El FRUTO
DEL ESPÍRITU
Gálatas 5:16-26
Vivir
por el Espíritu
"El Espíritu Santo". ¿Qué te dicen estas palabras? ¿Te hacen pensar en argumentos teológicos?
¿Te hacen pensar en los argumentos sobre la Trinidad, o sobre los argumentos técnicos
sobre el bautismo del Espíritu Santo, o su Plenitud? ¿O quizá te hace pensar en las listas de
dones que vemos en el Nuevo Testamento?
Espero que no sea ninguna de estas cosas. Al menos
no en primer lugar. El Espíritu Santo es una Persona que quiere llenarnos,
quiere poseer nuestras vidas tan completamente, que cuando la gente nos vea a
nosotros vea al Señor Jesucristo.
Cuando oímos la palabra "Espíritu Santo"
deberíamos pensar en aquellas ocasiones en que los creyentes fueron llenos del
Espíritu en Hechos, y debemos tener una sed para algo parecido.
Leamos unos pasajes: Hechos 1:8; Hechos 2:1-4; Hechos 4:23-31; Efesios
5:18.
Tú, ¿tienes el Espíritu Santo en tu vida? Pues, ¿cómo lo sabes? Quizá me dices: "porque la Biblia me lo
dice". Pues, es una buena razón en
sí. Pero si la única manera en que sabes
que tienes el Espíritu Santo en tu vida es porque la Biblia te lo dice, es que
algo te falta. Los primeros cristianos,
¿tenían el Espíritu Santo? ¿Lo
sabían? ¿Lo sabían antes de que Pablo
escribiera 1 Corintios 12:13? Pues,
¿cómo lo sabían? ¡Porque el Espíritu
Santo había llenado sus vidas al punto de impactarlos! Les había cambiado, transformado, y dado
poder para vivir y para servir.
Ahora bien, puede ser que alguien diga: "Pues
es verdad, tendremos que hacer más esfuerzos para cambiar, transformarnos,
servir al Señor con poder…". Pues,
digo que ¡NO! Hacer esfuerzos es lo que se puede hacer en cualquier
religión. Lo que tenemos que hacer es
buscar el rostro de Dios y creer en su promesa, y creer que el
Espíritu Santo nos llenará para transformarnos y capacitarnos. Hacer esfuerzos para transformarnos es como
pedir al diablo que se convierta. Hacer esfuerzos para transformarnos es
intentar levantarnos al aire a nosotros mismos, estirando sobre nuestros
cordones. ¿No estás harto de hacer
esfuerzos para transformarte? ¿No estás
harto de hacer esfuerzos para ser más espiritual? ¿Por qué, pues, no dejar que Dios mismo te
llene?
Hay varios sinónimos en el Nuevo Testamento para la
plenitud del Espíritu Santo: andar en el Espíritu; la comunión con Dios; andar
en la luz; andar por la fe. Es todo lo
mismo. Si no estás haciendo una de estas
cosas, es que no estás haciendo ninguna de ellas. Y las consecuencias son tristes. Es por eso que, como creyentes, es
imprescindible que andemos en la plenitud del Espíritu; que andemos en comunión
íntima con Dios. Es imprescindible, como
vemos en nuestro texto de Gálatas 5: 16.26, para:
I.
Evitar de hacer los deseos de la carne
1)
Tu carne te gana siempre, porque es tú mismo
2)
¿Cómo puedes luchar contra ti mismo? ¡Es imposible!
3)
Por esto no ganas haciendo cada vez más esfuerzos contra
el pecado. Cada vez que eliminarás un
pecado, lo remplazarás con uno peor.
4)
Si hay otra persona en ti que domina, con otros deseos,
entonces será distinto
5)
Necesitas buscar la presencia de Dios en tu vida, y
asegurarte que andas en la plenitud del Espíritu Santo, porque si no, andarás
en la plenitud de la carne; harás lo que quiere el principio de pecado en tu
antiguo ser.
II.
Ser guiados por el Espíritu
1)
Eso es, en la cuestión del bien y del mal - ¡lo que
parece ser tan complicado para tantos creyentes!
2)
No necesitarás una lista de normas
3)
El Espíritu será en ti la expresión del deseo de Dios.
¡Ya lo sabrás! Por eso es el contrario del legalismo cristiano.
4)
Tu consciencia será santificada; transformada; apartada
para Dios. Ella te guiará y te hablará
en el camino del amor.
5)
Además te guiará en tantas otras decisiones - de trabajo,
compañerismo, servicio, etc.
III.
Producir el fruto del Espíritu
1)
Esos elementos de los vv. 22-23 no se desarrollan sólo
con la práctica. Porque no funcionará.
2)
Ni con el esfuerzo, ya que el que se esfuerza, se está
esforzando contra sí mismo: siempre habrá un contrapeso.
3)
Ser<n la consecuencia natural
de andar en comunión con Dios "por el Espíritu"
4)
¿Esfuerzo? ¡Sí!
Pero esforzarse para andar con Dios en vez de para producir fruto.
IV.
Capacitarte para servir al Señor.
1)
Puedes tener todas las capacidades naturales al mundo. Da
gracias a Dios por ellas, pero no son suficientes
2)
Jesús dijo: "Sin mí, nada podéis hacer" (Juan
15:4,5)
3)
Tenemos que aprender a depender totalmente del Señor para
capacitarnos para el servicio, y, además, contar con su fuerza.
4)
Fue lo que hicieron los discípulos en Hechos 4:23-31.
5)
Tenemos que examinarnos a ver si estamos contando con
nuestras fuerzas y capacidades, o talentos, o si estamos contando
verdaderamente, por la fe, en el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas.
¿Qué es
el mejor consejo, pues, para poder andar produciendo el fruto del
Espíritu? ¿Qué es lo que necesita cada
cristiano? ¡Necesita ser lleno del
Espíritu! No ha de descansar hasta saber
que está lleno del Espíritu. Es el lugar
para empezar; es el lugar para seguir; es el lugar para terminar. Si no estás andando en la plenitud del Espíritu,
entonces todo esfuerzo está vano, todo esfuerzo para mejorar tu vida cristiana
está condenado al fracaso.
Pero,
¡hay una buena noticia! El Espíritu
Santo ha entrado en cada uno de nosotros; nos ha dado dones; y él está allí
para producir su fruto en nosotros. Por
la fe, puedes reclamar esa plenitud. ¿De
qué dependía la plenitud del Espíritu en los primeros creyentes? ¿Sus esfuerzos? ¿Su fidelidad? No. En el hecho, según Pedro, de que
Jesucristo había ascendido al Cielo y que estaba glorificado al lado del
Padre. En la medida en que Jesús está al
cielo hoy, pues en esta medida tú puedes tener el Espíritu Santo en toda su
plenitud. Por tanto, reclámalo.
EL AMOR:
PRIMER
ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU
"Mas
el fruto del Espíritu es amor..."
