MATEO 27:11-31
PILATO
Supongo
que las dos figuras más despreciadas en la historia bíblica son Judas y
Pilato. A Judas le se desprecia por
haber sido un discípulo de Jesús antes de traicionarlo. En cuanto a Pilato, solemos despreciarlo
porque se dejó llevar por las autoridades religiosas del judaísmo en vez de
insistir en un juicio justo. Tenía toda
la autoridad del imperio romano detrás de él, pero se dejó doblegar por las
autoridades locales, y despreció la justicia y los derechos del acusado.
Pero
no sólo Pilato fue llamado a hacer un juicio sobre Jesús. De ciertos modos, cada ser humano está
llamado a eso. Tú también tienes que
juzgar si Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, o si mereció morir en la cruz.
I. Como
Pilato, estás llamado a oír las pruebas (vv.12-14).
1.
Tienes muchas
pruebas ante ti, que tienes la responsabilidad de considerar con honradez.
a.
la creación
(Romanos 1:20).
b.
la revelación
bíblica (2 Timoteo 3:15-17)
c.
tu propia
consciencia
d.
los
argumentos lógicos que han sido presentados durante todos los siglos que
demuestran que Jesús sólo pudo ser el Hijo de Dios.
2.
Es tu
responsabilidad ante Dios considerar todas estas pruebas seriamente.
3.
Eres quien
debe escoger, no la suerte de Jesús, sino la suya. Porque en este caso es el juez que está en
cuestión, no el “acusado”. El que fue
acusado ante Pilato será el juez de Pilato, y también será el tuyo.
II. Cómo
Pilato, puedes querer evitar de oponerte a Jesús sin comprometerte con él (vv.15-21).
1.
Pilato
decidió servirse de una treta, para hacer que la gente misma decidiera liberar
a Jesús: pero no funcionó.
2.
Es posible
que tú intentas que otros decidan para ti lo que has de hacer con Jesús, pero
tampoco funcionará. Tendrás que decidir.
III. Como
Pilato, puedes hacer oído sordo a las advertencias que te hacen (v.19).
1.
La mujer de
Pilato le avisó en cuanto a Jesús, pero no la hizo caso.
2.
Muchas
personas, ante el juicio final, tendrán que reconocer que alguien les había
advertido.
3.
Muy a menudo
son las voces que menos queremos escuchar que son las más importantes.
4.
Si oyes una
advertencia, es mejor detenerte y considerar la posibilidad de que sea una
oportunidad que Dios te da de decidir correctamente.
5.
Has oído
muchas advertencias en tu vida sobre Jesús: algunas advertencias eran simplemente
supersticiosas; otras eran insinceras; pero todas eran advertencias: has tenido
que pensar, y decidir. Otros te han
advertido desde el perspectivo de conocer a Jesús.
IV. Como
Pilato, puedes seguir a la mayoría en contra de Jesús (vv.22-24).
1.
Seguramente
Pilato se sentía justificado en dejar que la mayoría aparente tuviera lo que
quisiera.
2.
Hoy en día se
suele creer que la opinión de la mayoría es lo más acertado.
a.
Si la mayoría
cree que una acción es correcta, entonces no puedes decir que es pecado.
b.
Si la mayoría
adopta una cierta teoría científica, no la puedes contradecir, aun si va en
contra de lo que dice la
Biblia.
c.
Si la mayoría
cree que un niño antes de nacer no es más que un objeto, de que puedes
disponer, que puedes matar, entonces tampoco puedes andar en contra.
3.
Seguir la
mayoría puede ser peligroso. Los
alemanes siguieron lo que pensaban era la mayoría en su nación, bajo los
nazis. En Ruanda muchos hutus se
juntaron a lo que consideraban era la mayoría de su pueblo para participar en
el masacre de miles de tutsis.
4.
Jesús
advirtió en Mateo 7, que el camino y la puerta que lleva a la destrucción es
ancha, y que la mayoría pasan por allí.
5.
Cuando tienes
la tentación de seguir lo que hacen otros, piensa en si lo haces porque es la
opinión de la mayoría, o porque es la cosa correcta que hacer.
6.
No esperes
que la mayoría deciden hoy en día a seguir a Jesús: tú, síguele aun si nadie
más lo quiera hacer. No hagas el mismo
error que Pilato.
V. Cómo
Pilato, tendrás que llevar tú solo la responsabilidad por tu decisión en cuanto
a Jesús (vv.25-31; Romanos 14:12).
1.
Fue Pilato
quien dictó su muerte, intentando echar la responsabilidad sobre el pueblo.
2.
El hecho de
“lavarse las manos” no le quitó la responsabilidad: él era el que tenía que
juzgar.
3.
Le condenó a
una muerte cruel y doloroso, haciéndolo azotar y después crucificar.
4.
Tú tampoco
puedes pretender la neutralidad. Si no
tomas a Jesús como Señor, tienes que estar de acuerdo con su condena como
mentiroso, rebelde, engañador. No hay
otro camino entre las dos posturas.
5.
Si No decides
aceptar a Jesús como Salvador y Señor, entonces eres enemigo suyo, y ante el
juicio final, responderás por su muerte en la cruz.
Así, pues,
como miembro de la raza humana por la cual Jesús murió, te encuentras ante una
decisión. ¿Qué harás tú con Jesús? Él no
te obligará a escoger de una manera u otra.
Pero tendrás que elegir. Y tu elección afectará no solamente tu vida
ahora, y las vidas de los de tu entorno, sino también tu eternidad. Elija bien.
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