Tuesday, December 22, 2015

1 Samuel 16:1-13 DAVID UNGIDO

1 Samuel 16:1-13

 DAVID UNGIDO

Ocurre a menudo que nuestras primeras impresiones sean equivoca­das.  Una persona nos impresiona con su sonrisa y su cara amable y angélica, y luego resulta que es un estafador.  Alguien parece muy decidido y valiente, y resulta que es un cobarde.  En cuanto a la fuerza física también se puede sorprender.  A veces es un pequeño delgado que gana a uno que es grande y robusto.  Nunca podemos fiarnos de las apariencias.  Desgraciadamente en la política es igual.  Si alguien tiene mucha carisma, gana los votos de la gente, aunque su carisma no tiene nada que ver con su habilidad de gobernar.  Espiritualmente es igual.  En 2ndo Corintios 12 leemos que hasta el mismo diablo se disfraza a veces de ángel de luz.  Por tanto, sabemos lógicamente y bíblicamente que no podemos fiarnos de la apariencia exterior de una persona.  Eso no impide que nos dejemos impresionar por las apariencias.  El profeta Samuel era igual como nosotros en este sentido.  En 1 Samuel 16, vemos el relato de cómo el Señor condujo a Samuel a ungir a David como futuro rey de Israel.

I.              Lo parecido entre el ungimiento de Saúl y David:
1.                 Primera vez en secreto (en el caso de David Samuel tenía miedo a que Saúl lo descubriera)
2.                 Uno buscaba sus asnos; el otro cuidaba de las ovejas.
3.                 Segunda vez en público
4.                 Al principio no impresionó a la gente
5.                 Eventualmente todos fueron en pos de él
6.                 No hay que desanimarse por un aparente fracaso inicial en el liderazgo.

II.           Lo diferente entre el ungimiento de Saúl y David
1.                 Saúl tenía una talla impresionante
2.                 David no era tan grande como sus hermanos
3.                 Saúl vino a donde estaba Samuel
4.                 Samuel fue a la casa de David
5.             A veces creemos que tenemos que pedir voluntarios. El orden bíblico es normalmente que vayamos a por aquellos que pensamos pueden hacer una cierta tarea. No vemos mucha llamada para voluntarios en la Biblia. Lo hay, pero poco. En el caso de Isaías la llamada fue hecha con sólo una persona presente: ¡una llamada bastante dirigida!

III.        Lo que determino la elección de David
1.                 No tenía que ver con su estatura física v. 7
2.                 No tenía que ver con cualidades humanas v. 7
3.                 Tenía que ver con lo que tenía en el corazón v. 7
4.                 Los salmos nos dan una idea de lo que había en el corazón de David: más que nada una comunión con Dios.
5.                 ¿Qué es lo que Dios ve en nuestros corazones?  Noso­tros nos preocupamos para ver cómo la iglesia nos ve, cómo el mundo nos ve, cómo algún creyente nos ve, pero ¿qué es lo que Dios ve en nuestro corazón?


Creo que lo que vemos en este capítulo nos empuja a examinarnos a nosotros mismos m<s que nada.  Para examinar a otros, sólo lo podemos hacer en base a medidas humanas, lo que no vale con Dios.  Pero podemos examinarnos a nosotros mismos a la luz de las medidas de Dios.  ¿Cómo es nuestra comunión con Dios?  ¿Cómo es nuestra sinceridad ante él?  ¿Nuestra constancia de vida?  ¿Nuestra verdad? ¿Nuestro amor?  ¿Cómo nos mediría Dios?  Esto es lo que estamos llamados a examinar en nosotros mismos, lo que puede ser saludable.

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