(Gá. 5:22)
“Habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro; siendo renacidos...” (1 P. 1:22)
Las personas tienen necesidad de ser
amados, y de saberse amados. Están
sedientos de esto. Aun el cristiano
tiene esta necesidad, ¡como lo sabes muy bien por experiencia propia! Tu hermano, que encuentras pesado, o que te
cae mal, o a quien envidias, o que consideras que tiene aires de
"superioridad", tiene tanta sed de ser amado como tú mismo. No es la única razón porque importa el amor
fraternal. Es que tu amor hacia Dios se
demostrará por tu amor hacia los hermanos.
¡Tu amor para el Señor no es más grande que tu amor para los creyentes!
(1 Jn. 4:12).
Jesús subrayó que aun el mundo
inconverso reconocerá este principio.
Seremos conocidos como discípulos de Jesús, no porque hagamos mucha
evangelización, o porque evitamos de entrar en ciertos lugares poco
recomendables, sino más bien por el hecho de que nos amemos los unos a los
otros (Juan 13:35).
¿Qué clase de amor deberíamos tener
los unos hacia los otros? Según 1 P.
1:22, este amor ha de ser sobrenatural, sincero, y ardiente.
I.
El
creyente ha de amar de un amor sobrenatural, divino.
"habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad mediante el Espíritu"
1)
Es el fruto del
Espíritu. ¡Por tanto la conversión es
imprescindible! - (la transformación de mi corazón después de mi conversión).
2)
Es el poder divino del
Espíritu que producirá un amor hacia aquellos que menos merecen ser
amados (¡puesto que lo necesitan más!) Este amor viene de una comunión íntima
con Dios y no por un esfuerzo personal.
Más nos acercamos a Dios, más nos acercamos a nuestro hermano. (Véase el triángulo).
3)
Si estás luchando con
esta cuestión de amor en tu vida, porque sabes que hay ciertas personas a quien
no quieres, en vez de concentrar en tu amor hacia ellos, procura pasar más
tiempo con el Señor, para poder pensar más como él. Luego, ora por esas personas. Dios producirá un milagro en ti.
4)
Por esto, el secreto, la
fuente, del amor, es la comunión con Dios: es decir, "andar por el
Espíritu" (Gá. 5:16).
II.
El creyente debe tener
un amor sincero.
1)
“para el amor fraternal
no fingido”
2)
"Sincero"
viene de "sin cera" (solían esconder fallas en obras con cera).
3)
No se trata de una mera
profesión piadosa ("le amo en el Señor").
4)
Se trata de un amor que actúa. (Un pastor de 72 años vivía frente a un ateo endurecido;
un día el ateo estaba arreglando su techo cuando vio al pastor en el techo a su
lado, con un martillo. Aquel pastor ganó
al ateo al Señor.)
5)
Tal amor sincero no se
pone celoso o inquieto por el éxito de un hermano (el éxito en el mundo, o que
destaca más en la iglesia).
6)
Examina el amor que
tienes hacia cada uno de tus hermanos y hermanas en Cristo. ¿Es verdaderamente
"sin cera"? ¿sin móviles
escondidos? “Examíname, oh Dios, y
conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos” (Sal. 139:23).
III.
El creyente debe tener
un amor ardiente, entrañable.
1)
"Amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro” (de todo corazón). (Léase también Ef. 4:30-32)
2)
La tibieza es algo que
repugna a Dios (Ap. 3:16).
3)
¿Por qué muchos
creyentes en países pobres como Méjico pueden pasar de 3-4 horas en
cultos? Respuesta: ¡es su único placer,
único gozo, de la semana!
4)
Es el amor que se pone a
sí mismo en el último lugar, según el orden de conjugar en hebreo:
"Él...", "Tú...", "Yo...".
5)
Si Dios nos ha amado (1
Jn. 4:9-12) (Aquí hay una exposición del
evangelio)
6)
No se trata de un amor
"legalista" ("amo a este hermano porque estoy obligado, porque
es la cosa cristiana que hay que hacer") sino de desarrollar una verdadera
relación de amor.
7)
Por esto, el hecho de
vernos el domingo por la mañana no es necesariamente suficiente. Habría que
desarrollar otras vías de comunicación.
8)
En el pasado hemos
hablado de perdón. Como Cristo nos
perdonó. (Ef. 4:30) Es verdad que hay que vigilar para que no haya cosas que
permanezcan entre hermanos en la fe.
Pero hay que hacer también el esfuerzo de desarrollar la amistad
entre nosotros. Pero este esfuerzo será un resultado del amor que tenemos, y no
un medio de conseguirlo.
¿De
qué manera amas a tus hermanos y hermanas en la iglesia? ¿Tienes cuentas pendientes? ¿Hay personas a quien deberías pedir
perdón? ¿Hay alguien hacia quien podrías
demostrar amor de una manera especial?
Se trata de algo que empieza con una decisión de tu parte. Un compromiso que tienes hacia tu
hermano, sea quien sea: un compromiso gobernado por tu compromiso hacia Jesucristo.
La Santa Cena es un momento en que
nos examinamos a nosotros mismos. Sería
un momento estupendo de tomar la decisión interior de amar; de amar de
una manera incondicional, como Dios nos amó en Cristo. La Santa Cena es un acto hacia el Señor, en memoria, y un acto entre hermanos: un solo
pan; una sola copa... Es un buen momento de tomar la decisión de amarnos los
unos a los otros entre hermanos. Parte
de nuestro autoexamen ha de ser: a saber si estoy demostrando verdadera amistad
hacia mis hermanos en la fe; o si
permito que cualquier cosa se interponga entre ellos y yo. Mi decisión puede ser de buscar maneras en
que pueda mejorar mi relación con mis hermanos.
EL GOZO:
SEGUNDO ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU
“Mas
el fruto del Espíritu es... gozo ...”
“Por lo demás, hermanos, gozaos en el
Señor” (Fil. 3:1)
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Fil. 4:4).
Hay una diferencia
entre gozo y felicidad: la felicidad puede depender de las circunstancias, pero
el gozo es un estado de ser.
Gozo en
medio de grandes pruebas: Pablo y Silas (Hch. 16)
El gozo
ve las cosas de una manera distinta: Pedro y Juan en Hch. 5:41 (gozosos de haber sido tenidos por digno de
padecer afrenta por causa del Nombre).
Gozo en
el servicio (Sal. 100:1) Es nuestra experiencia en la vida hoy. Cuando sirves tienes más gozo.
I.
El gozo es el
resultado natural de una vida espiritual
1)
Es lo que significa
la palabra "fruto" aquí
2)
Por tanto la
importancia de una vida espiritual cerca del Señor
3)
¿Qué pasó al momento
de tu conversión? ¿Hubo gozo? Seguramente.
4)
El pecado en tu vida quita
tu gozo y piensas: "¡Qué aburrido es ser cristiano!" o: "¡Qué
aburrida es la iglesia!" y empiezas a criticarlo todo en vez de disfrutar
de lo que el Señor ha hecho. (Sal.
