ley:  ¡Es que no hay leyes!  Era algo así en Israel en el tiempo de los jueces.  "Cada uno hacía lo que bien le parecía".  ¡Y qué precio más amargo tuvieron que pagar por esa libertad!  El libro de jueces es una historia triste de descarriamento del pueblo de Dios, en que Dios tuvo que utilizar a sus enemigos continuamente para devolverles el buen sentido.  Pero aun hoy en día también muchos que profesan ser cristianos pasan por alto la clara revelación que Dios da de sí mismo en su Palabra.  Forman sus propios ideas de cómo es Dios y lo que Jl espera de ellos.  Fuertemente influenciados por el humanismo secular, viven al centro de su propio pequeño mundo.  Y eso cree una confusión moral y espiritual.


Debemos tomar en serio la palabra de Dios, vivir por medio de ella, y conforme a ella, y mostrar al mundo que nosotros los cristianos vivimos haciendo lo que bien le parece a Dios.  Nosotros estaremos en tan mala situación como el pueblo de Israel:

I.          Si no seguimos las directivas de la Palabra de Dios para nuestras vidas (2 Ti. 3:16-17).
1.         No será por falta de conocimiento: tenemos la palabra de Dios en las manos.
2.         Jesús dijo que será su misma Palabra que nos juzgará al final.

II.        Si hacemos nuestras propias ideas del bien y del mal
1.         Eso es hacernos Dios, como el diablo tentó a Eva de hacer en Edén.
2.         Es equivocarnos, pero siendo responsables de nuestra equivocación.

III.       Si nos ponemos espiritual y moralmente perezosos.
1.         Los Israelitas estaban satisfechos de haber llegado a su tierra y poder hacer sus casas allí.
2.         Una vez conseguido lo que querían, ya no necesitaban a Dios.
3.         El tener las leyes de Dios no les ayudaba si no estaban transformados interiormente.  Lo mismo va para nosotros.  El saber el Evangelio no basta.


No podemos permitirnos, como creyentes, hacer nuestras propias reglas, vivir independientemente del Señor.  Es una forma de traición, y la obra del Señor no se lleva a cabo: la neutralizamos.

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