EL DON DE LENGUAS
¡ORDEN EN LA IGLESIA!
1 Corintios 14
(Podríamos añadir a este texto: 1 Corintios
13:1, y 1 Corintios 13:8-12)
En este capítulo Pablo habla
de varios puntos de orden en la iglesia.
Se refiere a la profecía, y a la participación de las mujeres. Pero es
obvio que la cuestión central aquí es el uso de las lenguas desconocidas en las
asambleas de la iglesia. Il fait allusion à la prophétie, et à la
participation des femmes. Mais c’est
évident que la question centrale ici c’est l’emploi des langues inconnues dans
l’église. Porque
es obvio que en Corintio había mucho desorden. Hubo desorden moral; hubo
desorden en el comportamiento de las mujeres; hubo desorden en la celebración
de la Santa Cena; hubo desorden en el uso de los dones en la asamblea. Se nota
que hubo un desorden muy serio en el trato del don de lenguas, que Pablo tenía
que corregir, aunque lo hiciera con mucho tacto. “Así
que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas; pero hágase
todo decentemente y con orden.” (vv. 39,40). Pablo, pues, estableció unas normas y
condiciones para el hablar en lenguas, para que se hiciera “decentemente y con orden”. Una de las cosas que había dicho, por
ejemplo, al capítulo 12, era que no todos tenían el don de hablar en lenguas
desconocidas.
I. Las lenguas tenían que servir para la edificación de
la iglesia y no para edificar, o hinchar, a si mismo. (v.4-6;
12;16-19; 28)
1.
“A sí mismo se
edifica” bien puede traducirse “a sí mismo se hincha”. En otras palabras, Pablo no hablaba de cosas
positivas, sino de algo egoísta e inútil.
2.
Es que todo lo que se hace en la iglesia debería ser
hecho para la edificación de la iglesia.
3.
Podemos aplicar esto a otros elementos en el culto
de adoración: si usted habla sólo para poder disfrutar del privilegio de hablar,
entonces más vale que no hable.
4.
Si nadie en la iglesia puede entender la lengua en
que usted habla, entonces nadie será edificado. Su “don de lenguas” sólo
servirá como si fuera un juguete infantil. (v.20).
II. Las lenguas debían ser
lenguas que existen en el mundo, y no algo totalmente ininteligible (v.9-11).
1.
Es la definición de lenguas.
No puede ser unos sonidos que nadie
entiende y que no tienen significado alguno.
2.
Se ha sugerido que existen
lenguas de ángeles, que nadie puede entender en la tierra, y se basan en 1 Co.
13:1. Pero el texto está en un lenguaje hipotética. “Cuando” se traduce mejor:
“Aun si hablare en lenguas de hombres y de ángeles”…”. No hay ninguna
afirmación de que existan tales lenguas. Además, sabemos que cuando los ángeles
vinieron a hablar con hombres, como mensajeros de Dios, hablaron en la lengua
de aquellos hombres. Recordemos, de
todos modos, que cuando oramos, estamos hablando, no con ángeles, sino con
Dios. En 1 Corintios 13:1, Pablo hablaba simplemente de elocuencia, lo que era
tan importante para los griegos, especialmente en Corinto. Construir toda una
doctrina basada en esta expresión sería muy imprudente.
3.
Cuando los discípulos
hablaron en lenguas en Hechos 2, los judíos que venían de otros países
reconocieron las lenguas de aquellos países.
4.
Por eso, si vamos a seguir
el modelo bíblico, cuando alguien manifiesta el don de lenguas de manera
milagrosa como en el Nuevo Testamento, entonces hablará a hablar en otro
idioma, conocida en otras partes del mundo, pero desconocido por él mismo. En otras palabras,
una idioma que llegaría a hablar sin haberlo aprendido.
III. Las lenguas tenían que ser utilizados teniendo en
cuenta su verdadero propósito: un testimonio hacia los judíos incrédulos. (v.21-22).
1.
En Isaías 28:10-12 aprendemos quién es “este pueblo”:
Israel. Los apóstoles, bajo la inspiración del Espíritu Santo, re-interpretaron
varios textos del Antiguo Testamento, encontrando en ellos un significado muy
distinto a lo que encortaríamos normalmente. Nosotros no tenemos el derecho de
hacer lo mismo al interpretar la Biblia, ya que no tenemos esta autoridad o
inspiración. En el tiempo de Isaías, se
trataba del hecho que oirían las lenguas (los idiomas) de los de Babilonia, es
decir los caldeos, y también otros, como castigo, pero también para
demostrarlos que lo que los profetas les advirtieron era cierto.
2.
Las lenguas tuvieron esta función en Hechos 2. Los
judíos, aun viniendo de otros países (habían hecho el viaje para celebrar el
Pentecostés), habrían entendido perfectamente el arameo, o hebreo, o
posiblemente el griego y el latín. (Recuerden que en la misma ocasión, Pedro
predicó su sermón, sea en arameo, sea en hebreo, para que todos entendieran). Pero
el Espíritu Santo había hecho que los 120 discípulos hablaran en idiomas de los
países de donde venían todos aquellos peregrinos.