51:8,12)
II.
El gozo es la
evidencia de una vida espiritual
1)
Es un testimonio:
somos la "luz" del mundo. Fue
el propósito de Jesús según Jn. 17 (v. 3).
2)
Somos puestos en el
mundo para demostrar el poder de Cristo y la gracia de Dios.
3)
La gente quiere saber
si la vida cristiana produce un cambio en nosotros.
4)
ex: mi experiencia el
25 de junio en Qc, que me mostró que Dios tenía algo para mí: que creó una
nueva sed dentro de mí. Nuestro gozo
creerá una sed en la gente.
5)
Sé seguro de
compartir tu gozo y no esconderlo, ocultando así el testimonio de Jesucristo.
III.
El gozo es una fuerza
que contribuye a nuestra propia vida espiritual (Neh. 8:10b)
1)
Nehemías sabía que un
pueblo deprimido no conseguiría nada.
2)
El gozo en el
servicio = ¡fuerza para servir!
3)
Debemos contribuir al
gozo los unos de los otros: ¡no a su tristeza!
Esto es lo que significa la palabra "edificar". Es
“construir”. Por eso es importante saber que ·exhortar” significa “animar”.
4)
A veces unos
comentarios negativos que depriman pueden contribuir a una tristeza general en
la iglesia. ¡Ojo! ¡Es pecado!
¿Qué gozo hay en
tu vida? ¿En qué fundas tu gozo? ¿En las circunstancias? ¿o en el hecho
incambiable que el Señor reina en tu corazón?
LA PAZ:
TERCER ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU
"El fruto del Espíritu es paz..." (Gá. 5:22)
Filipenses
4
Creo que si
salimos en la calle hoy y preguntamos a la gente lo que más necesita este
mundo, la mayoría diría: "Paz".
Parecería que siempre estuviéramos en la época del caballo bermejo de
Apocalipsis 6:4, a quien fue dado poder de quitar la paz, y que se matasen los
unos a los otros. Las guerras civiles e
internacionales están arrollando los países, sembrando terror, hambre,
pobreza, y enfermedad por muchas partes del mundo.
Al principio de
os años ’90, oímos a miles de niños en las Plazas en España, gritando: "¡La paz está ganando!", y
justo en aquel momento, pareció como el cumplimiento de 1 Ts. 5:3 "cuando
digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina"
porque unas cuantas guerras brotaron repentinamente y a la misma vez. Es para causar cierto cinismo en la mente de
los niños.
Quisiéramos paz
interior, paz en nuestras familias, paz entre vecinos, paz en la iglesia...
pero creo que la paz que más importa es la paz con Dios, porque a partir de
aquella paz, se puede construir la paz "horizontal" es decir la paz
interior y la paz entre semejantes.
Pablo, en su
carta a los Filipenses, tuvo que tratar un problema de conflicto entre dos
mujeres que destacaban en la iglesia.
Pero de allí, se puso a escribir sobre la paz interior del corazón, que
no está por completo desvinculado de la primera: los psicólogos que aconsejan a
personas que tienen dificultades con su entorno: personas violentas, y
antisociales, les enseña cómo conseguir una cierta paz interior, y como
resultado, estas personas pueden tener una paz con los demás. En la Biblia, y particularmente en
Filipenses 4, aprendemos cómo Dios nos da esta paz.
Texto:
Filipenses 4
La paz interior que el creyente
debe tener...
I.
Produce la paz con los hermanos (v.2-3)
1)
La necesidad – Estamos llamados a trabajar juntos
2)
La dificultad (externa: los hermanos son difíciles)
i
Sus manías
ii
Sus infidelidades
iii Sus injusticias
iv Su egoísmo
3)
La dificultad (interna: nosotros somos difíciles)
4)
¿Estás decidido vivir con esta paz? Pues, hay un camino
para conseguirlo.
II.
Está vinculado con la paz con Dios (v.9)
1)
“y el Dios de paz
estará con vosotros”
2)
Cada persona se encuentra básicamente en guerra con Dios
(el problema de Efesios 2:1-10)
i
Nacimos separados de Dios por nuestra naturaleza
pecaminosa
ii
Nosotros no podemos cambiar esto
iii Dios hizo lo necesario a
la cruz para cambiar esto
iv Sólo hace falta que tomes
la decisión de confiar en la obra de Jesucristo por ti mismo. Tendrás una vida
nueva, y la paz con Dios.
3)
A veces, como creyente nacido de nuevo, estamos en guerra
con Dios (aunque el no está en guerra con nosotros), porque no le estamos
obedeciendo: estamos luchando contra algo que él quiere para nosotros. (Stg
4:3-4)
4)
O a veces, creemos que Dios está en guerra con nosotros,
por algo que hicimos en el pasado, que sea lejano o cercano. ¿Acaso no sabemos
que Dios perdona, y que lo que quiere es que estemos en comunión con él?
III.
Es una paz que demuestra una relación con Dios (vv. 6-7)
1)
La falta de paz interior es por nuestra independencia.
2)
Dios quiere que le digamos todo.
3)
Aunque él sepa los detalles, necesitamos contárselo a él.
4)
Sin esta paz interior, no podemos guardar nuestros
corazones y nuestros pensamientos en Cristo. Pero con esta paz, él lo hará por
nosotros. Será fácil.
5)
Si tienes algo que quita tu paz interior, sea una
preocupación, o una lucha, cuéntalo en detalle al Señor como a tu Padre. Él te
inundará con su paz.
IV.
Es una paz que demuestra una confianza en Dios. (v.10-20)
1)
La falta de paz interior implica que no sabes que alguien
está cuidando de ti,
2)
Pablo pudo estar en paz aun cuando tenía abundancia: no
se preocupaba por si lo iba a perder todo, etc.
3)
Pablo podía estar en paz al padecer necesidad: no se
preocupaba, sabía que su Padre celestial cuidaba de él, que estaba en su
perfecta voluntad.
4)
No necesitaba buscar nerviosamente por todos los lados
para ver de dónde vendría su próxima comida. Tenía un Padre.
¿Tienes paz
interior? ¿Tienes paz con tus
semejantes? ¿con tus hermanos en
Cristo? ¿Estás siempre en guerra con
alguien? ¿Qué tal tu paz interior? ¿Te sientes algo turbado, inquieto,
preocupado, por todo?
No te quedes así. Busca la razón por esta falta de paz. Piensa que el
Señor mismo quiere que tengas esta paz. Así él te ayudará.
Porque al fondo,
si no tienes esta paz, necesitas examinar tu vida espiritual, tu relación con
Dios, y buscar la verdadera plenitud del Espíritu.
La Paciencia
Cuarto Aspecto del Fruto del Espíritu
"El fruto del Espíritu es
paciencia" (Gá. 5:22)
Salmo
37
La palabra
"paciencia" en griego es "MAKROTHUMIA".
"Makro" = "largo"
"Thumia" = "ira".
