LA INFIDELIDAD DEL PUEBLO DE ISRAEL
Jueces
2:11-23
Esta
sección sirve como resumen de todo el libro de Jueces. Habla de la apostasía del pueblo, de las
naciones alrededor que no habían arrojado de allí y que sirvieron como castigo
de ellos; los jueces que Dios levantó para liberar al pueblo de la mano de sus
enemigos, y de la vuelta del pueblo a la apostasía después de la muerte del
juez. Este ciclo se volvió a repetir
continuamente. El libro, pues, describe
el período de los jueces como siendo un período de confusión. Jueces 17:6 añade un aspecto interesante a
este cuadro: "En aquellos días no
había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía".
Hay
ciertas ciudades en este mundo donde conducir un vehículo es una
pesadilla. Cientos de coches convergen
en una intersección desde todos los sentidos.
Cada conductor mueve su vehículo centímetro por centímetro. Las bocinas pitan. Los ánimos suben. No hay ni semáforo ni guardia de circulación
para poner orden en el caos de coches.
el principio que prevalece es, más o menos: primer llegado, primer
servido. Una cosa positiva: nadie
infringe la ley: ¡Es que no hay
leyes! Era algo así en Israel en el
tiempo de los jueces. "Cada uno hacía lo que bien le parecía". ¡Y qué precio más amargo tuvieron que pagar
por esa libertad! El libro de jueces es
una historia triste de descarriamento del pueblo de Dios, en que Dios tuvo que
utilizar a sus enemigos continuamente para devolverles el buen sentido. Pero aun hoy en día también muchos que
profesan ser cristianos pasan por alto la clara revelación que Dios da de sí
mismo en su Palabra. Forman sus propios
ideas de cómo es Dios y lo que Jl espera de ellos. Fuertemente influenciados por el humanismo
secular, viven al centro de su propio pequeño mundo. Y eso cree una confusión moral y espiritual.
Debemos
tomar en serio la palabra de Dios, vivir por medio de ella, y conforme a ella,
y mostrar al mundo que nosotros los cristianos vivimos haciendo lo que bien
le parece a Dios. Nosotros estaremos
en tan mala situación como el pueblo de Israel:
I. Si no seguimos las directivas de la Palabra de Dios para
nuestras vidas (2 Ti. 3:16-17).
1. No será por falta de conocimiento: tenemos la palabra de Dios
en las manos.
2. Jesús dijo que será su misma Palabra que nos juzgará al
final.
II. Si hacemos nuestras propias ideas del bien y del mal
1. Eso es hacernos Dios, como el diablo tentó a Eva de hacer en
Edén.
2. Es equivocarnos, pero siendo responsables de nuestra
equivocación.
III. Si nos ponemos espiritual y moralmente perezosos.
1. Los Israelitas estaban satisfechos de haber llegado a su
tierra y poder hacer sus casas allí.
2. Una vez conseguido lo que querían, ya no necesitaban a Dios.
3. El tener las leyes de Dios no les ayudaba si no estaban
transformados interiormente. Lo mismo va
para nosotros. El saber el Evangelio no
basta.
No
podemos permitirnos, como creyentes, hacer nuestras propias reglas, vivir
independientemente del Señor. Es una
forma de traición, y la obra del Señor no se lleva a cabo: la neutralizamos.