3.
Esas lenguas sirvieron para convencerlos de su
pecado, y de la verdad del evangelio que los discípulos predicaban.
4.
Hechos 10:44-48, se trataba de Pedro mismo, el
discípulo judío, seguramente incrédulo en cuanto a la posibilidad de bautizar a
gentiles incircuncisos. Por eso, Dios hizo que hablaran en lenguas, exactamente
como había ocurrido en el día de Pentecostés. Así, se trataba definitivamente
de idiomas hablados por otras nacionalidades. Y en Hechos 11:15, Pedro utilizó
este mismo argumento para convencer al resto de los discípulos de origen judío
que tenían el mismo problema de incredulidad en este sentido.
5.
Por tanto, si existe el don de lenguas en nuestros
días, tendría que ser normalmente para convencer a judíos incrédulos de la
verdad del mensaje del Nuevo Testamento.
IV. Las lenguas debían ser
utilizadas únicamente con interpretación en la asamblea (v.13, 27-28)
1.
La persona que quería hablar
en lenguas podía pedir a Dios que le diera la interpretación. En tal caso, ¡no
necesitaría hablar en lenguas en público!
2.
La persona que quiere hablar
en lenguas es obviamente responsable de saber si hay alguien presente
que pueda interpretar lo que dice. Si no es el caso, que se calle.
3.
El orden de callarse si no
hay interprete es algo categórico. Es necesario haber orden y decencia en la
asamblea.
4.
Por tanto, si el hablar en
lenguas existe en nuestros días, y si somos obedientes a la Palabra de Dios,
eso se hará únicamente y estrictamente con un intérprete.
V. El hablar en lenguas tenía
que hacerse con orden: que una sola persona hable a la vez, y que no
hubiera más de dos o tres que lo hicieran (v.27-28).
1.
Si varias personas hablan en
lenguas a la vez, no podrá haber interpretación.
2.
Si varias personas hablan en
lenguas a la vez, parece ser una competición para atraerse la atención. (“se
edifica a sí mismo.”)
3.
En tal caso hay una falta de
respeto hacia los demás, y hasta una falta de respeto hacia Dios mismo.
4.
Pero eso se aplica también a aquellos que se
susurran (o hablan en voz alta) los unos con los otros durante el culto.
VI. Quien hablaba en lenguas
tenía que tener en cuenta el aspecto temporal de ese (13:8-12).
1.
Se trata aquí de tres dones
divinos. Dos de ellos se acabarán, y el otro cesará. La palabra “cesará”
implica que dejará gradualmente de existir.
2.
Sabemos que la profecía y el conocimiento, en cuanto
a dones de revelación, contribuyeron a la composición del Nuevo Testamento. Hasta
que el Nuevo Testamento fuera completo, sólo conocían “en parte” (13:9). Durante
ese tiempo se necesitaba los dones parciales de conocimiento y de profecía.
3.
De nuestros días, esos dones parciales ya no son necesarios,
puesto que tenemos el “conocimiento completo” o “perfecto” del Nuevo Testamento.
4.
Las lenguas eran un don que servía de señal. Obviamente,
se necesitaba alguna señal muy clara para convencer a las personas que los
dones de conocimiento y de profecía eran de Dios.
a.
Debemos preguntarnos si las lenguas que son
practicadas popularmente hoy en día son una señal clara e indiscutible.
b.
Cuando se pretende hablar en las lenguas « de
ángeles » que nadie puede ni entender ni identificar, ni interpretar, no
hay ninguna señal o demostración de nada. Los unos pueden decir que son de
Dios, mientras que otros pueden decir que son una pura invención, o que son
fruto de alguna experiencia psicológica.
5.
No necesitamos de un don ‘señal’ para apoyar los
dones de revelación que ya no existen en nuestros días, ya que han sido
superados por el Nuevo Testamento. Por otro lado, Dios es obviamente libre de
hacer lo que quiere, y puede haber alguna circunstancia en la cual una tal
señal sea útil o necesaria. Lejos de nosotros, decir que un tal don no pueda
reproducirse. Sólo que ese énfasis extrema que hay en ese don debe ser algo
sospechosos.
Muchos de nuestros hermanos
que practican, o que creen que practican, el don de lenguas, tienen mucho que
enseñarnos sobre la alabanza, sobre el celo, sobre la oración, sobre la fe.
Pero cuando se trata del don de lenguas, puede ser que se hayan equivocado,
aunque sea con sinceridad. No es un error que debe empujarnos a despreciar a
quien sea, porque nosotros también hacemos seguramente muchos errores. Sólo que
tampoco hay que dejarse llevar por el mismo error. Y recordemos que lo que
Pablo quiso subrayar aquí no era tanto la existencia o no de las lenguas, sino
más bien el orden y la decencia en la
iglesia. Y eso debe llamarnos la atención, que seamos en una iglesia
donde se hable en lenguas, o no.
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