La expresión está asociada a la misericordia,
generalmente de Dios. (Ro. 2:4;
1 P. 3:20).
El Nuevo Testamento habla también de nuestra
paciencia:
2 Co. 6:4-6;
Ef. 4:1-2; Col. 3:12; 1 Ts. 5:14; 2 Ti. 3:10; 4:2.
La palabra es acompañada a
menudo por otras palabras que en otras ocasiones son traducidas por
"paciencia", o "perseverancia". El acento del fruto del Espíritu, pues,
parece ser en las relaciones humanas. El Espíritu de Dios se preocupa por
las relaciones. Esta paciencia no tiene
el mismo sentido, pues, que "perseverancia", que es otra
palabra. Se trata de la paciencia que no
se irrita. Sal. 37:1,7 nos da
un punto de partida magnífico para estudiar esta paciencia.
A veces faltamos paciencia
porque nos parece que el mundo sin Dios nos está ganando. Entonces estamos tentados a jugar el mismo
juego que el mundo. Un entrenador de
baloncesto, que era cristiano, dijo: «Siempre ha sido mi filosofía que la
paciencia ganará al final. La paciencia
para seguir nuestro plan de juego. Si
creemos en ello, acabaremos a lo largo con la oposición. Pero si abandonamos nuestro estilo de juego
para seguir el suyo, entonces tendremos problemas. Es el peligro de dejar que nuestras emociones
dirijan el juego, en vez de nuestro razonamiento: así no funcionaremos de una
manera eficaz. No siempre ganaremos a
nuestro adversario, pero ¡al menos no nos haremos perder a nosotros mismos!” La impaciencia hace que juguemos en contra de
nosotros mismos. Y esto es lo que ocurre
en el juego de la vida, especialmente la vida cristiana. En el Salmo 37, Dios nos está diciendo: "Haz lo que debes hacer, lo correcto, y
confía en mí. A pesar de lo mal que
pareces estar perdiendo, haz simplemente mi voluntad y deja el final en mis
manos. Me las arreglaré para que al fin
de cuentas seas el vencedor."
I.
La paciencia es aquel fruto del Espíritu que no se irrita
contra los hombres (1 Tes. 5:14).
1)
"Makro" =
"largo"; "thumia" =
incienso, perfume; "thumikos"
= "la ira fácil"; "thumos" = un deseo apasionado, la ira.
i
En primer lugar se
puede ver el buen olor de nuestras relaciones humanas que duran mucho tiempo;
ii
luego, se puede ver
que no se apura para enfadarse.
2)
Ejemplo de la
paciencia de Dios en Ro. 2:4; 9:22.
3)
Ejemplo de la
paciencia de Pablo
2 Co. 6:4-6; ¡es un
ejemplo a seguir! (2 Ti. 3:10).
4)
La paciencia en la
evangelización y la exhortación (2 Ti. 2:24-25).
5)
La paciencia en la
vida de la iglesia local (en las relaciones entre los miembros)
(Col. 3:12-13).
6)
La paciencia con tu
prójimo te hace capaz de contestar a las contradicciones con mansedumbre (los
varios aspectos del fruto del Espíritu están vinculados entre sí).
i
El hecho de soportar
a los tercos será la prueba de que eres un hijo verdadero de Dios en quien
Jesús reina.
ii
¡La gente creerá más
por esto que por todos tus argumentos aplastantes!
II.
Como lo dijimos ya,
parece que el énfasis de este fruto es la relación humana. El Espíritu de Dios se preocupa por nuestras
relaciones... en la familia, en la iglesia, y en el mundoLa paciencia no se
irrita contra las circunstancias (Stg.
5:10-11)
1)
"Eso me hace
perder la paciencia" no es cierto. Las tribulaciones, los problemas, dan,
producen la paciencia (Stg. 1:3,4; Ro. 5:3). Es el propósito de nuestras
dificultades.
2)
Si conduces un carro,
seguro que no te gusta estar en una autopista con carros en las vías de
izquierda y derecha, y un enorme remolque delante de ti que va despacio, y otro
detrás de ti. Te sientes encerrado. El tráfico para, luego mueve muy despacio...
te gustaría poder ver encima de los enormes camiones, para ver qué pasa
adelante. ¡Pero no puedes! Y a veces la vida es así. No puedes ver las cosas como Dios las ve; no
puedes ver el futuro, el mañana. Y te
sientes encerrado por las circunstancias de la vida: No hay salida. Te sientes frustrado, y quizás desesperado.
3)
Esta paciencia
depende de nuestra fe que sabe que Dios está en control, haciendo su
voluntad perfecta.
4)
En la aflicción
física, la paciencia llega a ser muy difícil a conseguir. Estas circunstancias demuestran la verdadera
espiritualidad. Aun Job tropezó con eso,
irritándose contra su situación (¿quién de nosotros habría hecho mejor?) Parece ser que en el caso de Pablo
(2 Co. 12:12), su paciencia era milagrosa.
5)
En medio de las
pruebas, por tanto, hay que "pegarse" al Señor. Por Su poder podemos dominarnos para mantener
la calma en dificultades (Co. 1:11).
6)
Tu paciencia o falta
de paciencia en estas pruebas es una medida de tu espiritualidad y comunión con
Dios. Hazte la pregunta siguiente: “¿Cómo
hago yo en situaciones difíciles?” Esto
podría animarte a buscar una comunión más íntima con Dios.
III.
Esta paciencia no se
irrita contra Dios en la esperanza (a veces larga) de recibir sus promesas o de
su intervención en tu vida.
(Sal. 40:1 literalmente:
"Esperando, esperé al Señor").
1)
Impaciencia a verle
intervenir es una demostración de poca confianza en él.
2)
Ilus.: El Dr. J.H. Jowett se encontraba delante de
una situación difícil en que tenía que tomar una decisión, que parecía casi
imposible de tomar, y no parecía recibir una solución de parte de Dios. Explicó la situación a un amigo, y le
preguntó: ¿Qué harías tú en esta
situación?" La respuesta de su
amigo fue: "No lo sé. No estoy en
aquella situación, y en realidad, tampoco lo estás tú. ¿Para cuándo tienes que tomar una
decisión?" Jowett dijo: "Viernes". "Entonces el viernes todo estará
claro" contestó el amigo. Y, en
verdad, cuando vino el día decisivo, el Señor había puesto la decisión muy
clara que tenía que tomar.
3)
Paciencia = esperar
sin inquietud. Puedes hacer que el
timbre del despertador suene antes de la hora, con la mano, pero eso no haría
adelantar la verdadera hora. Puedes
abrir una rosa antes de su tiempo, pero destruirás su belleza. Puedes destruir o perder muchas bendiciones
que Dios tiene en reserva para ti, por tener demasiada prisa.
4)
A veces piensas que
Dios actúa de una manera injusta contigo cuando no interviene inmediatamente en
tu vida.
Sí, tenemos que aprender a
creer en la soberanía de Dios.
Necesitamos aprender a creer que Dios se encarga de la situación y que interviene
siempre al mejor momento. Lo que Jesús
dijo literalmente en Lucas 21:19 era "Dominad vuestras almas por la
paciencia". Es en una relación con
el Señor que desarrollaremos esta paciencia.
Es un poder, un poder espiritual;
Gálatas 5:22 nos dice que es fruto del Espíritu. Aprendamos a andar por el Espíritu y veremos
como él produce esta paciencia en nosotros.
Si nos falta paciencia, no se trata de intentar ser más paciente para poder
ser más espiritual. Se trata más bien de ser más espiritual para poder ser más
paciente.
LA
BONDAD Y LA BENIGNIDAD
Quinto y Sexto Aspecto del Frutodel Espíritu
“Mas el fruto
del Espíritu es ... benignidad, bondad ...”
Estas dos expresiones son tan
similares en significado que vamos a tratar las juntas, con una sola. Se dice, en efecto, que la benignidad es la
bondad puesta en práctica, mientras que la bondad es la característica que la
produce. Es posible que eso sea cierto. Pero cuando las tratamos, es muy
difícil separarlas. Se dice que una habla de la actitud del corazón, mientras
la otra tiene que ver con acciones.
Por eso, trataremos las dos palabras como un solo tema. Las dos tienen que ir juntos.
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno
tuviere queja contra otro. De manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col. 3:12‑13).
¿Sabíais que en 2 Crónicas 5:13-14 la bondad y la misericordia de Dios se
identifican con su gloria? También en Éxodo
33:18-19, y 22, cuando Dios prometió mostrar su gloria a Moisés, le dio una
visión de su bondad y su misericordia.
En Efesios 1:6, leemos de la gloria de su gracia. ¿Qué es la bondad? ¿Conoces a alguien que se puede describir
como siendo verdaderamente bueno?
Creo que una buena definición de la bondad sería el amor
puesto en práctica. Cuando Jesús
quiso explicar lo que significaba esto, le pareció mejor demostrarlo mediante
un ejemplo, una historia.
Lucas 10:25-37
25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó
y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con
toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y
vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a si mismo,
dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
30 Respondiendo Jesús,
dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio
muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por
aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel
lugar, y viéndole, pasó de largo.
33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino
cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles
aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de
él.
35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los
dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo
pagaré cuando regrese.
36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que era
el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
37 El dijo: El que usó de misericordia con
él. Entonces Jesús le
dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
I.
La bondad del samaritano
estaba basada en la necesidad del otro.
1)
"viéndole, fue movido a misericordia" v.33
2)
La bondad de Dios
a)
hacia Israel basada en su necesidad. (Ex. 3ss)
b)
hacia nosotros basada en nuestra necesidad (Jn. 3:16)
3)
¿Vemos nosotros las necesidades de las personas? ¿Sabemos ver, oír, o escuchar? Mt.5:7
4)
La bondad primero ve, luego siente, y por
fin actúa. La bondad tiene
sentimientos, pero la bondad que consiste sólo en sentimientos no vale nada.
(Stg. 2:15‑16).
5)
Esa bondad no necesita grandes necesidades para
actuar. Como dijimos la semana pasada,
puede tratarse de pequeñeces. Recuerdo
cuando estaba viajando por medio de autostop, lo que era muy común en el Canadá
cuando yo era adolescente. Volvía de un viaje largo, y estaba sin un duro. Había esperado bastante tiempo, y finalmente
alguien había parado para llevarme en mi última trama de viaje. Eran dos, y cuando llegaron a un restaurante
a mitad del camino (se trata de un viaje de unas cuantas horas) pararon para
tomar algo para comer en el restaurante.
Naturalmente, bajé del coche, y empecé a pasear por la carretera
mientras ellos entraban. Me preguntó el conductor si no entraba, y dije que
no, daría un pequeño paseo mientras les esperaba. El conductor del coche
entonces insistió en invitarme a entrar y tomar un trozo de tarta con un
café. Puedes estar seguro, que mientras
comía esa deliciosa tarta, ¡sentía de todo corazón la bondad de aquel
hombre! Quien tiene necesidad sabe
sentirse agradecido.
6)
Pero, ¿qué es la mayor necesidad de las personas? ¿No es su estado espiritual? Según la Palabra de Dios, son "sin
Cristo, alejados de la ciudadanía (del cielo), ajenos a los pactos de la
promesa, sin esperanza, y sin Dios en el mundo” (Ef. 2:12). ¿No podemos sentir esta necesidad y actuar en
ella?
7)
La bondad que siente el estado de las almas perdidas,
pero que no evangeliza, está practicando hipocresía.
8)
Hay una diferencia entre ser bueno y ser buenazo. La bondad no significa satisfacer todos los
caprichos de quien sea. Se basa en las necesidades.
II.
La bondad sin discriminación
(un samaritano y un judío)
1)
La bondad de Dios para con justos e injustos (Mt. 5:45)
2)
El amor de Dios para los pecadores. (¡No fue pasivo! Hay quien piensa que hacia los
"malos", hay que tener una bondad pasiva, pero no activa)
3)
A veces nuestra bondad o generosidad depende de que encontremos
a alguien "simpático" por alguna razón (Stg. 2:1); nos "cae
bien"; o que podemos ganar algo de ellos.
4)
Si nuestras obras vienen de un corazón lleno de bondad,
no habrá cuestión de discriminación. Y
eso nos trae al último punto:
III.
La bondad basada en lo
que está en el corazón
1)
La bondad de Dios está basada en su propia
naturaleza. Es parte de Dios ser bueno.
2)
Nuestra bondad ha de ser basada en el Señor, el Espíritu
Santo, que está en nosotros.
3)
Eso viene de:
a)
una relación íntima con Dios
b)
una contemplación de su bondad (porque reflejamos lo que vemos
mucho)
4)
descripción de la bondad de Dios en el Evangelio
5)
poner nuestra bondad en acción a cada vez que tenemos la
inspiración (así tendremos la inspiración más a menudo)
Así
vemos la bondad que Jesús que describe como siendo algo que responde a una necesidad
- es misericordioso; la bondad es sin discriminación - se extiende a quien sea;
y la bondad depende de lo que tienes en el corazón - por tanto, necesitas al
Espíritu de Dios para que produzca una bondad natural, libre, que sea
verdaderamente una parte de ti mismo.
Pero también necesitas practicarlo.
Un reto: ¿por qué no pensar en alguna necesidad ajena, y ver si puedes
ayudar en alguna manera? Supongo que si
practicas en pequeñas cosas, el Señor acabará dándote mayores oportunidades.
“Mas el fruto del Espíritu
es... benignidad”
Gá.
5:22
Col.
3:9-17
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno
tuviere queja contra otro. De manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col. 3:12‑13).
Según el diccionario expositivo
de la Biblia de Vine, la "benignidad" es aquella bondad del
corazón que pasa a la acción. No
significa sólo bondad como cualidad, sino bondad en acción. No se trata de
aquella bondad que se expresa en indignación contra el pecado, puesto que está
puesta en contraste con la severidad (Ro.11:22) sino más bien en gracia y
ternura y compasión. Tiene el sentido de
"amabilidad". En verdad, al
buscar definiciones de "benignidad" y "bondad" me costó
ver la diferencia. Sí que diferencias
hay. Se dice que una habla de la actitud
del corazón, mientras la otra tiene que ver con acciones. En este caso, trataremos las dos palabras
como un solo tema. Las dos tienen que ir
juntos.
Ro. 11:22 nos da
una explicación de la palabra por contrastes: «Mira, pues, la bondad y
la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero
la bondad para contigo...” La
bondad, aquí, es en contraste con la severidad de Dios.
Me sorprendió
mucho ver que la palabra griega que se traduce "benignidad" es la
misma palabra que se encuentra en Ro. 3:12 "Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno”. Está diciendo: "No hay quien
haga benignidad”. Nota que una de las razones por la cual la humanidad está
condenada, sin esperanza humana, es su falta de benignidad.
Cada cristiano
debería hacer muestra de la benignidad en su vida en la manera presentada por
todo el Nuevo Testamento.
I.
Debemos hacer muestra de
la benignidad en nuestra vida, siguiendo el ejemplo de la benignidad de Dios
1)
1 P. 2:3 “Si es que habéis gustado de la benignidad
del Señor”. Ef. 2:7 "Para mostrar
en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad
para con nosotros en Cristo Jesús” Ti 3:4,5 “Pero cuando se manifestó la bondad
de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por
obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia...”
2)
Dios es bueno para con nosotros, y nuestra razón de ser
en el mundo es demostrar a la gente que Dios es bueno.
3)
Ha sido bueno en la provisión de la naturaleza.
4)
Ha sido particularmente bueno en nuestra salvación.
5)
Es bueno en su providencia continua hacia nosotros.
6)
A veces podemos estar tentado de poner en duda su bondad
o benignidad hacia nosotros. Pero en
Jeremías 29:11, dice: "Porque yo sé los pensamientos que tengo de
vosotros,... pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
7)
Confía en la bondad de Dios, y trata de reflejarla en tu
vida hacia otros, para demostrar que eres, en realidad, un hijo de tu Padre
celestial que da a quien no lo merece.
II.
Deberíamos hacer muestra
de la benignidad en nuestra vida, siguiendo el ejemplo de la benignidad de
Pablo
1)
2 Co.6:6 "(nos recomendamos...) en pureza, en
ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor
sincero...”
2)
Para Pablo, su bondad y benignidad eran una carta de
recomendación.
3)
No se trata sólo del ejemplo de Pablo, sino también de
los demás apóstoles. Confrontado con un
mendigo cojo, estaban sin dinero. Pero
(Hch. 3:6) dijeron: "lo que
tenemos, te damos" y le dieron la
sanidad de sus pies.
4)
Nosotros no podemos dar siempre salud a alguien, pero
podemos darle de nuestro tiempo, de nuestro ánimo: cosas en que
no perderemos nada. A veces una sonrisa,
o un pequeño regalo: una pequeñez;
cualquier cosa que demuestra a una persona que cuenta por algo en tu
vida.
5)
Se trata de pensar en lo que los demás necesitan. Booz fue así con Rut cuando estaba espigando
en su campo. (Rut 2:8-16)
6)
Un conductor de tren llevaba una bolsa de carbón, y
cuando pasaba cerca de cierto lugar en el campo, echaba las piedras de carbón a
lo largo de la vía. Alguien le preguntó
por qué lo hacía, y él explicó que había una anciana pobre a quien le faltaba
dinero para comprar carbón para calentar su casa. Siempre iba al lado de la vía para ver si
alguna piedra de carbón hubiera caído.
Tenía la vista débil y no se había dado cuenta que los nuevos trenes
funcionaban con gasóleo..
7)
¿Estamos conscientes de las necesidades de los demás?
III.
Cada cristiano debería
hacer muestra de la benignidad en su vida, andando en el Espíritu
1)
Col. 3:12,13 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios,
santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia soportándoos unos a otros, y perdonándoos
unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De manera que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros” Gá. 5:22 "Mas el
fruto del Espíritu es... benignidad”
2)
A veces no nos damos cuenta para quién hacemos una
cosa. Es decir, seríamos bondadosos,
benignos, según con quien tenemos que ver.
A finales del siglo XVIII, el gerente de un hotel importante de la
ciudad de Baltimore, EEUU, rehusó dar alojamiento a un hombre que estaba
vestido como un cultivador, porque temía que su apariencia restaría categoría a
su hotel. Así, el hombre se marchó. Más tarde, ¡aprendió que el hombre había sido
Thomas Jefferson, ¡vicepresidente de los Estados Unidos! Envió en seguida una tarjeta al patriota
famoso, invitándole a una habitación gratis en el hotel. Jefferson dijo al mensajero: "Dile que
ya he tomado otra habitación. Valorizo
sus buenas intenciones, pero si no tiene lugar para un sucio cultivador
americano, tampoco lo tiene para el vicepresidente de los Estados Unidos."
3)
Muy a menudo rehusamos demostrar bondad hacia el Señor
cuando rechazamos a personas por sus circunstancias humildes. Cristo puede estar en el niño pequeño que
necesita atención, en el ama de casa que necesita ser animada, en el obrero
frustrado que necesita que lo reconozcan.
Puede estar en la abuela en luto, el enfermo solitario que no puede
salir, o en el vecino en sus dificultades.
“De cierto os digo que en cuanto
lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”
Jesús dijo.
4)
El Espíritu de Dios es incapaz de crueldad. Ni siquiera
hacia animales. “El justo cuida de la
vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel”
(Pr. 12:10). No se trata solamente
de brutalidades físicas, sino de crueldad mental, mostrando desprecio hacia
personas; dando nombres a las personas para rebajarlos, o asociarlos con algo
o alguien despreciado. Para ciertos animales, la crueldad es instintiva. Para
el mundo inconverso la crueldad es cosa común. Pero para el creyente, la
crueldad ha de ser cosa extraña: nunca el Espíritu de Dios le dirigirá en eso.
5)
Si la benignidad y bondad es fruto del Espíritu, tenemos
que cultivarlo, igual como cultivaríamos manzanas o melocotones o uvas. Cuando un hombre llevó una herramienta al
herrero para que hiciera una reparación, éste lo hizo, pero no quiso
cobrar. El hombre insistía en pagar,
pero finalmente el herrero dijo:
"¡Oye, ¿no puedes dejar que un hombre haga algo de vez en cuando
para ensanchar su alma?!"
6)
Necesitamos desarrollar una relación con Dios para que el
Espíritu obre a través de nosotros, y necesitamos ejercer nuestras almas
en la benignidad.
La benignidad y
bondad, pues, no son cosa de temperamento.
Se trata del fruto del Espíritu.
No puedes decir simplemente: «Eso no es mi estilo". Cierto que lo puedes confesar si es verdad,
pero entonces necesitas arrepentirte de esta actitud, y dejar que el Señor obre
en ti. Examinémonos, a ver si estamos desarrollando la bondad en nuestras
vidas. Pero no intentemos desarrollarla por nuestros propios esfuerzos. Si
vemos que no está, tomémoslo como un aviso de que el Espíritu Santo no está
produciendo su debido fruto en nuestros corazones. Eso debe empujarnos a buscar
el rostro del Señor, y reclamar la obra del Espíritu en nosotros.
LA FIDELIDAD:
SÉPTIMO ASPECTO DEL FRUTO DEL
ESPÍRITU
“Mas
el fruto del Espíritu es.... fidelidad”
Gálatas
5:22
Mateo
24:42-51
En este
texto la palabra "fe" puede significar igualmente "fidelidad". No se trata aquí de la fe que salva, puesto
que es fruto del Espíritu. Se
trata de lo producido en la vida de un cristiano. También, se encuentra en una lista de
virtudes que expresan una vida cristiana: cómo vivir con otros en este
mundo. Por tanto, la traducción
"fidelidad", aquí, se justifica bien.
La traducción de '77 dice "fidelidad". La misma palabra pudiendo traducirse
"fe" o "fidelidad", se trata de juzgar por su contexto de
cuál se trata. En este contexto,
tomaremos la idea de "fidelidad".
El creyente debe ser fiel al Señor en todo aspecto de su vida por las
razones que vemos en Mateo 24:42-51 :
I.
Por no saber el tiempo del fin v. 42-44
1)
Es como saber que habrá un control de Sociedad, o de
Naturales, pero sin saber cuándo será: será una sorpresa. ¡TE PREPARAS!
2)
La venida del Señor está 2000 años más cercana ahora que
cuando se anunció primero. ¡Ojo con
gente que trata de predecir los tiempos! (Hch. 1:7-8) Es AHORA que cuenta para ser fieles.
3)
No puedes contar con ser más fiel más adelante.
4)
Aunque no sea la venida del Señor, hay:
i
tu muerte (No
sabes cuánto tiempo te queda para ser fiel.
Mi experiencia en el cementerio mirando las edades de la gente).
ii
el fin de la oportunidad de hacer lo que debes hacer
5)
No dejemos, pues de ser fieles AHORA.
II.
Por tener una responsabilidad v.45
1)
Se nos ha dado algo que hacer: hagámosla.
2)
En el deporte, todo depende de una fiel disciplina
física (Luis el entrenador me hablaba de
correr largas distancias "cross" para poder hacer otras actividades
bien) 1 Co. 9:24-27
3)
Es una responsabilidad personal (Jn. 21:22) ¿Qué a ti? tú,
sígueme.
i
Una cosa que desanima mucho es ver que otros no
son fieles: ("¡Pues no vale la pena
que yo sea fiel!" pensamos.)
ii
Lo que importa en nuestra relación con el Señor no
es la fidelidad de los demás, sino la nuestra.
Su llamada hacia mí es exclusiva y imperativa. Mi responsabilidad es cumplir el papel que Jl
ha elegido para mí.
4)
Mucho depende de nuestra fidelidad “puso... sobre su casa
para que les dé alimento a tiempo”
(Otros necesitan que seamos fieles).
i
El joven sargento a "Heartbreak Hill", una de
las peores batallas de la guerra de Corea.
Al disminuir las hostilidades, un grupo fue para recoger los heridos y
muertos. Encontraron a este sargento
moribundo. Sus manos estaban
paralizados. Lo que les asombró era que
el sargento tenia apretado entre sus dientes los dos puntos rotos del hilo de
telégrafo para poder mantener la comunicación.
En un momento en que cualquiera hubiera estado m<s preocupado por sus
propias heridas, a Él le interesaba sólo ver a que las comunicaciones vitales
siguieran para que su lado pudiera ganar.
Fue "fiel hasta la muerte".
ii
Creyentes que necesitan ser animados ¿Eres fiel hacia ellos?
iii Almas perdidas que
necesitan oír ¿Eres fieles hacia ellos?
iv Almas perdidas que
necesitan ver ¿Eres fiel en tu cristianismo vivido?
5)
Fieles en "pequeñas
cosas" Lucas 19:17. Historia de
una señora que rellenaba una caja para misioneros en India. Un niño vino a su puerta con un penique. La señora compró un folleto evangélico y lo
puso en la caja. Eventualmente el
folleto vino a las manos de un jefe en Burma, y Dios lo utilizó para que este
hombre ponga su fe en Cristo. Éste habló
de su conversión y su nuevo gozo a sus amigos.
Muchos creyeron y abandonaron sus ídolos. Se edificó una iglesia y al menos 1500
nativos fueron convertidos del paganismo.
Todo esto, y seguramente más, fue el resultado de un penique que una
niña dio fielmente al Señor con un corazón lleno de amor.
6)
"Caleb" (Nú. 14:24) significa
"perro". No parece ser un
cumplido, a menos que era para hacer
pensar en la fidelidad de un buen perro.
Se ha dicho que ningún perro jamás ha seguido a su amo con la fidelidad
con que Caleb siguió a su Dios cuando todos abandonaban.
III.
Por tener que dar cuentas al Señor v. 46-51
1)
Por haber una recompensa v.46-47
i
El Señor ve lo que hacemos, grande o pequeño.
ii
El Señor es justo y no deja de recompensar, en esta vida,
o en la próxima, la fidelidad de los suyos.
2)
Por haber un castigo v.48-51
i
Sí, a todos se nos pedirá cuentas.
ii
Todos tendremos que responder por nuestra vida. En 2 Co. 5:10, leemos: “Porque es necesario
que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea
malo”.
3)
¿Estamos pensando en nuestro futuro? Lo solemos hacer en el sentido económico, aun
en cuanto a nuestra salud. Pero, ¿estamos
pensando en el encuentro ante el Tribunal de Cristo? ¿Anhelamos oír la voz del Crucificado que nos
dice" "Bien, buen siervo y
fiel"?
¡Seamos fieles! No sabemos hasta
cuánto tiempo tenemos para serlo: hasta cuándo hemos de aguantar; hasta cuando
tenemos la oportunidad de servir al Señor.
¡Seamos fieles! Porque tenemos la
responsabilidad de serlo. El Señor está
contando con nosotros. ¡Seamos
fieles! Tendremos que dar cuentas al
Señor al final. Anhelemos la palabra del
Señor que dirá: "Bien, buen siervo
y fiel; has sido fiel en poca cosa, te confiaré mucho”.
LA MANSEDUMBRE:
OCTAVO ASPECTO DEL
FRUTO DEL ESPÍRITU
"Mas el fruto
del Espíritu es... MANSEDUMBRE"
Gá. 5:23
Mateo 11:25-30
"En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo:
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas
de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi
Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino
el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga."
Tenemos, a veces, una idea equivocada de
mansedumbre. Lo vemos como siendo una
señal de debilidad, cuando en verdad es una fuerza.
Larousse: Apacibilidad, benignidad. Se dice de un clima.
(Manso:
suave, apacible, domesticado)
Salvat: Apacible; animales que no son bravos;
cabestro, animal que en un rebaño guía a los demás.
Webster:
humildemente sumiso; demasiado blando, faltando espíritu (trad.)
Dicc. Etimológico: viene del latín
"mansuetus", part. de
"mansuescere". Significaba
"amansarse", "acostumbrarse a la mano o el poder del
dueño".
Griego: "praoteis" suavidad, humildad, cortesía, consideración. En otras palabras, ¡"un caballero"!
Parece
que el manso es una persona que está capaz de controlar sus reacciones a las circunstancias,
y especialmente a las personas adversas. Así se trata de una fuerza y no una
debilidad.
Tenemos
el ejemplo de la mansedumbre de Jesús (Mt. 11:29). Según Isaías 53:7, Jesús no dijo ni una
palabra mientras le clavaban en la cruz.
Un débil habría sido menos manso, gritando.
"Bienaventurados los mansos,
porque ellos recibirán la tierra por heredad". (Mt. 5:5).
I.
MANSEDUMBRE HACIA LAS
CIRCUNSTANCIAS
1)
"Si sólo las circunstancias
fueran mejores, o distintas, podría hacer más..."
2)
"No aguanto más"
3)
Moisés: 40 años en Madián
4)
Jesús no aceptó la cruz de una
manera pasiva: la miró con propósito, con decisión.
5)
Mansedumbre es dar gracias en toda
circunstancia 1 Ts. 5:18
II.
MANSEDUMBRE HACIA LOS HOMBRES
1)
Una mansedumbre fuerte, y no
débil. No se trata de la actitud que
dice: "¿Qué puedo hacer? Ellos
quieren..." Jesús no miró la cruz
así.
2)
Moisés: tuvo paciencia con su
pueblo.
3)
Aceptarlos tales como son.
4)
Someterse mutuamente (Ef. 5:21.)
III.
MANSEDUMBRE HACIA DIOS
1)
Mansedumbre que acepta; mansedumbre que obedece.
2)
Ejemplo de Moisés: Al principio resistió - la misión era contra
su voluntad - pero lo hizo con todas
sus fuerzas porque la misión venía de Dios.
3)
Jesús dijo: "No mi voluntad,
sino la tuya."
4)
Cuando Jesús miró hacia la cruz con
propósito, con decisión, se mostró manso, no sólo para con las circunstancias,
sino también hacia Dios.
¿Cómo
te ves, a ti mismo? ¿Quieres defenderte,
proteger tus intereses, atacar, hacerte valer?
¿Sabes ser manso? No se trata de
la mansedumbre de una víctima, sino de la mansedumbre de Jesús, Rey de reyes,
quien estaba decidido a hacer la voluntad de Dios.
LA TEMPLANZA:
NOVENO ASPECTO DEL FRUTO DEL ESPÍRITU
"Mas el
fruto del Espíritu es... templanza" (Gá. 5:22-23)
Lectura:
1 Co. 9:24-27
Proverbios
16:32 y 25:28
Definición: La palabra griega εγκράτεια, que viene
de κρατoς, o fuerza, significa "control de sí mismo".
Es el aspecto
del fruto del Espíritu con que tenemos más dificultad, porque implica la
disciplina. ¿A quién le gusta la
disciplina? En realidad,
"mansedumbre" y "templanza" tienen algo en común, puesto
que los dos exigen un control de sí mismo: mansedumbre, frente a Dios, las
circunstancias, y las personas; templanza, frente a sí mismo y sus deseos.
El fruto del
Espíritu es la respuesta a las obras de la carne que vemos en Gálatas
5:19-21. Incluidos en estas son:
borracheras, y orgías (v.21). Ahora, las
orgías no son lo que pensamos ahora. En
otras traducciones, se trata de "excesos de la mesa"; u orgías de
comer. Los romanos ricos, en sus
banquetes, comían todo lo que podían, y bebían todo lo que podían. A mí me parece algo desagradable, pero esto
es justamente el contrario exacto de la templanza. No es necesario, sin embargo, ir a tales extremos para no
practicar la templanza. Esto de escuchar
siempre sus ganas, y satisfacerlas, ya es contrario a la templanza. Por esto no está bien que un niño no pueda
esperar a la hora de comer para satisfacer su apetito. Si no recibe un control en la familia, tampoco
aprenderá a controlarse a sí mismo.
I.
La templanza es la respuesta del hombre a las exigencias
de Dios
(Hch. 24:25).
1)
La justicia de Dios
implica una cierta exigencia. El control
de sí es la respuesta necesaria a aquella exigencia: la disciplina que no hace
lo que yo quiero, sino lo que Dios quiere.
2)
La templanza reconoce
que la carne, el "yo", la tendencia natural, no actúa automáticamente
conforme a la voluntad y la justicia de Dios.
3)
El ejemplo de Pablo,
que trató duramente su cuerpo (1 Co. 9:27).
4)
Cuando tenemos el
deseo de complacer a la carne, de exagerar en la satisfacción de nuestros
gustos, o cuando nuestros gustos son contrarios a las normas establecidas en
las Escrituras, debemos reconocer que somos llamados a padecer junto con
Jesucristo, y no a complacer a todos nuestros deseos. Hasta podemos armarnos del pensamiento
de padecer en la carne (1 P. 4:1ss).
II.
La templanza es poner en práctica el conocimiento de Dios (1 P. 1:6).
1)
No basta el simple
conocimiento intelectual de la Palabra de Dios.
La templanza, es (ponerla en práctica! (Stg. 1:22). Sino, sería hipocresía.
2)
La templanza es el
amor en acción. "El amor es sufrido...
no busca lo suyo, no se irrita..." (1 Co. 13:4,5).
3)
La templanza es la
puesta en práctica de la libertad. En
algún artículo de Pan Diario, leemos: "Ser esclavo de sus propios
apetitos, es la peor esclavitud".
III.
La templanza es fruto del Espíritu (Gá. 5:22-23).
1)
Su importancia como
testimonio de la gracia de Dios.
(Historia de un pastor que pesaba más de 150 kilos, y predicaba contra
el uso de tabaco, de drogas, de alcohol.
Algunos jóvenes le dijeron que le harían caso si Dios le liberaba del
abuso de la comida.
2)
Es el resultado de
una comunión constante con Dios. De
"andar en el Espíritu, para no satisfacer los deseos de la carne".
¿Hasta qué punto te controlas? ¿Hasta qué punto controlas tus acciones y tus reacciones? ¿Sabes controlar lo que comes? Para que tú controles estas cosas, es necesario que Dios te controle a ti. Que él tenga señoría en tu vida.